Fundación Parroquia de San José, El Valle de Antón
Publicado 2002/10/26 23:00:00
- San José
Los católicos panameños no siempre encaramos las realidades financieras de nuestra Iglesia. Primero, la Iglesia necesita dinero para desarrollarse en un doble sentido, hacia adentro, en todo lo necesario para el culto, y hacia fuera, en la atención a los pobres y en el esfuerzo por promover los valores que humanizan las estructuras sociales.
Segundo, la Iglesia panameña no es rica. No ha poseído en el último siglo propiedades generadoras de ingreso. Tercero, las diócesis dependen en última instancia de las parroquias. Lo que colecta directamente la autoridad diocesana no le alcanza, ni le puede alcanzar para satisfacer las necesidades que tiene y, menos aún, para subvencionar a sus parroquias.
Todo ello significa que las parroquias han de ser en buena medida autosuficientes e incluso generosas con su diócesis. Y esto es particularmente difícil para las parroquias de barrios urbanos pobres como para las parroquias rurales de pequeños pueblos. Sin embargo, en este último caso hay situaciones que permiten levantar fondos para las necesidades por los menos de las Iglesias locales. En efecto, en muchos pueblos del interior vive, por una parte, la población oriunda del mismo pueblo, que por lo general vive en el ámbito de una economía de subsistencia y lo poco que puede contribuir es de enorme significación espiritual, pero no permite cubrir los gastos hacia adentro y hacia fuera de las parroquias; y por la otra, vive una población con nivel de vida mucho más holgado que tiene casa de fin de semana o de veraneo en dichos pueblos.
Lograr que esta segunda población contribuya a la Iglesia del lugar representa una oportunidad. Al mismo tiempo que ayuda a las parroquias rurales a resolver sus problemas financieros prácticos, introduce un factor de justicia social, tan necesario entre nosotros, donde la distribución económica es tan poco equitativa y donde la presencia de esta segunda categoría de población genera contrastes que a veces son escandalosos. Pero para aprovechar dicha oportunidad los curas párrocos tendrían que restarle mucho tiempo a sus principales labores pastorales
El Valle de Antón es uno de estos pueblos con los dos tipos de población. Allí desde mediados de 1999 ha surgido la Fundación Parroquia San José, El Valle de Antón, a través de la cual nueve síndicos laicos buscan benefactores entre la población pudiente para contribuir a aliviar las necesidades materiales de la Iglesia local y de las personas más necesitadas, sobre todo los niños, entre los 6,000 habitantes de El Valle. La clave del éxito que ha tenido la Fundación es el buen entendimiento entre los párrocos, primero Teobaldo Quirós y ahora Rafael Fernández, que han respetado la iniciativa de los laicos y cooperan con ellos, y los laicos que conciben su trabajo como un servicio a la parroquia y deciden sobre el destino de los fondos en acuerdo con el párroco y las Hermanas de María Auxiliadora que son las cooperadoras pastorales.
En tres años y medio de funcionamiento la Fundación ha recibido donaciones en efectivo, deducibles de la renta, por unos B/100.000, lo que le ha permitido crear un patrimonio de unos B/80.000, cuyos intereses aseguran que la Fundación pueda cumplir con los compromisos mensuales que ha asumido.
Con esos fondos la Fundación ha respondido a necesidades del párroco y de las hermanas y a actividades básicas de la parroquia, tales el mantenimiento y la reparación de la Iglesia, la publicación dominical de "Semilla", la adquisición de libros de catecismo y de Biblias, la promoción del coro y recientemente una misión en el Valle por 30 misioneros sobre los Diez Mandamientos, que además proporcionará información socioreligiosa básica para los propósitos de la pastoral.
La Fundación está permitiéndole al párroco ayudar directamente a familias en grave estado de pobreza. Está "becando", al cubrirles todos sus gastos escolares, a 141 estudiantes: 19 de preescolar, 60 de primaria, 60 de secundaria y 2 universitarias. Pagó el costo de materiales para construir un anfiteatro para la escuela de El Valle y una capilla en Capirita. Ha participado en la creación en la parroquia de un centro de cómputo básico y de un taller de costura, y ha ofrecido este año un seminario sobre nutrición. Tiene su propia biblioteca con más de 5,000 volúmenes, que proyecta convertir en un moderno centro de información.
Recoge ropa usada, pero en buenas condiciones, que las Hermanas distribuyen entre las familias más necesitadas Y desarrolla cada año un programa de entrega de juguetes para Navidad.
La Fundación se ha ganado una muy merecida reputación de seriedad por el manejo de sus fondos (ninguno de sus síndicos recibe remuneración alguna y se rinde un informe financiero detallado anual). Ello ha hecho que se convierta en vehículo para la distribución caritativa en el Valle y recientemente ha podido proporcionar material médico y medicinas al Centro de Salud de El Valle y distribuir lo mismo, a través de la diócesis de Coclé, a centros de salud y hospitales de la provincia.
La Fundación Parroquia San José, El Valle de Antón, ofrece un modelo digno de considerar en parroquias rurales de condiciones parecidas. Sin embargo, hay que destacar que el primer requisito es la iniciativa y la dedicación de una persona como Jean-Claude Augrain, francés, banquero jubilado, quien ha demostrado un sentido apostólico callado, práctico y sin egocentrismo. A quienes lo conocemos, Jean-Claude nos ha revelado una dimensión social, humanista y espiritual que nos inspira a imitarlo.
(ariyan@sinfo.net)
No obstante, aclaró que si se admite a las universidades privadas utilizar los las facilidades físicas y tecnológicas de los hospitales públicos, éstas deben pagar una justa compensación económica al centro hospitalario respectivo.
La funcionaria recomendó a la Universidad de Panamá, promover una reglamentación integral en torno al uso de las instalaciones hospitalarias oficiales, teniendo en cuenta a todos los sectores involucrados.
Aunque ambas universidades privadas han tenido acceso a las instalaciones hospitalarias del Ministerio de Salud para cumplir con las prácticas clínicas establecidas en sus respectivos planes de estudio, no deja de ser "importante" la experiencia que podrían adquirir los estudiantes en las instalaciones de la CSS.
Emperatriz de Quintero, decana de la Facultad de Medicina de la Columbus University, indicó que "la Columbus" tiene una cátedra de geriatría y de gerontología, y la única entidad que tiene estos servicios es la CSS. Por ello, agregó, les interesa acceder a esos servicios, para que sus estudiantes se fogueen allí. "El interés no es pelear espacios", aclaró.
Además, reconoce que la falta de acceso para los estudiantes a las instalaciones de la CSS está creando un vacío en su formación, porque se les está privando de la experiencia de atender poblaciones aseguradas, sobre todo a nivel primario, es decir, en los hospitales regionales.
Por su parte, Staff indicó que es importante que los futuros médicos se formen teniendo experiencias y conocimientos sobre las diferentes realidades de salud del país, y eso podría lograrse si también tienen acceso a la población panameña asegurada.
Tanto la Universidad Latina como la Columbus University han firmado "provechosos" convenios con el Ministerio de Salud (MINSA) y con los patronatos que regentan el Hospital Santo Tomás, el Hospital del Niño y el Hospital Nicolás Solano, lo que ha permitido las rotaciones clínicas de los estudiantes. También han podido utilizar algunos centros de salud del área metropolitana y San Miguelito.
Como parte de estos acuerdos, informaron Staff y Quintero, las universidades dan a los patronatos un aporte económico por cada estudiante y a la vez colaboraran con seminarios de actualización y mejoramiento académico de los médicos, enfermeras y profesionales afines que laboran en los hospitales.
Cada semestre el Patronato del Hospital Santo Tomás, por ejemplo, recibe B/. 150 por cada estudiante, lo que constituye una contribución importante si se toma en consideración que la Universidad Latina tiene unos 130 estudiantes en el nivel clínico, mientras que la Columbus University tiene aproximadamente 120.
Con satisfacción, Staff señaló que desde hace varios semestres la CSS ha seleccionado entre un 30% y un 40% de los egresados de la Universidad Latina para que realicen en sus instalaciones el internado que se exige como requisito previo para obtener la idoneidad.
A juicio de Staff, en esta relación, que ha sido productiva y de gran colaboración, el Seguro Social ha podido medir el trabajo y la calidad de la formación que reciben "nuestros egresados".
Por su parte, Quintero reconoció que la CSS también ha seleccionado a un número menor de sus egresados para el internado, no obstante, atribuyó esta situación a la necesidad de "recurso humano" que enfrenta la entidad de seguridad social, "porque ha sido objeto de muchas críticas por parte de la población que demanda servicios a tiempo y de calidad".
Con miras a buscar una solución a la distribución del estudiantado en todas las instalaciones hospitalarias del país, Carlos Staff recomendó definir cuáles son los hospitales con capacidad docente y cuál es la capacidad de recepción de estudiantes de cada uno de ellos y, sobre esa base, hacer una distribución equitativa de los espacios.
Esta distribución equitativa, agregó, debe estar contenida en un "plan nacional de rotación clínico-quirúrgica", que permita a todos los estudiantes pasar por las mismas experiencias, y acceder a una educación de calidad enmarcada en lo que el país demanda.
Asimismo sugirió que, como una forma de darle prioridad al estudiante de la UP, se les asignen los primeros espacios de las prácticas, pues esta facultad tiene un prestigio ganado que nadie puede poner en duda.
Por su parte, Emperatriz de Quintero considera que con organización y planificación puede hacerse un calendario de rotaciones clínicas, y se podrá comprobar que hay espacio para todos "y sobra", tal como lo han hecho la Columbus University y la Latina en las instalaciones del Ministerio de Salud.
En ese sentido, señaló que desde hace dos semestres, los estudiantes de ambas universidades realizan sus rotaciones en hospitales del MINSA y hasta ahora no se ha presentado "esa situación de desastres, que vislumbraba el decano Mendoza", quien aseguraba que los pacientes iban a estar muy demandados por los futuros médicos.
Ello es así, sostuvo, porque en los convenios se ha establecido que los preceptores clínicos, es decir, los funcionarios de la institución, no deben atender más de cinco estudiantes.
Para el decano de la Facultad de Medicina de la UP, Enrique Mendoza, un aspecto que no debe perderse de vista es que las universidades privadas son agentes económicos y, "desde una perspectiva ética, no deben lucrar con los bienes del Estado".
A su juicio, lo anterior es evidenciado en la reciente resolución N° 201-2756 de 25 de septiembre de 2002, dictada por la Dirección General de Ingresos y promulgada en la Gaceta Oficial, que elimina el privilegio que tenían las universidades privadas de no pagar el Impuesto a la Transferencia de Bienes Corporales Muebles.
Sobre este particular, Mendoza citó una noticia publicada en El Panamá América sobre este tema en la que se afirma que "fuentes del sector educativo consultados sobre la aplicación de esta medida explicaron que ésta obedece a que el Gobierno considera a la educación superior privada como un negocio bien lucrativo".
Sin embargo, para los voceros de las facultades de medicina particulares, éstas están llenando un vacío que existía en el país, pues vale recordar que previo a su creación, un número importante de jóvenes panameños que no alcanzaban un cupo para estudiar medicina y carreras afines en la Universidad de Panamá se iban al extranjero, lo que representa una gran fuga de divisas para el país.
Staff explicó que en el año de 1992 se realizó un estudio que determinó que anualmente once millones de dólares se escapaban del país, debido al alto número de jóvenes panameños que se iban a otros países a formarse en estas profesiones, no obstante, desconoce cómo ha cambiado esta situación en la actualidad.
Explicó que de no existir las nuevas facultades de medicina, quizás un tercio de los jóvenes que allí se forman, se hubiese ido a México, Costa Rica u otros países, mientras que los restantes no hubiesen podido continuar sus estudios y hubieran visto frustradas sus aspiraciones.
Segundo, la Iglesia panameña no es rica. No ha poseído en el último siglo propiedades generadoras de ingreso. Tercero, las diócesis dependen en última instancia de las parroquias. Lo que colecta directamente la autoridad diocesana no le alcanza, ni le puede alcanzar para satisfacer las necesidades que tiene y, menos aún, para subvencionar a sus parroquias.
Todo ello significa que las parroquias han de ser en buena medida autosuficientes e incluso generosas con su diócesis. Y esto es particularmente difícil para las parroquias de barrios urbanos pobres como para las parroquias rurales de pequeños pueblos. Sin embargo, en este último caso hay situaciones que permiten levantar fondos para las necesidades por los menos de las Iglesias locales. En efecto, en muchos pueblos del interior vive, por una parte, la población oriunda del mismo pueblo, que por lo general vive en el ámbito de una economía de subsistencia y lo poco que puede contribuir es de enorme significación espiritual, pero no permite cubrir los gastos hacia adentro y hacia fuera de las parroquias; y por la otra, vive una población con nivel de vida mucho más holgado que tiene casa de fin de semana o de veraneo en dichos pueblos.
Lograr que esta segunda población contribuya a la Iglesia del lugar representa una oportunidad. Al mismo tiempo que ayuda a las parroquias rurales a resolver sus problemas financieros prácticos, introduce un factor de justicia social, tan necesario entre nosotros, donde la distribución económica es tan poco equitativa y donde la presencia de esta segunda categoría de población genera contrastes que a veces son escandalosos. Pero para aprovechar dicha oportunidad los curas párrocos tendrían que restarle mucho tiempo a sus principales labores pastorales
El Valle de Antón es uno de estos pueblos con los dos tipos de población. Allí desde mediados de 1999 ha surgido la Fundación Parroquia San José, El Valle de Antón, a través de la cual nueve síndicos laicos buscan benefactores entre la población pudiente para contribuir a aliviar las necesidades materiales de la Iglesia local y de las personas más necesitadas, sobre todo los niños, entre los 6,000 habitantes de El Valle. La clave del éxito que ha tenido la Fundación es el buen entendimiento entre los párrocos, primero Teobaldo Quirós y ahora Rafael Fernández, que han respetado la iniciativa de los laicos y cooperan con ellos, y los laicos que conciben su trabajo como un servicio a la parroquia y deciden sobre el destino de los fondos en acuerdo con el párroco y las Hermanas de María Auxiliadora que son las cooperadoras pastorales.
En tres años y medio de funcionamiento la Fundación ha recibido donaciones en efectivo, deducibles de la renta, por unos B/100.000, lo que le ha permitido crear un patrimonio de unos B/80.000, cuyos intereses aseguran que la Fundación pueda cumplir con los compromisos mensuales que ha asumido.
Con esos fondos la Fundación ha respondido a necesidades del párroco y de las hermanas y a actividades básicas de la parroquia, tales el mantenimiento y la reparación de la Iglesia, la publicación dominical de "Semilla", la adquisición de libros de catecismo y de Biblias, la promoción del coro y recientemente una misión en el Valle por 30 misioneros sobre los Diez Mandamientos, que además proporcionará información socioreligiosa básica para los propósitos de la pastoral.
La Fundación está permitiéndole al párroco ayudar directamente a familias en grave estado de pobreza. Está "becando", al cubrirles todos sus gastos escolares, a 141 estudiantes: 19 de preescolar, 60 de primaria, 60 de secundaria y 2 universitarias. Pagó el costo de materiales para construir un anfiteatro para la escuela de El Valle y una capilla en Capirita. Ha participado en la creación en la parroquia de un centro de cómputo básico y de un taller de costura, y ha ofrecido este año un seminario sobre nutrición. Tiene su propia biblioteca con más de 5,000 volúmenes, que proyecta convertir en un moderno centro de información.
Recoge ropa usada, pero en buenas condiciones, que las Hermanas distribuyen entre las familias más necesitadas Y desarrolla cada año un programa de entrega de juguetes para Navidad.
La Fundación se ha ganado una muy merecida reputación de seriedad por el manejo de sus fondos (ninguno de sus síndicos recibe remuneración alguna y se rinde un informe financiero detallado anual). Ello ha hecho que se convierta en vehículo para la distribución caritativa en el Valle y recientemente ha podido proporcionar material médico y medicinas al Centro de Salud de El Valle y distribuir lo mismo, a través de la diócesis de Coclé, a centros de salud y hospitales de la provincia.
La Fundación Parroquia San José, El Valle de Antón, ofrece un modelo digno de considerar en parroquias rurales de condiciones parecidas. Sin embargo, hay que destacar que el primer requisito es la iniciativa y la dedicación de una persona como Jean-Claude Augrain, francés, banquero jubilado, quien ha demostrado un sentido apostólico callado, práctico y sin egocentrismo. A quienes lo conocemos, Jean-Claude nos ha revelado una dimensión social, humanista y espiritual que nos inspira a imitarlo.
(ariyan@sinfo.net)
No obstante, aclaró que si se admite a las universidades privadas utilizar los las facilidades físicas y tecnológicas de los hospitales públicos, éstas deben pagar una justa compensación económica al centro hospitalario respectivo.
La funcionaria recomendó a la Universidad de Panamá, promover una reglamentación integral en torno al uso de las instalaciones hospitalarias oficiales, teniendo en cuenta a todos los sectores involucrados.
Aunque ambas universidades privadas han tenido acceso a las instalaciones hospitalarias del Ministerio de Salud para cumplir con las prácticas clínicas establecidas en sus respectivos planes de estudio, no deja de ser "importante" la experiencia que podrían adquirir los estudiantes en las instalaciones de la CSS.
Emperatriz de Quintero, decana de la Facultad de Medicina de la Columbus University, indicó que "la Columbus" tiene una cátedra de geriatría y de gerontología, y la única entidad que tiene estos servicios es la CSS. Por ello, agregó, les interesa acceder a esos servicios, para que sus estudiantes se fogueen allí. "El interés no es pelear espacios", aclaró.
Además, reconoce que la falta de acceso para los estudiantes a las instalaciones de la CSS está creando un vacío en su formación, porque se les está privando de la experiencia de atender poblaciones aseguradas, sobre todo a nivel primario, es decir, en los hospitales regionales.
Por su parte, Staff indicó que es importante que los futuros médicos se formen teniendo experiencias y conocimientos sobre las diferentes realidades de salud del país, y eso podría lograrse si también tienen acceso a la población panameña asegurada.
Tanto la Universidad Latina como la Columbus University han firmado "provechosos" convenios con el Ministerio de Salud (MINSA) y con los patronatos que regentan el Hospital Santo Tomás, el Hospital del Niño y el Hospital Nicolás Solano, lo que ha permitido las rotaciones clínicas de los estudiantes. También han podido utilizar algunos centros de salud del área metropolitana y San Miguelito.
Como parte de estos acuerdos, informaron Staff y Quintero, las universidades dan a los patronatos un aporte económico por cada estudiante y a la vez colaboraran con seminarios de actualización y mejoramiento académico de los médicos, enfermeras y profesionales afines que laboran en los hospitales.
Cada semestre el Patronato del Hospital Santo Tomás, por ejemplo, recibe B/. 150 por cada estudiante, lo que constituye una contribución importante si se toma en consideración que la Universidad Latina tiene unos 130 estudiantes en el nivel clínico, mientras que la Columbus University tiene aproximadamente 120.
Con satisfacción, Staff señaló que desde hace varios semestres la CSS ha seleccionado entre un 30% y un 40% de los egresados de la Universidad Latina para que realicen en sus instalaciones el internado que se exige como requisito previo para obtener la idoneidad.
A juicio de Staff, en esta relación, que ha sido productiva y de gran colaboración, el Seguro Social ha podido medir el trabajo y la calidad de la formación que reciben "nuestros egresados".
Por su parte, Quintero reconoció que la CSS también ha seleccionado a un número menor de sus egresados para el internado, no obstante, atribuyó esta situación a la necesidad de "recurso humano" que enfrenta la entidad de seguridad social, "porque ha sido objeto de muchas críticas por parte de la población que demanda servicios a tiempo y de calidad".
Con miras a buscar una solución a la distribución del estudiantado en todas las instalaciones hospitalarias del país, Carlos Staff recomendó definir cuáles son los hospitales con capacidad docente y cuál es la capacidad de recepción de estudiantes de cada uno de ellos y, sobre esa base, hacer una distribución equitativa de los espacios.
Esta distribución equitativa, agregó, debe estar contenida en un "plan nacional de rotación clínico-quirúrgica", que permita a todos los estudiantes pasar por las mismas experiencias, y acceder a una educación de calidad enmarcada en lo que el país demanda.
Asimismo sugirió que, como una forma de darle prioridad al estudiante de la UP, se les asignen los primeros espacios de las prácticas, pues esta facultad tiene un prestigio ganado que nadie puede poner en duda.
Por su parte, Emperatriz de Quintero considera que con organización y planificación puede hacerse un calendario de rotaciones clínicas, y se podrá comprobar que hay espacio para todos "y sobra", tal como lo han hecho la Columbus University y la Latina en las instalaciones del Ministerio de Salud.
En ese sentido, señaló que desde hace dos semestres, los estudiantes de ambas universidades realizan sus rotaciones en hospitales del MINSA y hasta ahora no se ha presentado "esa situación de desastres, que vislumbraba el decano Mendoza", quien aseguraba que los pacientes iban a estar muy demandados por los futuros médicos.
Ello es así, sostuvo, porque en los convenios se ha establecido que los preceptores clínicos, es decir, los funcionarios de la institución, no deben atender más de cinco estudiantes.
Para el decano de la Facultad de Medicina de la UP, Enrique Mendoza, un aspecto que no debe perderse de vista es que las universidades privadas son agentes económicos y, "desde una perspectiva ética, no deben lucrar con los bienes del Estado".
A su juicio, lo anterior es evidenciado en la reciente resolución N° 201-2756 de 25 de septiembre de 2002, dictada por la Dirección General de Ingresos y promulgada en la Gaceta Oficial, que elimina el privilegio que tenían las universidades privadas de no pagar el Impuesto a la Transferencia de Bienes Corporales Muebles.
Sobre este particular, Mendoza citó una noticia publicada en El Panamá América sobre este tema en la que se afirma que "fuentes del sector educativo consultados sobre la aplicación de esta medida explicaron que ésta obedece a que el Gobierno considera a la educación superior privada como un negocio bien lucrativo".
Sin embargo, para los voceros de las facultades de medicina particulares, éstas están llenando un vacío que existía en el país, pues vale recordar que previo a su creación, un número importante de jóvenes panameños que no alcanzaban un cupo para estudiar medicina y carreras afines en la Universidad de Panamá se iban al extranjero, lo que representa una gran fuga de divisas para el país.
Staff explicó que en el año de 1992 se realizó un estudio que determinó que anualmente once millones de dólares se escapaban del país, debido al alto número de jóvenes panameños que se iban a otros países a formarse en estas profesiones, no obstante, desconoce cómo ha cambiado esta situación en la actualidad.
Explicó que de no existir las nuevas facultades de medicina, quizás un tercio de los jóvenes que allí se forman, se hubiese ido a México, Costa Rica u otros países, mientras que los restantes no hubiesen podido continuar sus estudios y hubieran visto frustradas sus aspiraciones.
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