Harmodio Arias y la Universidad de Panamá
Publicado 2001/04/05 23:00:00
- Alex GarcÃÂa
Sesenta y seis años después que Harmodio Arias Madrid fundara la Universidad de Panamá, por primera vez la institución honra su memoria públicamente, bautizando con su nombre las instalaciones de la antigua Escuela de Curundú.
Estoy convencida que Harmodio Arias Madrid fue uno de los gobernantes nacionales que más creyó en la educación y la cultura como dispositivos disparadores del progreso y desarrollo humanos y, por ende, de la nación. El siempre se ponía como ejemplo de lo que se podía lograr gracias al estudio. Por esta razón, la fundación de la Universidad Nacional, en mayo de 1935 y su inauguración en octubre de aquel año, no fueron hechos casuales dentro de la agenda de su gobierno. Si bien al inicio de su mandato, en octubre de 1932, hubiese sido disparatado acometer la creación de un centro de estudios superiores, dada la crisis fiscal y la penuria del Tesoro, lo cierto es que la historia nos demuestra que en cuanto la economía mostró los primeros síntomas de recuperación, lo primero que hizo el Presidente fue fundar la Universidad Nacional.
Además de ello, su administración fue una de las más prolíficas en el campo de la educación, como lo colige la fundación del Instituto Pedagógico, apenas siete meses después de su ascenso, el 29 de mayo de 1933. El propósito de este Instituto era formar profesores de segunda enseñanza en idiomas, ciencias físicas y naturales, ciencias económicas y sociales, matemáticas, historia y geografía. Como bien señaló José Pezet, este Instituto fue el antecedente más directo de la Universidad Nacional, pues allí pudo sondear el gobierno el "amor al estudio" y las "aspiraciones de saber" de "nuestro elemento estudiantil".
Dos años más tarde, en marzo de 1935, se fundó el Centro de Estudios Pedagógicos e Hispanoamericanos con el fin de crear "una escuela capaz de concentrar en ella las miradas culturales del continente en la aspiración de encontrar en las aulas una nueva vía que hiciera más efectiva la amistad y la unión de nuestros pueblos", como aspiraba el Libertador Simón Bolívar. Otras decisiones adoptadas por Harmodio Arias Madrid hablan también a las claras de su amor por el estudio y de su ilimitado anhelo de cultivar al pueblo panameño. Entre ellas, se destacan el reconocimiento oficial de la Escuela Libre de Derecho y la fundación de la Universidad Popular de Acción Comunal.
Como toda medida trascendental para la nación, encaminada a cambiar para siempre el perfil de la República, la fundación de la Universidad Nacional no fue comprendida por muchos, en su momento. Harmodio Arias fue duramente criticado, mientras que un grupo de intelectuales abogaba por una solución más cónsona con la realidad económica imperante en el país. Esa solución era la creación de cursos preuniversitarios como los que se dictaban en el Junior College, que les permitiera a los jóvenes panameños el ingreso a las universidades estadounidenses.
Para Harmodio Arias Madrid esta propuesta era a todas luces inaceptable por elitista y sectaria, destinada a favorecer únicamente a aquellos estudiantes que podían sufragar sus estudios universitarios en el extranjero. La Universidad que él concibió era un centro popular destinado a los estudiantes que trabajaban durante el día, con un elevado nivel académico, que llenara el vacío educativo entre el pueblo trabajador. Era una institución concebida para reducir las diferencias sociales y económicas entre la población y no para ahondarlas. Era una institución destinada a afirmar lo nacional, en medio de lo que Baltasar Isaza Calderón definió por aquellos días como el "coloniaje intelectual".
Finalmente, triunfó el modelo propuesto por el Presidente. Cuando el 7 de octubre de 1935 la Universidad de Panamá comenzó a funcionar, estuvo apadrinada por las Universidades de Salamanca y San Marcos de Lima. La matrícula inicial fue de 175 estudiantes que realizaban estudios nocturnos. Su primer catedrático fue el Dr. Víctor M. Maúrtua, quien dictó una serie de conferencias sobre derecho Internacional. Entre sus profesores se contaban Jeptha B. Duncan, José Dolores Moscote, Manuel F. Zárate, Publio A. Vásquez, Francisco Céspedes, Antonio J. Sucre, así como un grupo selecto de pedagogos extranjeros. Su primer rector fue Octavio Méndez Pereira, quien inicialmente había defendido el modelo de cursos preuniversitarios dictados en Panamá como paso previo al ingreso a las universidades norteamericanas.
Creo sinceramente, y ya lo he señalado con anterioridad, que de sus muchos logros y realizaciones fue la creación de la Universidad Nacional, el que más llenaba de satisfacción a Harmodio Arias. Ya retirado de la vida pública y el frente de El Panamá América nunca perdió de vista la evolución de este centro de estudios superiores. Desde las páginas de su periódico secundó las luchas reivindicatorias de los universitarios, desde la huelga de 1942. Fue uno de los primeros en abogar por la autonomía docente, administrativa y económica de la Universidad, como el único camino viable para sustraerla de lo que llamó "los vaivenes de la política partidista".
En 1956, la inauguración de los cursos diurnos de la Universidad, constituyó para el ex mandatario la ratificación de que aquel centro de estudios superiores, surgido dos décadas antes para instruir al pueblo trabajador, había alcanzado su plena madurez al interaccionarse con todo el cuerpo social panameño. Dos años más tarde, en ocasión de la Operación Soberanía, emprendida por los estudiantes universitarios, Harmodio Arias tuvo la certeza de que la Universidad estaba cumpliendo su función que no era, como bien señaló él mismo en su momento, la exclusiva obtención de un diploma. Por esta razón, el 7 de octubre de 1960 al cumplirse las bodas de plata de su creación, y pese a las cuestionamientos que despertaba la conducción de la Universidad, escribió en el editorial de El Panamá América: "pese a sus errores, tropiezos y dificultades el rendimiento que ofrece nuestra Universidad en este breve período de su vida, es notable".
Personalmente considero que la fundación de la Universidad Nacional constituye el suceso más trascendental de nuestra vida como nación. Incluso, más que la entrega del Canal, pues a nadie escapa que sin este centro de estudios superiores que forjó la consciencia crítica de sus egresados, jamás hubiera sido posible sentarse a negociar de igual a igual con los Estados Unidos y, mucho menos, estar hoy en día en capacidad de operar con eficiencia la vía interoceánica. En esto y en muchos otros aspectos Harmodio Arias fue un visionario.
Con una vigencia extraordinaria en su línea de pensamiento, en el discurso pronunciado el 7 de octubre de 1935, el Presidente manifestó:
"... es imposible en las intrincadísimas complejidades de la vida moderna, amparar la nacionalidad, provocar su desarrollo material y gozar en su fecunda amplitud si no existe la base de todas las bases que se llama CULTURA". Por ello concebía la Universidad que ese día inauguraba no como "una fábrica de profesionales egoístas", sino como "un núcleo de fuerzas espirituales en franca dirección social que contribuye a formar hombres justos, comprensivos y serenamente fuertes en las lides del pensamiento y del trabajo".
Si bien en lo que respecta a la fundación de la Universidad la figura de Harmodio Arias ha quedado opacada por la gigantesca proyección adquirida por Octavio Méndez Pereira, lo cierto es que él mismo reconoció que: "al gobierno del Dr. Harmodio Arias ha de quedarle la satisfacción y la gloria legítima, pues, de haber iniciado entre nosotros la elevación del nivel de nuestra cultura nacional".
Seis décadas más tarde, el gobierno universitario presidido por su rector Julio Vallarino Rangel da los primeros pasos para que la ciudadanía, en general, y los universitarios, en particular, reconozcan a Harmodio Arias Madrid como el verdadero artífice de la Universidad de Panamá.
Estoy convencida que Harmodio Arias Madrid fue uno de los gobernantes nacionales que más creyó en la educación y la cultura como dispositivos disparadores del progreso y desarrollo humanos y, por ende, de la nación. El siempre se ponía como ejemplo de lo que se podía lograr gracias al estudio. Por esta razón, la fundación de la Universidad Nacional, en mayo de 1935 y su inauguración en octubre de aquel año, no fueron hechos casuales dentro de la agenda de su gobierno. Si bien al inicio de su mandato, en octubre de 1932, hubiese sido disparatado acometer la creación de un centro de estudios superiores, dada la crisis fiscal y la penuria del Tesoro, lo cierto es que la historia nos demuestra que en cuanto la economía mostró los primeros síntomas de recuperación, lo primero que hizo el Presidente fue fundar la Universidad Nacional.
Además de ello, su administración fue una de las más prolíficas en el campo de la educación, como lo colige la fundación del Instituto Pedagógico, apenas siete meses después de su ascenso, el 29 de mayo de 1933. El propósito de este Instituto era formar profesores de segunda enseñanza en idiomas, ciencias físicas y naturales, ciencias económicas y sociales, matemáticas, historia y geografía. Como bien señaló José Pezet, este Instituto fue el antecedente más directo de la Universidad Nacional, pues allí pudo sondear el gobierno el "amor al estudio" y las "aspiraciones de saber" de "nuestro elemento estudiantil".
Dos años más tarde, en marzo de 1935, se fundó el Centro de Estudios Pedagógicos e Hispanoamericanos con el fin de crear "una escuela capaz de concentrar en ella las miradas culturales del continente en la aspiración de encontrar en las aulas una nueva vía que hiciera más efectiva la amistad y la unión de nuestros pueblos", como aspiraba el Libertador Simón Bolívar. Otras decisiones adoptadas por Harmodio Arias Madrid hablan también a las claras de su amor por el estudio y de su ilimitado anhelo de cultivar al pueblo panameño. Entre ellas, se destacan el reconocimiento oficial de la Escuela Libre de Derecho y la fundación de la Universidad Popular de Acción Comunal.
Como toda medida trascendental para la nación, encaminada a cambiar para siempre el perfil de la República, la fundación de la Universidad Nacional no fue comprendida por muchos, en su momento. Harmodio Arias fue duramente criticado, mientras que un grupo de intelectuales abogaba por una solución más cónsona con la realidad económica imperante en el país. Esa solución era la creación de cursos preuniversitarios como los que se dictaban en el Junior College, que les permitiera a los jóvenes panameños el ingreso a las universidades estadounidenses.
Para Harmodio Arias Madrid esta propuesta era a todas luces inaceptable por elitista y sectaria, destinada a favorecer únicamente a aquellos estudiantes que podían sufragar sus estudios universitarios en el extranjero. La Universidad que él concibió era un centro popular destinado a los estudiantes que trabajaban durante el día, con un elevado nivel académico, que llenara el vacío educativo entre el pueblo trabajador. Era una institución concebida para reducir las diferencias sociales y económicas entre la población y no para ahondarlas. Era una institución destinada a afirmar lo nacional, en medio de lo que Baltasar Isaza Calderón definió por aquellos días como el "coloniaje intelectual".
Finalmente, triunfó el modelo propuesto por el Presidente. Cuando el 7 de octubre de 1935 la Universidad de Panamá comenzó a funcionar, estuvo apadrinada por las Universidades de Salamanca y San Marcos de Lima. La matrícula inicial fue de 175 estudiantes que realizaban estudios nocturnos. Su primer catedrático fue el Dr. Víctor M. Maúrtua, quien dictó una serie de conferencias sobre derecho Internacional. Entre sus profesores se contaban Jeptha B. Duncan, José Dolores Moscote, Manuel F. Zárate, Publio A. Vásquez, Francisco Céspedes, Antonio J. Sucre, así como un grupo selecto de pedagogos extranjeros. Su primer rector fue Octavio Méndez Pereira, quien inicialmente había defendido el modelo de cursos preuniversitarios dictados en Panamá como paso previo al ingreso a las universidades norteamericanas.
Creo sinceramente, y ya lo he señalado con anterioridad, que de sus muchos logros y realizaciones fue la creación de la Universidad Nacional, el que más llenaba de satisfacción a Harmodio Arias. Ya retirado de la vida pública y el frente de El Panamá América nunca perdió de vista la evolución de este centro de estudios superiores. Desde las páginas de su periódico secundó las luchas reivindicatorias de los universitarios, desde la huelga de 1942. Fue uno de los primeros en abogar por la autonomía docente, administrativa y económica de la Universidad, como el único camino viable para sustraerla de lo que llamó "los vaivenes de la política partidista".
En 1956, la inauguración de los cursos diurnos de la Universidad, constituyó para el ex mandatario la ratificación de que aquel centro de estudios superiores, surgido dos décadas antes para instruir al pueblo trabajador, había alcanzado su plena madurez al interaccionarse con todo el cuerpo social panameño. Dos años más tarde, en ocasión de la Operación Soberanía, emprendida por los estudiantes universitarios, Harmodio Arias tuvo la certeza de que la Universidad estaba cumpliendo su función que no era, como bien señaló él mismo en su momento, la exclusiva obtención de un diploma. Por esta razón, el 7 de octubre de 1960 al cumplirse las bodas de plata de su creación, y pese a las cuestionamientos que despertaba la conducción de la Universidad, escribió en el editorial de El Panamá América: "pese a sus errores, tropiezos y dificultades el rendimiento que ofrece nuestra Universidad en este breve período de su vida, es notable".
Personalmente considero que la fundación de la Universidad Nacional constituye el suceso más trascendental de nuestra vida como nación. Incluso, más que la entrega del Canal, pues a nadie escapa que sin este centro de estudios superiores que forjó la consciencia crítica de sus egresados, jamás hubiera sido posible sentarse a negociar de igual a igual con los Estados Unidos y, mucho menos, estar hoy en día en capacidad de operar con eficiencia la vía interoceánica. En esto y en muchos otros aspectos Harmodio Arias fue un visionario.
Con una vigencia extraordinaria en su línea de pensamiento, en el discurso pronunciado el 7 de octubre de 1935, el Presidente manifestó:
"... es imposible en las intrincadísimas complejidades de la vida moderna, amparar la nacionalidad, provocar su desarrollo material y gozar en su fecunda amplitud si no existe la base de todas las bases que se llama CULTURA". Por ello concebía la Universidad que ese día inauguraba no como "una fábrica de profesionales egoístas", sino como "un núcleo de fuerzas espirituales en franca dirección social que contribuye a formar hombres justos, comprensivos y serenamente fuertes en las lides del pensamiento y del trabajo".
Si bien en lo que respecta a la fundación de la Universidad la figura de Harmodio Arias ha quedado opacada por la gigantesca proyección adquirida por Octavio Méndez Pereira, lo cierto es que él mismo reconoció que: "al gobierno del Dr. Harmodio Arias ha de quedarle la satisfacción y la gloria legítima, pues, de haber iniciado entre nosotros la elevación del nivel de nuestra cultura nacional".
Seis décadas más tarde, el gobierno universitario presidido por su rector Julio Vallarino Rangel da los primeros pasos para que la ciudadanía, en general, y los universitarios, en particular, reconozcan a Harmodio Arias Madrid como el verdadero artífice de la Universidad de Panamá.
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