Hay niños brillantes a quienes les puede ir mal en la escuela
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Rita Quintero de Endico-ZenónMuchos se preguntan por qué los resultados de las pruebas psicológicas que usan las escuelas no coinciden con la inteligencia que pueda ...
Rita Quintero de Endico-ZenónMuchos se preguntan por qué los resultados de las pruebas psicológicas que usan las escuelas no coinciden con la inteligencia que pueda ...

Rita Quintero de Endico-Zenón
Muchos se preguntan por qué los resultados de las pruebas psicológicas que usan las escuelas no coinciden con la inteligencia que pueda tener el niño. Pruebas como el WISC, ENI, Cumanes y Luria DNI miden la producción cognitiva: el lenguaje, la atención, el coeficiente intelectual; algunas miden incluso el desarrollo motor. Estas pruebas aportan información importante para seguir indagando, ya que para pronosticar el éxito escolar es necesario evaluar, además, las capacidades neuropsicológicas que están en la base de los procesos cognitivos escolares.
La educación, que ha sido influenciada por la corriente cognitiva en los últimos 50 años, ahora cuenta con los aportes de las neurociencias que traen información sobre el aprendizaje escolar, basándose en el funcionamiento del cerebro infantil.
La neuropsicología estudia las relaciones entre cerebro - conducta - medioambiente en situaciones patológicas (Ortiz Alonso, 1997); mientras que la neuropsicología educativa, más especializada, estudia el cerebro en desarrollo y los cambios que se producen en su actividad mental. Tratando el funcionamiento y la disfunción, sin ser patológica (Battro, 2005) y aportando metodologías para rehabilitar las capacidades deficientes, necesarias para la escolaridad.
Cualquier retraso en el desarrollo del niño suele ser indicador de dificultades posteriores en la escuela.
Durante la etapa clave del suelo, con giros, arrastre, gateo, el bebé desarrolla la motricidad gruesa y el sistema vestibular o equilibrio, imprescindibles para la percepción del espacio. El niño desarrolla sus coordenadas propias: espacial y temporal, necesarias posteriormente para reconocer derecha e izquierda, colocar el papel correctamente en el pupitre, así como colocar los números en la posición correcta para poder realizar operaciones matemáticas con éxito.
También durante esta etapa, el patrón cruzado, que debe automatizarse con el gateo, ayuda a sincronizar la audición y visión, necesarias para relacionar la letra con el sonido, en el futuro aprendizaje de la lectura.
Estas actividades de la pequeña infancia ayudan a estimular el cerebro y sirven de canales que le llevan la información. Si las capacidades vestibulares y motoras no se desarrollan correctamente, se producirán distorsiones en la percepción de capacidades espaciales, temporales, visuales, auditivas. Si la distorsión es severa, dificultará la interpretación de las letras (dislexia) o de los números (discalculia); si es ligera, afectará el procesamiento de la información, los niños son más lentos en la escuela, se cansan y rinden menos.
Distorsiones pequeñas en la audición afectan el lenguaje, la lecto-escritura u otros, como las matemáticas: el niño tendrá dificultades en comprender el texto (dictado o leído) que plantea el problema. La atención también se verá afectada si hay distorsiones auditivas pequeñas: le costará escuchar, se cansa y se desconecta.
La evaluación tanto motora, como vestibular, visual, auditiva, debe ser cada vez más precisa. En la audición, por ejemplo, las audiometrías de 7 o menos frecuencias miden la cantidad auditiva para detectar pérdida, baja audición o sordera. Pero es necesario evaluar también la calidad, con audiometrías de 11 frecuencias (ver método Berard). Perfiles auditivos entre 0 y 20 decibeles, que son diagnosticados como "buena audición", pueden presentar distorsiones auditivas.
Estas capacidades, funcionales o disfuncionales, son la base para la construcción de los futuros procesos cognitivos escolares como la atención, la lectura, escritura, matemáticas y otros.
Para escribir es necesario una preparación motora fina, gruesa, vestibular y sensorial. Cuando las dificultades de escritura se trabajan solo con la repetición de la misma, se trata solo el síntoma; si se trabaja la motricidad fina, sin considerar la gruesa, la integración sensorial (incluyendo óptima calidad visual y auditiva) ni la inhibición de algunos reflejos primitivos implicados (Goddard, 2015), pueden aparecer dificultades en actividades posteriores, como redacción de textos o comprensión de los contenidos de textos más complejos en la secundaria. La reorganización neuropsicológica profundiza en las causas-neuropsicológicas y aporta programas de intervención prácticos.
Desde esta perspectiva, el IQ no representa un resultado estático, para toda la vida, ya que depende de otras capacidades neuropsicológicas; sus disfunciones pueden también causar baja motivación, baja autoestima, así como problemas emocionales y relacionales.
Sin dejar de mencionar la importancia de mantenerse actualizados, ya que las investigaciones son constantes en esta disciplina, y existe confusión en la terminología (a todo se le agrega "neuro", quizá con justa razón, ya que todos los procesos cognitivos relacionan al cerebro).
La Fundación Eficiencia Intelectual (www.fundefi.com) organiza capacitación, con un equipo de expertos internacionales, dirigida a directivos de la educación, pedagogos, psicólogos escolares y profesionales afines.
Máster Neuropsicología Educativa. Directora – Fundación Eficiencia Intelectual
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