Hoteles ecológicos

Jaime Figueroa Navarro junto a Michaela Reitterer, propietaria del Boutique Hotel Stadthalle, en Viena.

El concepto de hoteles ecológicos, autosostenibles, dotados de paneles eléctricos y otras fuentes limpias de energía sostenible, alimentos orgánicos y una serie de modalidades que le diferencian de las estancias tradicionales, comienzan a tomar auge en los países más civilizados, siendo su génesis en Europa.

Allí se hace más notoria la importancia del turismo sostenible que ha impactado el número de visitantes en búsqueda de hoteles que sean más amistosos con el ambiente. 

Afortunadamente, el resultado de esta demanda ha obligado a la industria a mejorar su oferta ecológica en un mundo cada vez más consciente del medioambiente.

Durante nuestra reciente estancia en Viena, posterior a un exhaustivo análisis de la oferta disponible, tomamos la iniciativa verde de hospedarnos en el Boutique Hotel Stadthalle para vivir la particular experiencia como huéspedes de una estancia con un balance de energía cero, que significa que produce toda la energía que necesita.

Con una envidiable tasa de ocupación que sobrepasa el 80%, el hotel no es solamente exitoso en su dinámico concepto, sino también en sus finanzas, cosa que le permite continuar invirtiendo en constantes mejoras y profunda pasión por el servicio a sus clientes, reflejado en cada uno de sus colaboradores, sus gestos, sonrisas y atenciones.

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La curiosidad por conocer quién estaba detrás de este simpático y exitoso emprendimiento me llevó a solicitar una reunión con Maria Leifer, gerente de Mercadeo y Ventas. Allí se encontraron el hambre y las ganas de comer, hasta que llegamos al punto que Maria me dijo que se encontraba presente el propietario de la estancia y que si me interesaba conocerle.

Ante tal panorama, me sentí tan burbujeante como cuando dos pastillas de Alka Seltzer hacen contacto con el agua.

Conocer, tratar, intimar con Michaela Reitterer, la guapa dueña de la estancia, transforma la vida.

Desde nuestro inicial firme estrechar de manos me di cuenta de que me encontraba frente a una persona apasionada, positiva, plena de felicidad.

Producto de padres hoteleros, absorbe la esencia del oficio desde muy temprano.

La innovación le llevó a transformar un hotel tradicional, que de seguro era suyo por herencia, hacia una genial metamorfosis que le ha hecho acreedora a múltiples premios a nivel internacional.

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Si ha logrado tantos hitos en el centro de una ciudad con clima templado y 4 estaciones, no puedo más que pensar en lo grandiosa que sería su introducción en nuestro país.

Así se lo hice saber, algo como un descabellado reto hacia un lejano destino tropical. Y vi en su rostro esa mirada de aquellos que han hecho cosas grandes a través de la historia.

Es precisamente la fórmula que necesita el turismo istmeño.

Al rascar su cerebro, visualicé el relamer de ese pensamiento muy dentro de sí, esperando que nuestra despedida en Viena haya sido un hasta luego y que pronto le sirva como anfitrión en Panamá para que le conozca a fondo y nos colabore con impulsar dinámicos emprendimientos verdes en la industria hotelera nacional.

Líder empresarial.