Comunicación
La información y la palabra escrita
... las que nos hace impredecible saber qué pasará en el futuro de la humanidad con estas armas construidas por el hombre que de ningún modo han reemplazado la atención de la escritura...
Comunicación
... las que nos hace impredecible saber qué pasará en el futuro de la humanidad con estas armas construidas por el hombre que de ningún modo han reemplazado la atención de la escritura...
El uso del idioma cobra fuerza en momentos donde la balanza se inclina en situaciones que tienen a muchos al borde con verdaderos desatinos en la forma de comunicar lo que se pretende. Foto: Archivo.
El uso del idioma cobra fuerza en momentos donde la balanza se inclina en situaciones que tienen a muchos al borde con verdaderos desatinos en la forma de comunicar lo que se pretende. Foto: Archivo.
A partir de Gutenberg, en el siglo XV, se revoluciona la forma de escribir; no obstante, desde el principio de la humanidad, los seres humanos ya nos comunicábamos de forma verbal. (La capacidad del lenguaje es un privilegio de nuestra especie), pero fue la imprenta la que, por medio de planchas metálicas rociadas de pigmentos, produce lo que se llama libro y que se puede replicar a cientos y miles de personas en el mundo.
Con la imprenta surgen las publicaciones masivas y un gran número de empresas dedicadas a imprimir palabras escritas en libros y revistas, además de los primeros periódicos y es, sin duda, el método más eficaz de divulgar contenidos que hemos tenido en la historia de la humanidad.
Desde el descubrimiento del libro, como forma de comunicar historias al igual que otras formas de expresión habladas o escritas, el mundo no ha parado de conocer nuevos países, nuevas maneras de pensar; en muchas ocasiones, podemos disentir con los escritores y tendremos nuestras propias conclusiones o, seguramente, no estemos de acuerdo o no nos agrade lo que se escribe, pero es innegable la forma tan rotunda que la palabra nos llegó a todos en distintas formas, formatos y lenguajes.
La palabra dicha en una canción, un verso, una décima, un anuncio, todas las palabras acumuladas que producen una frase o una oración, son las que nos hacen pensar y repensar en lo leído o escuchado.
La revolución digital que llega en el siglo XX, trae consigo los cambios más importantes que han tenido las redes de información, a través del almacenamiento de datos en grandes volúmenes, además, de las otras formas disponibles, como son los teléfonos portátiles, las que nos hace impredecible saber qué pasará en el futuro de la humanidad con estas armas construidas por el hombre que de ningún modo han reemplazado la atención de la escritura, al contrario, son herramientas de ayuda para este mundo cambiante que nos obliga a buscar información que muchas veces no es veraz ni creíble, pero nos hace, en alguna ocasión, seres dependientes de lo que se dice en la red, envolviéndonos en una maraña de incertidumbre cuando de noticias se trata.
Nos inundan el cerebro de información, no todo el tiempo buena ni cierta, ahora ni siquiera podemos creer que las imágenes son veraces por los fotomontajes que están a la orden del día.
La comunicación es abierta en todas sus formas y es este momento el mejor para afirmar que el uso de las palabras si es correcto edifica y enaltece y si no lo es horroriza.
El uso del idioma cobra fuerza en momentos donde la balanza se inclina en situaciones que tienen a muchos al borde con verdaderos desatinos en la forma de comunicar lo que se pretende.
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Nuevamente se contextualiza la lectura, esa que a lo largo de nuestra vida nos ha llevado a tener el libro como herramienta de saberes para entender mejor las frases que se dicen y a usar nuestro propio imaginario para producir las nuestras con coherencia, intentando decir las cosas sin asomo de malos entendidos, de manera clara y precisa, donde el uso de la palabra sea el correcto en el momento que la necesitemos.
Escritora.
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