La decisión de comprar
- Abilio Abel González López
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- (Comunicador social)
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- - Publicado: 08/1/2022 - 12:00 am
El dilema de todas las quincenas, es que muchos consumidores se encuentran frente a la interrogante de qué hacer para lograr estirar el salario y alcance para adquirir los productos alimenticios, así como otros de uso diario en el hogar.
Entre las principales recomendaciones proporcionadas por los expertos de educación al consumidor, están la de hacer una lista de los productos realmente necesarios, comparar precios, llevar una calculadora para ajustarse a lo presupuestado, aprovechar ofertas en determinado artículo, entre otras. Hemos observado, que casi todos estos consejos, son practicados por muchas personas que acuden a los supermercados y otros locales.
Sin embargo, hay algunos que se olvidan de la clave u opción al comprar, que es comparar precios. A pesar del esfuerzo que realiza la Acodeco de proporcionar información de los locales con mejores ofertas en productos y servicios, la decisión final de comparar y comprar es de los consumidores. De nada vale que se le informe al consumidor, que en determinado supermercado el costo de la canasta básica es más bajo, y que en el sector donde reside hay quien venda más barato, si se mantiene la cultura de poco me importa e insistir que los precios son los mismos. Se ha comprobado que, si hay variaciones de precios, e incluso en locales de una misma cadena.
Sencillamente, la decisión final de comprar más barato, no es de la Acodeco, sino del propio consumidor. Y aquí es necesario enfatizar que, en un libre mercado, el consumidor es el que tiene el poder. Los agentes económicos compiten para servirle y él es su razón de ser. El consumidor es el que decide a quién comprar y qué productos escoger.
El consumidor es el que tiene más poder. Los comerciantes dependen de las compras de los consumidores, porque de otro modo no podrían existir sus negocios. No puede haber comercio, sino hay quien compre. El poder de compra es tan grande, que cualquiera empresa vería afectada su estabilidad financiera si en un día todos los consumidores dejarán de adquirir determinado producto.
Y es aquí, donde la unión y organización de los consumidores es indispensable para frenar todas las especulaciones de precio que ocurran sin justificación alguna. Una organización sin fines políticos, sino meramente ciudadana, de consumidores con conciencia crítica y de reacción rápida frente a todas las prácticas que afecten sus intereses. Se requieren líderes sin caudillismo, que solo aspiren a lograr que los consumidores puedan hacerse sentir y respetar como los dueños del mercado, a través de su poder de compra.
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