La democracia panameña a partir de los ´90

El régimen democrático que inauguráramos sobre las cenizas del ejército nacional, tiene algunas características muy propias que lo distinguen del régimen democrático existente antes de 1968. Es obvio, que tanto las fuerzas que heredaron el legado político del golpe, como aquéllas que le sobrevivieron, en un entendimiento tácito de que las estructuras de 30 años atrás nos quedaban cortas, idearon un nuevo sistema, mucho más moderno, con mecanismos institucionales para su constante actualización y perfeccionamiento y con características que superan al régimen de partidos de la década del 60, del siglo pasado. Veamos algunas de estas características:
1. Ser político profesional de carrera: Para llegar a la Presidencia de la República, ya no van a ser suficientes ni los apellidos, ni los legados políticos, aunque no existe discriminación inversa, de tal suerte, que ninguno de los dos, está de más. Eso sí, todo político que aspire a la Presidencia, según las reglas nuevas, tiene que ser uno de carrera, cuyo giro de actividades más importantes esté dedicado a la vida política. Todos los presidentes y presidentas de la nueva era democrática cumplen con este postulado fundamental.
2. Por lo menos 10 años dedicados a obtener el objetivo político: Todos los políticos que han llegado a la Presidencia de la República a partir de la década del 90, tenían por lo menos 10 años trabajando arduamente para conseguir tal fin. Incluso, ello se puede afirmar del Dr. Ernesto Pérez Balladares, de quien, muchos amigos y adversarios, consideran que debió ser el candidato por antonomasia del PRD en las elecciones presidenciales de 1984.
3. Garantía de alternancia en el poder: Cuando por regla general, el sistema democrático se caracteriza por que haya plenas garantías para que pueda darse la alternancia en el poder, aún en la eventualidad de que ella no se dé; el sistema democrático que los panameños fundamos en los años 90 sí ha exigido que esta alternancia se dé.
4. Situación privilegiada de la Presidencia: A partir de la década del 90, todos los presidentes y presidentas de la República han tenido algo que decir sobre la sucesión presidencial. En otras palabras, el Presidente o Presidenta es casi el único ciudadano que se encuentra en una situación privilegiada, que le permite apreciar cuál debe ser el desenlace electoral que mejor convenga al país después de que él deje el poder, aceptando escrupulosamente, no obstante, el resultado de la voluntad popular expresada en las urnas.
5. Garantías plenas por parte del Tribunal Electoral (TE): Una vez restaurada la democracia, y, como consecuencia de un proceso que comenzó antes, tenemos un TE, realmente independiente, que ha sido y debe seguir siendo una garantía real de que la voluntad expresada en las urnas sea la legítimamente reconocida por las autoridades electorales, y la que tome posesión de los poderes del Estado. Nunca antes en la historia republicana habíamos tenido un TE tan independiente, cuya garantía fuese una pieza tan importante en el proceso democrático panameño.
Ahora bien, la mayoría de estas características del nuevo sistema político democrático panameño es producto de un pacto social no escrito, al que hemos asistido los panameños en una gran concertación nacional a lo largo de la experiencia democrática vivida durante estos años.
A excepción de las garantías que deba dar el Tribunal Electoral, los otros elementos son producto de nuestra decisión de diseñar nuestra democracia con este estilo particular.
"Sobre las vías que se dirigen hacia el puente, la señalización se hizo hace un año. Se colocó termoplástica, además de ojo de gato a toda la carretera desde el puente de Las Américas hasta Arraiján, pero se ha ido levantando porque la gente maneja sobre eso", explicó.
Para este año, la ATTT tiene programado señalizar la autopista Arraiján-La Chorrera, pues sólo tiene las líneas blancas del centro y faltan las amarillas pegadas a la isleta central y las blancas que se deben instalar en el hombro de afuera de cada uno de los dos paños.
Arturo González, director de Operaciones de la ATTT, manifestó que la institución necesita B/. 4 millones para completar las señalizaciones horizontales (líneas amarillas, blancas y ojos de gato) a nivel nacional y ese es uno de los motivos por los que se ha retrasado ese proceso.