Panamá
La huella imborrable de Ileana Gólcher
- Abdiel Zárate O.
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- Periodista y educador
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A finales de los años 80, mientras cursaba la licenciatura en Periodismo en la Universidad de Panamá, tuve el privilegio de recibir las enseñanzas de una docente excepcional: Ileana Gólcher. Su influencia ha sido tal que, después de 17 años sin escribir en un medio impreso, encuentro en su memoria el motivo más noble para retomar la palabra y rendirle este humilde homenaje.
A través de la materia Metodología de la Investigación, inculcó el rigor, el amor por la lectura de autores consagrados y la disciplina de escribir. Estas herramientas, que ella entregó con exigencia y cuidado, marcarían el rumbo de mi carrera años más tarde, especialmente cuando trabajé en la Unidad de Investigación del diario La Prensa en 1993.
Antes de ese hito, entre 1990 y 1991, trabajamos juntos en la sección Revista de este diario, junto a colegas y amigos entrañables como Herasto Reyes (q.e.p.d.), Daniel Domínguez, Juan Luis Batista, Aristides Cajar y Rodrigo Noriega.
Esa etapa fue un semillero de reportajes culturales, históricos y sociales. Desde entonces, comenzamos a forjar una alianza profesional que duró más de ocho años, dedicada a investigar con profundidad y publicar sin descanso en la recordada página "Trasfondo". Fue una época de intenso aprendizaje y crecimiento.
Más allá de las aulas y la redacción, Ileana se distinguía como defensora de los derechos humanos, la equidad de género y la educación. Enseñó también en la Universidad Tecnológica y en la Universidad Interamericana, donde la vida me dio nuevamente el honor de ser su alumno en la Maestría en Educación. Su pasión por formar periodistas con conciencia crítica y sentido social era su bandera.
Pero su historia va más allá de lo académico. Fue una mujer valerosa y valiente que enfrentó el cáncer con determinación admirable. No se rindió, porque sus hijos pequeños la necesitaban, y su fe se convirtió en su sostén. Se aferró a Dios con fuerza y superó la muerte, convirtiéndose en testimonio de vida, esperanza y resistencia. Un ejemplo más de que los milagros existen.
Recordarla es rendir homenaje a una educadora, periodista y escritora que sembró ideas, valores y humanidad en quienes tuvimos la fortuna de compartir el aula, la redacción y el camino profesional con ella. Su legado vive en cada palabra bien escrita, en cada investigación rigurosa y en cada periodista que trabaja con convicción, honestidad y ética.
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