La importancia de la educación en la infancia
- Dra. Mariana McPherson/opinion@epasa.com
Se ha probado que un millón de dólares bien invertidos en educación y aptitudes equivale a 10 millones de crecimiento económico, sin contar con la reducción de la inequidad.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) señala a la educación como un derecho humano fundamental y una herramienta decisiva para el desarrollo de las personas y las sociedades. De ahí que el cuarto de los objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas sea garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad.
La educación permite a los niños adquirir el conocimiento y las aptitudes que se requieren para llevar una vida saludable y asumir un papel activo en la toma de las decisiones que impactarán en su futuro y el de su entorno.
Se ha probado que un millón de dólares bien invertidos en educación y aptitudes equivale a 10 millones de crecimiento económico, sin contar con la reducción de la inequidad, la cual permite que más individuos puedan aprovechar las oportunidades que se presentan hoy para mejorar la calidad de vida individual y colectiva.
El reconocido investigador James Heckman ha analizado los resultados de experimentos a largo plazo de programas preescolares (Heckman, 2008). Este autor señala que “actuaciones de alta calidad sobre niños en su primera infancia fomentan sus capacidades, lo que permite atacar la desigualdad en su origen”.
Otro trabajo académico reciente de C. Felfe, N. Nollenberger y N. Rodríguez ‐ Planas (2012) muestra que las inversiones en la educación de los niños en centros de alta calidad de Educación Infantil tiene efectos positivos sobre el desarrollo cognitivo.
En general, las investigaciones sobre educación infantil concluyen lo siguiente: mejor educación = mejor futuro
A largo plazo, los jóvenes de 15 años que han recibido una educación infantil de calidad se desempeñan mejor en los exámenes PISA que aquellos que no lo hicieron, incluso después de tener en cuenta sus contextos socioeconómicos. Además, una mayor duración de la etapa de Educación Infantil también tiende a dar lugar a un mejor rendimiento posterior.
Se recuerda que las pruebas PISA evalúan aptitudes en lectura, ciencias y matemáticas.
Las mismas investigaciones señalan lo siguiente:
El impacto del docente en el niño y en el adolescente sigue siendo la variable más significativa del proceso de enseñanza – aprendizaje.
Muchas actitudes y valores aprendidos, consciente o inconscientemente, en el nivel anterior, impactan el rendimiento actual y futuro.
Los conocimientos y habilidades desarrolladas en los niveles anteriores son la base para los siguientes niveles.
Para mejorar el índice de desarrollo humano y asegurar un futuro exitoso es necesario mejorar la formación de los docentes, transformar los planes de estudio, aprender inglés, mejorar las infraestructuras y hacer más eficientes los procesos, en todo lo cual se está trabajando. No obstante, para que estas acciones tengan sentido, se requiere lo siguiente:
El joven debe recibir, desde el hogar, orientación sobre el valor de estudiar y aprender para forjarse un mejor futuro.
La familia y las personas cercanas al joven deben dar seguimiento a lo que éste aprende e interesarse abiertamente por su aprendizaje.
Es imprescindible el reconocimiento que se dé a modelos y acciones positivas.
Lo anterior estimula al joven a seguir aprendiendo, a que le guste aprender, a que desarrolle su potencial intelectual y creativo y a que cultive valores que le permitan formarse como un buen ser humano, un buen ciudadano y un buen profesional.
Si el joven ha aprendido a hacer el mayor esfuerzo por lograr un buen resultado desde la primera vez, no hay duda de que será exitoso, Independientemente de la ocupación que escoja. Por otro lado, el nivel formativo (acreditado) condiciona tanto las posibilidades de conseguir empleo como el nivel salarial al que se aspira y el mayor éxito en emprendimientos propios.
Estudiar aporta muchos efectos positivos. Existe una consistente correlación entre niveles elevados de educación y mejores condiciones de salud en los individuos. Los individuos con mayor nivel educativo presentan una menor proporción de obesidad que el nivel educativo inferior. Lo mismo sucede con fumadores. Ya conocemos del deterioro en la salud y de las múltiples enfermedades que son producto de las condiciones señaladas.
Además, a mayor nivel educativo, menor número de hijos, lo cual facilita una buena atención y educación de los descendientes. También ha sido probado que los hijos de las mujeres profesionales tienen mayor probabilidad de ser más productivos que los hijos de las no profesionales. Por si fuera poco, la longevidad está en función de la mayor educación por cuanto se cuida de la salud desde temprano. En los países desarrollados, la salud y el aprendizaje también son temas de los niños, por lo cual la alimentación y los hábitos de vida que se desarrollan se convierten en parte del ser.
Podemos concluir que el factor común en todo lo señalado, es la educación. En consecuencia, vale la pena estudiar desde temprano y atender la estimulación desde la primera infancia, con el fin de coadyuvar a un mejor futuro y calidad de vida de nuestros niños.
Catedrática de la Universidad Tecnológica de Panamá.
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