A la madre en su día
Aporte Comisión de Valores-Club Rotario de Panamá.
El Día de la Madre es una fiesta que se celebra en honor a las madres en todo el mundo, en diferentes fechas del año según el país (en los meses de febrero, marzo, mayo, octubre, diciembre, etc).
Las primeras celebraciones del Día de la Madre se remontan a la antigua Grecia, donde se le rendían honores a Rea, la madre de los dioses Zeus, Poseidón y Hades.
Los católicos transformaron estas celebraciones para honrar a la Virgen María, la madre de Jesús. En el santoral católico, el 8 de diciembre se celebra la fiesta de la Inmaculada Concepción, fecha que los católicos adoptaron para la celebración del Día de la Madre.
El presidente Woodrow Wilson declaró en el año 1914 el Día de la Madre como el segundo domingo de mayo en Estados Unidos. De allí, surge el Día Internacional de la Madre, el cual otros países lo adoptan como una celebración propia.
En Argentina y Brasil, el Día de la Madre se festeja el tercer domingo de octubre.
Indistintamente de cuál fecha sea la oficial en un país para celebrar el día de tan importante mujer, debemos honrar a la madre todos los días de nuestra vida. Y honrar no significa simples saludos y besitos. Es un día a día de atenciones, preocupaciones, apoyo, consejos, acompañamiento, protección, interés de sus gustos y comprensión en sus disgustos.
De ella, depende nuestra salud física, psíquica, mental, formación de carácter, liderazgo, estudios exitosos, autoestima y comportamiento en general.
Pero la labor de la madre no termina con nuestra adolescencia y madurez, es una conexión permanente que va más allá de todo límite posible, y que supera lo racional, sin importar si esta es o no biológica. Cada mujer que toma el reto de ser madre y de cuidar, alimentar, proteger y defender todos los días la vida de otra persona tiene en sus manos a los futuros hombres y mujeres de bien que serán nuestros futuros ciudadanos, gobernantes, empresarios y colaboradores.
La madre debe servir de guía, ejemplo y consejo oportuno a los hijos, sin importar su edad o estado civil. A su vez, los hijos deben ser modelos de familia integral, multiplicando buenas prácticas de valores morales, que permitan una existencia y convivencia basada en el respeto y el amor filial que nunca debe faltar.