La Madre Tierra, el cambio climático y la alimentación
- Juan Jované (opinion@epasa.com)
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En medio del desarrollo de la Cumbre del Clima que se desarrolla en París, en la cual se podría estar definiendo el futuro de la ...
En medio del desarrollo de la Cumbre del Clima que se desarrolla en París, en la cual se podría estar definiendo el futuro de la ...
En medio del desarrollo de la Cumbre del Clima que se desarrolla en París, en la cual se podría estar definiendo el futuro de la humanidad, resulta pertinente desarrollar una reflexión sobre los daños que actualmente viene sufriendo la Madre Tierra, así como sobre las perspectivas que todo esto implicaría en términos del futuro de la alimentación de los seres humanos.
Es útil partir señalando que ambos problemas son agudos, haciéndose necesaria una acción urgente sobre los mismos.
En el ámbito de la alimentación, de acuerdo con la FAO, 792.5 millones de seres humanos se encuentran actualmente en estado de desnutrición, a lo que se le puede agregar que a nivel mundial, de acuerdo con la Unicef, 165.0 millones de niños, es decir 26.0% del total, sufren de desnutrición crónica.
... UN AUMENTO DE UN GRADO CENTÍGRADO EN LA TEMPERATURA TERRESTRE POR SOBRE LO NORMAL PUEDE DISMINUIR LA PRODUCCIÓN DE TRIGO, ARROZ Y MAÍZ EN 10 POR CIENTO. EN EL CASO DE LA SOYA UN INCREMENTO SEMEJANTE SIGNIFICARÍA UNA CAÍDA DE LA PRODUCTIVIDAD DE 17 POR CIENTO.
Por lo que respecta a la Madre Tierra, la situación también resulta dramática. Esto es claro si tomamos como ejemplo los problemas relacionados con el calentamiento global. En efecto, el prominente y conocido climatólogo inglés Kevin Anderson, quien labora en el Tydall Center for Climate Change, calcula que para mantenernos dentro de lo que se conoce como el presupuesto de carbono, es decir, para evitar sobrepasar el límite de un incremento de 2 grados centígrados en la temperatura promedio del mundo en comparación con el periodo previo a la Revolución Industrial, haría falta reducir las emisiones anuales de carbón en alrededor del 3.0% en los países en vías de desarrollo y en 10.0% anual en los llamados "países ricos".
De acuerdo con James Hasen, del Earth Institute de la University of Columbus, el propio objetivo de poner como límite los 2 grados centígrados es insuficiente para evitar los efectos de retroalimentación que pondrían en peligro las condiciones de vidas alcanzadas en la época del Holoceno, por lo que, consecuentemente, propone una mayor reducción anual en las emisiones de carbón. Se trata, vale la pena añadir, de condiciones que difícilmente se lograrán en París, habida cuenta de los intereses que dominan la economía mundial y a la mayoría de los Gobiernos representados en la Cumbre.
El impacto del cambio climático sobre los problemas de la alimentación se pueden resumir en una sola palabra: catastróficos. Es así, para dar un primer ejemplo, que de acuerdo a datos de Lester R Brown, presidente del Earth Policy Institute, un aumento de un grado centígrado en la temperatura terrestre por sobre lo normal puede disminuir la productividad de la producción de trigo, arroz y maíz en 10 por ciento. En el caso de la soya, un incremento semejante significaría una caída de la productividad de 17 por ciento. Por su parte, un reciente documento del International Food Institute, titulado Global Nutrition Reprort 2015, concluye que los modelos de predicción señalan que el cambio climático puede llevar, hacia el año 2050, a un incremento real, es decir más allá de la inflación, de los precios de hasta el 25.0% en el caso de muchos productos importantes, tales como el trigo, el arroz, el maíz y la soya. En este estudio se insiste, además, en los impactos negativos que sobre la salud tendrían estas tendencias. Esto último queda claro si se tiene en cuenta que se puede concluir que el cambio climático es capaz de elevar la desnutrición infantil (insuficiencia ponderal) entre un 30 y un 50% hacia el año 2050, principalmente debido a la reducción de los cultivos en comparación con un escenario en que no se diera el cambio climático.
Se trata, desde luego, de una situación en la que los más afectados serían los más vulnerables, por lo que, tal como lo ha destacado el papa Francisco, se trata de una realidad en el que el grito de la Madre Tierra se une al grito de los pobres. En otras palabras, ocurre que el actual sistema, basado exclusivamente en la búsqueda creciente e incesante de ganancias, le ha estado robando a la Madre Tierra su capacidad de nutrir a sus hijos, es decir, de su facultad de mantener la vida generación tras generación. Nos encontramos, vale la pena volver a insistir, en un punto crítico de la humanidad. Si no logramos superar la actual civilización centrada en el individualismo extremo del mercado, la humanidad tal como la conocemos ahora simplemente desaparecerá. Esto nos pone ante la inminente necesidad de una acción transformadora, la dirección de la acción es, entonces, clara: cambiemos el sistema para evitar el cambio del clima y sus efectos.
Economista

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