CAMPAÑA HACIA EL 2014.
La psicología y la propaganda política
La psicología es una ciencia susceptible de aplicar en casi todas las actividades de la vida. Es el estudio de nuestro modo de ser, de
La psicología es una ciencia susceptible de aplicar en casi todas las actividades de la vida. Es el estudio de nuestro modo de ser, de nuestra conducta. Cada individuo tiene su psicología personal. Todo lo que hacemos, sentimos, pensamos cae dentro de la psicología. La psicología no se limita al hombre como individuo, sino que también se interesa en él como ser social. Toda actividad humana, individual o de grupos puede analizarse e interpretarse psicológicamente. Famosos psicólogos sostienen que la Psicología, como ciencia de la conducta humana, estudia científicamente al hombre, no importa dónde esté y lo que haga.
La psicología aplica, también, en la política: intensas campañas y procesos de propaganda política para la elección democrática de los más elevados cargos representativos y directivos están constantemente en curso en nuestro continente. ¡En Panamá, la propaganda de la campaña política de 2014, ya empezó! De conformidad con el pensamiento liberal humanista moderno, los gobiernos han de estar al servicio del pueblo, toda vez que de él reciben su investidura y sus recursos, tanto económicos como jurídicos y humanos.
En realidad, si democracia es, como afirmó Abraham Lincoln, “el gobierno del pueblo por el pueblo y para el pueblo”, parece natural que ocurran los siguientes hechos: 1) que se presenten a elección casi exclusivamente candidatos populares; 2) que tales candidatos postulen en sus programas de gobierno no solamente los objetivos y metas que corresponden a las más urgentes e imperiosas necesidades de ese pueblo, sino que además especifiquen cómo y de qué manera piensan realizarlos.
Es cierto que todo candidato tiene que hablar y comunicarse con sus electores y es en sus discursos, constituyentes de la llamada “plataforma electoral”, en donde van a poder apreciarse sus dotes o sus defectos, sus intenciones y sus posibilidades.
Pero, también es cierto que existen los escritores “fantasmas” que se contratan por dinero para redactar los más insinuantes y convincentes “eslóganes” o estribillos electorales y las más persuasivas oraciones políticas, que irán a ser leídas o memorísticamente repetidas por los candidatos.
Los candidatos a los cargos de elección popular son “lanzados” al mercado de votantes, del mismo modo como lo es al mercado de consumidores un jabón para afeitar, una marca de bicicletas, un polvo matarratas o una bailarina de pindín: sobre la base de dinero publicitario y de asociar sus nombres con estímulos agradables. De ahí la conveniencia de aproximar los nombres y efigies de los candidatos a todo cuanto sea grato a una mayoría de sus presuntos electores y por ello vemos carteles en los que el aspirante se presente con aire de inocencia, con lo que se pretende conquistar la simpatía de las damas y de los caballeros de cierta condición moral, así como también al ciudadano (a) humilde y sencillo.
No pretendemos que la propaganda política se torne austera en nuestros países de la democracia “representativa”, pero lo menos que puede decirse a sus corifeos es que se mantengan en un respetuoso silencio ante quienes la usan debidamente y se juegan a diario su vida y su hacienda para conseguir hacer de su obra de gobierno un modelo de entusiasmo, de honestidad y generoso sacrificio.
La versatilidad facial, la dispersión de intereses y, las dotes histriónicas son una condición imprescindible para el buen éxito de los planos establecidos por los técnicos del espectáculo propagandístico. Pero no para aquí la cosa, sino que es preciso ponerle música y surgen entonces bandas, murgas y demás piezas corales e instrumentales en las que se procura rimar el nombre del candidato con palabras de gran efecto emocional.
Para completar el cuadro se organizan, finalmente, espectaculares desfiles, con jóvenes atrayentes; se contratan conjuntos musicales; se disparan fuegos artificiales y de esta suerte se completa el círculo mágico-asociativo, ligando el pendiente a las más emotivas demostraciones populacheras de los posibles electores. ¡Feliz Año Nuevo!
Pedagogo, escritor, diplomático.
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