Las reservas indígenas
- Carlos A. RodrÃguez / VÃctor Santos
En Panamá hay seis “reservas indígenas” que territorialmente tienen más o menos el 25% del área total de la nación. Existen las siguientes “reservas”: Emberá 1 y 2 colindante la primera con el límite de Colombia y Emberá 2 al sur oeste de la provincia de Darién; Mandugandí, Kuna Yala y Wargandí, muy cerca del Caribe al norte de Panamá. La Ngöbe-Buglé, la de mayor área de todas las “comarcas”, al norte de Veraguas y de Chiriquí.
Por diversas razones los habitantes de estas “reservas”, nunca se han integrado al país. Algunos gobiernos han llevado a cabo gestiones, muy aisladas de incorporar estos grupos haciéndoles carreteras y escuelas, pero en realidad todo este esfuerzo estaba dirigido a lograr los votos indígenas para las elecciones generales que se llevan a cabo cada 5 años.
Sin embargo, no han sido los gobiernos solo los responsables del aislamiento de ellos, sino que han sido precisamente, los indios, quienes son los responsables de esta falta de integración de la comunidad al resto del país. No se trata, por supuesto, de que los indios abandonen sus costumbres y tradiciones ancestrales, sino que no se queden sentados en siglos pasados y que actúen modernizando todas sus estructuras para que se puedan ubicar en el Siglo XXI.
Los dirigentes indígenas, específicamente sus caciques, se han negado a evolucionar y dan la impresión con su aislamiento que los problemas del país no son de ellos. Por supuesto que hay que respetar las demarcaciones de sus áreas. Lamentablemente ellos en gran medida, se han dedicado solo a problemas del medio ambiente y algunos se han dejado llevar por doctrinas desfasadas.
Hay unos 4 o 5 que se llaman dirigentes, que con gran elocuencia expresan sus puntos de vista muy personales, pero que mantienen en el obscurantismo y en el atraso a sus pueblos. Por esas prácticas, que han confundido la integración con sus tradiciones ellos, los indios, se han mantenido totalmente aislados del progreso que el país lleva. Jamás han tenido una experiencia agrícola, ni de ninguna índole que les permita comercializar (con excepción de las tulas) con el resto de la nación, ni han explotado debidamente su potencial turístico; por el contrario han obstaculizado cualquier intento de desarrollar su potencial de gran belleza.
Sería oportuno que se tuviera una política conjunto del gobierno con las principales dirigentes indígenas a fin de lograr vías que conduzcan a una participación de todos esos grupos a la nación panameña, respetando, eso sí, todas, absolutamente todas sus tradiciones, pero modernizándose y mejorando sus condiciones de vida. Por ejemplo, en los EE.UU. los grupos indígenas tienen capacidad económica que les permite, entre otras cosas tener hoteles y casinos. No siguen en la pobreza como aquí y también otros grupos de indígenas en nuestra América.
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