Lo que se dice y no se hace de la democracia
Publicado 2005/10/18 23:00:00
- Katherine Palacio P./CrÃtica
Si continuamos en el sistema presidencialista y partidocrático que nos domina, no saldremos de la pobreza y la incultura..
Según las teorías, los partidos políticos son la base de la democracia y, a la vista está que, cuando sucede un golpe de Estado, se eliminan los mismos. Se dice que los partidos son los responsables de la depravación y la corrupción de los países. Pienso que esto podría ser o no cierto, o ser cierto a medias.
En países desarrollados, donde la cultura política es superior a la nuestra, la democracia funciona de diversas maneras y con distintos sistemas de gobierno. Acá en los nuestros, le damos a la democracia un denominador común, del que no salimos y que permite lo negativo de nuestros sistemas. Porque, si analizamos bien, la democracia no tiene nada negativo, lo tenemos los ciudadanos y los gobiernos que echamos todo a perder.
¿Desde cuándo, que yo recuerde, tenemos un sistema presidencialista en el que se funde todo alrededor de la figura presidencial y, aunque queramos vanagloriarnos de tener una división de los tres poderes, es totalmente falso? El Presidente de la República tiene poderes incontrolables y es quien decide los movimientos del país. Si en el poder legislativo tiene mayoría absoluta, esos mogos piensan y actúan de acuerdo a la línea que tiran de arriba. Los deseos del Presidente son órdenes para los diputados, aunque se perjudique el país ya que primero están los intereses políticos. Sin embargo, la culpa no es totalmente de ellos sino también de los electores que, pasado el período, votan de nuevo por los mismos y los reeligen para que cometan los mismos errores.
Si se dan cuenta, el Presidente nombra todo lo que debiera ser autónomo. Los miembros de la Junta Directiva del Seguro Social, los postulan los gremios pero los nombra el Presi y, desde luego, a él responden. Los magistrados de la Corte, aun en la nueva propuesta, los escoge el Presi y a él responden. Podríamos evolucionar en nuestra cultura y descentralizar, poco a poco los poderes del gobierno o de los gobernantes.
No veo la separación de poderes; no veo la autonomía de las instituciones. Ningún nombramiento se hace en el gobierno si no lo firma el Presi. Tengo entendido que ahora cuentan con una persona específica que es quien decide a quién se nombra o no y, como es lógico, el poder que tiene es increíble. Creo que hasta los barrenderos de las escuelas lo decide. Cuando era Presidenta la Sra. Mireya, ella inauguraba todo. Los panameños nos hemos acostumbrado a la presencia del máximo gobernante, que nos resentimos si nos envía otro representante en su nombre. Esto nos indica hasta dónde somos un país subdesarrollado. Cuanto bureo existe lo preside el Presi.
Si continuamos en el sistema presidencialista y partidocrático que nos domina, no saldremos de la pobreza y la incultura; la democracia será sólo de nombre ya que sólo se reflejará en una elección "pura" cada cinco años. No es posible hablar de democracia cuando si se me ocurre hablar mal del gobierno, me rebuscan cualquier pariente que tenga trabajando en el gobierno y me lo botan. ¿Es eso democracia? ¿Lo es, acaso comprar con prebendas a algunos comunicadores para que cuenten las bellezas del gobierno aun cuando sepamos que son mentiras? ¡Cuán lejos estamos de la democracia por la que luchamos y nos sacrificamos! Tampoco lo es aprovecharse de ser partidos numéricamente fuertes para aprobar leyes electorales que sólo los beneficia a ellos.
Me encantaría hurgar un poquito para descubrir cuántos de los actuales diputados ganaron honradamente sus curules y cuántos que sí las adquirieron, se quedaron fuera. Sin embargo, andan orondos y cantantes luciendo lo que no les pertenece.
Me gustaría que la cacareada democracia lo fuera de verdad; que la madurez política nos diera una libertad y una paz que necesitamos para salir a flote económica y socialmente. Que nuestra cultura fuera tal que pudiéramos alcanzar el puesto que nos corresponde si hiciéramos un cambio de mentalidad y de actuación; acabáramos con la corrupción e hiciéramos honor a los valores que antaño se nos inculcó desde niños.
La participación es la antítesis del autoritarismo que pregona una direccionalidad preestablecida, o del populismo que plantea el consentimiento de la gente sobre la base del paternalismo; o la visión estrecha que pregona la participación individualista en un mercado concentrador de ingresos y excluyente de muchos grupos humana.
La participación debe estar íntimamente ligada al acceso a la toma de decisiones tomando en cuenta la voluntad de los sujetos, y pues se trata de caminar responsablemente hacia la meta de que éstos se conviertan en protagonistas de sus vidas.
El Estado necesita ser transformado con espacios de más vigencia de la sociedad civil, reivindicando la presencia de los sujetos en los diversos niveles de consulta, discusión, tomas de decisiones con respecto a estrategias, planes y proyectos. Cada nivel de la participación (información, consulta, decisión) da lugar a resultados de más legitmidad y efectividad en las acciones.
(raulleisr@hotmail.com)
En países desarrollados, donde la cultura política es superior a la nuestra, la democracia funciona de diversas maneras y con distintos sistemas de gobierno. Acá en los nuestros, le damos a la democracia un denominador común, del que no salimos y que permite lo negativo de nuestros sistemas. Porque, si analizamos bien, la democracia no tiene nada negativo, lo tenemos los ciudadanos y los gobiernos que echamos todo a perder.
¿Desde cuándo, que yo recuerde, tenemos un sistema presidencialista en el que se funde todo alrededor de la figura presidencial y, aunque queramos vanagloriarnos de tener una división de los tres poderes, es totalmente falso? El Presidente de la República tiene poderes incontrolables y es quien decide los movimientos del país. Si en el poder legislativo tiene mayoría absoluta, esos mogos piensan y actúan de acuerdo a la línea que tiran de arriba. Los deseos del Presidente son órdenes para los diputados, aunque se perjudique el país ya que primero están los intereses políticos. Sin embargo, la culpa no es totalmente de ellos sino también de los electores que, pasado el período, votan de nuevo por los mismos y los reeligen para que cometan los mismos errores.
Si se dan cuenta, el Presidente nombra todo lo que debiera ser autónomo. Los miembros de la Junta Directiva del Seguro Social, los postulan los gremios pero los nombra el Presi y, desde luego, a él responden. Los magistrados de la Corte, aun en la nueva propuesta, los escoge el Presi y a él responden. Podríamos evolucionar en nuestra cultura y descentralizar, poco a poco los poderes del gobierno o de los gobernantes.
No veo la separación de poderes; no veo la autonomía de las instituciones. Ningún nombramiento se hace en el gobierno si no lo firma el Presi. Tengo entendido que ahora cuentan con una persona específica que es quien decide a quién se nombra o no y, como es lógico, el poder que tiene es increíble. Creo que hasta los barrenderos de las escuelas lo decide. Cuando era Presidenta la Sra. Mireya, ella inauguraba todo. Los panameños nos hemos acostumbrado a la presencia del máximo gobernante, que nos resentimos si nos envía otro representante en su nombre. Esto nos indica hasta dónde somos un país subdesarrollado. Cuanto bureo existe lo preside el Presi.
Si continuamos en el sistema presidencialista y partidocrático que nos domina, no saldremos de la pobreza y la incultura; la democracia será sólo de nombre ya que sólo se reflejará en una elección "pura" cada cinco años. No es posible hablar de democracia cuando si se me ocurre hablar mal del gobierno, me rebuscan cualquier pariente que tenga trabajando en el gobierno y me lo botan. ¿Es eso democracia? ¿Lo es, acaso comprar con prebendas a algunos comunicadores para que cuenten las bellezas del gobierno aun cuando sepamos que son mentiras? ¡Cuán lejos estamos de la democracia por la que luchamos y nos sacrificamos! Tampoco lo es aprovecharse de ser partidos numéricamente fuertes para aprobar leyes electorales que sólo los beneficia a ellos.
Me encantaría hurgar un poquito para descubrir cuántos de los actuales diputados ganaron honradamente sus curules y cuántos que sí las adquirieron, se quedaron fuera. Sin embargo, andan orondos y cantantes luciendo lo que no les pertenece.
Me gustaría que la cacareada democracia lo fuera de verdad; que la madurez política nos diera una libertad y una paz que necesitamos para salir a flote económica y socialmente. Que nuestra cultura fuera tal que pudiéramos alcanzar el puesto que nos corresponde si hiciéramos un cambio de mentalidad y de actuación; acabáramos con la corrupción e hiciéramos honor a los valores que antaño se nos inculcó desde niños.
La participación es la antítesis del autoritarismo que pregona una direccionalidad preestablecida, o del populismo que plantea el consentimiento de la gente sobre la base del paternalismo; o la visión estrecha que pregona la participación individualista en un mercado concentrador de ingresos y excluyente de muchos grupos humana.
La participación debe estar íntimamente ligada al acceso a la toma de decisiones tomando en cuenta la voluntad de los sujetos, y pues se trata de caminar responsablemente hacia la meta de que éstos se conviertan en protagonistas de sus vidas.
El Estado necesita ser transformado con espacios de más vigencia de la sociedad civil, reivindicando la presencia de los sujetos en los diversos niveles de consulta, discusión, tomas de decisiones con respecto a estrategias, planes y proyectos. Cada nivel de la participación (información, consulta, decisión) da lugar a resultados de más legitmidad y efectividad en las acciones.
(raulleisr@hotmail.com)
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