Los idiomas de Panamá
Publicado 2002/06/25 23:00:00
- Ginela Escala M./
Ahora son 32 los idiomas oficiales que tiene Venezuela, pues recientemente se colocaron en pie de igualdad con el español a 31 idiomas autóctonos, a través de los cuales se expresan los pueblos indígenas de ese país suramericano. Con esta decisión se agranda la cantidad de países que han hecho lo mismo, entre ellos Perú, Bolivia y Colombia. Esta decisión fue posible por el reconocimiento del carácter multicultural de la nación, establecidas en la nueva Constitución venezolana.
El director de Educación Indígena de esa nación, Jorge Pocaterra, señaló -según un cable de IPS- que los decretos de oficialización de los idiomas indígenas en Venezuela podrían tener repercusión en otros países de América Latina.
La oficialización permite la creación del Consejo Nacional de Educación, Cultura e Idiomas Indígenas, que permitirá la participación activa de las etnias en la definición, formulación y ejecución de políticas educativas culturales y lingüísticas. Se promoverán los idiomas indígenas hablados en el país de modo oral y escrito, y su multiplicación institucional y social.
Entre las repercusiones de este reconocimiento oficial de los 31 idiomas indígenas está la producción de textos escolares y literarios, así como la presencia de cátedras específicas sobre las culturas aborígenes. El órgano judicial deberá contar con la presencia de intérpretes, oficinas públicas relacionadas con las etnias y la traducción a los idiomas autóctonos de documentos oficiales, en especial la Constitución, leyes y reglamentos específicos. Son conocidos muchos casos de condenas de inocentes por desconocimiento de los idiomas. Deberán ser bilingües la señalización de calles y avisos comerciales en las áreas con presencia indígena. Se plantea la necesidad de crear la Academia de las Lenguas Indígenas.
Un desafío importante es lograr que idioma y cultura indígena sean fomentados entre los jóvenes indígenas productos de las migraciones hacia las urbes. Creo que en la nueva Constitución que Panamá necesita debe incorporarse el carácter multicultural y plurilingüe de la sociedad y Estado nacional, lo que debe conducir a oficializar los idiomas indígenas, además de emprender otras y mejores medidas en la línea de las antes explicadas.
Los pueblos Ngöbe, Kuna, Emberá, Wounaan, Buglé, Naso, Bokota y Bri Bri, representan aproximadamente 285,231 personas, aproximadamente el 10% de la población panameña según los Censos Nacionales del 2000. Son más proporcionalmente que los indígenas de Venezuela, compuestos por 300 mil persona, es decir el 1.5% de la población. La mayoría de esta población indígena de Panamá está en el área rural y sus cinco comarcas abarcan 20% del país: son, la Comarca Ngöbe-Buglé (Ley 10 de 1997). Las comarcas Kunas de Kuna Yala (Ley 16 de 1953), Madungandi (Ley 24 de 1996), Wargandi (Ley 34 de 2000) y dos comunidades kunas, Pucuru y Paya (Takarkunyala), las cuales se encuentran en el Parque Nacional de Darién (Decreto Ejecutivo 21 de 1980). La Comarca Emberá-Wounaan (Ley 22 de 1983), y otros territorios ubicados en la provincia de Darién. Los Naso se encuentran en el Parque Internacional de La Amistad y los Bri Bri por las orillas de Río Sixaola, en la frontera de Panamá con Costa Rica.
Los pueblos indígenas panameños son ricos en culturas, pero los más pobres del país (95% de pobreza) producto de su exclusión histórica y actual, por lo que es necesario además establecer una estrategia de etnodesarrollo integral sobre la base de ser reconocidos como pueblos, como entidades que expresan particularidades que los diferencian social, política y culturalmente de las sociedades nacionales en las que están insertos. Contar con territorios que correspondan al derecho a organizarlos, disponiendo de los recursos naturales en beneficio de sus propias actividades. El derecho a ejercer y regirse por su propia normatividad, lo que convierte ese espacio en jurisdiccional. El derecho a la autodeterminación, para controlar con su propia normatividad los procesos económicos, sociales, políticos y culturales gracias a los cuales el grupo asegura su reproducción física y cultural. La afirmación de su cosmovisión, que consideran la naturaleza como parte integral de la vida, por lo que debe armonizarse con ella, con una visión integral de lo ecológico, cultural y económico. Reivindicar lo indígena no nos debe ser ajeno, pues lo llevamos dentro de cada uno o una, junto a la abuela de "cadena chata y de pelo cuscús" y también-pero en menor grado- con el aporte de lo blanco. Así lo afirma el estudio genético del Dr. Tomás Arias:" La elevada presencia de genes tanto de origen negro (33%) como indígena (38%) en la población general del país, hace de ésta una población única y diferente entre los países de América. En ninguno de ellos se encuentra una combinación tan alta de genes procedentes de ambos grupos".
(raulleisr@hotmail.com)
El director de Educación Indígena de esa nación, Jorge Pocaterra, señaló -según un cable de IPS- que los decretos de oficialización de los idiomas indígenas en Venezuela podrían tener repercusión en otros países de América Latina.
La oficialización permite la creación del Consejo Nacional de Educación, Cultura e Idiomas Indígenas, que permitirá la participación activa de las etnias en la definición, formulación y ejecución de políticas educativas culturales y lingüísticas. Se promoverán los idiomas indígenas hablados en el país de modo oral y escrito, y su multiplicación institucional y social.
Entre las repercusiones de este reconocimiento oficial de los 31 idiomas indígenas está la producción de textos escolares y literarios, así como la presencia de cátedras específicas sobre las culturas aborígenes. El órgano judicial deberá contar con la presencia de intérpretes, oficinas públicas relacionadas con las etnias y la traducción a los idiomas autóctonos de documentos oficiales, en especial la Constitución, leyes y reglamentos específicos. Son conocidos muchos casos de condenas de inocentes por desconocimiento de los idiomas. Deberán ser bilingües la señalización de calles y avisos comerciales en las áreas con presencia indígena. Se plantea la necesidad de crear la Academia de las Lenguas Indígenas.
Un desafío importante es lograr que idioma y cultura indígena sean fomentados entre los jóvenes indígenas productos de las migraciones hacia las urbes. Creo que en la nueva Constitución que Panamá necesita debe incorporarse el carácter multicultural y plurilingüe de la sociedad y Estado nacional, lo que debe conducir a oficializar los idiomas indígenas, además de emprender otras y mejores medidas en la línea de las antes explicadas.
Los pueblos Ngöbe, Kuna, Emberá, Wounaan, Buglé, Naso, Bokota y Bri Bri, representan aproximadamente 285,231 personas, aproximadamente el 10% de la población panameña según los Censos Nacionales del 2000. Son más proporcionalmente que los indígenas de Venezuela, compuestos por 300 mil persona, es decir el 1.5% de la población. La mayoría de esta población indígena de Panamá está en el área rural y sus cinco comarcas abarcan 20% del país: son, la Comarca Ngöbe-Buglé (Ley 10 de 1997). Las comarcas Kunas de Kuna Yala (Ley 16 de 1953), Madungandi (Ley 24 de 1996), Wargandi (Ley 34 de 2000) y dos comunidades kunas, Pucuru y Paya (Takarkunyala), las cuales se encuentran en el Parque Nacional de Darién (Decreto Ejecutivo 21 de 1980). La Comarca Emberá-Wounaan (Ley 22 de 1983), y otros territorios ubicados en la provincia de Darién. Los Naso se encuentran en el Parque Internacional de La Amistad y los Bri Bri por las orillas de Río Sixaola, en la frontera de Panamá con Costa Rica.
Los pueblos indígenas panameños son ricos en culturas, pero los más pobres del país (95% de pobreza) producto de su exclusión histórica y actual, por lo que es necesario además establecer una estrategia de etnodesarrollo integral sobre la base de ser reconocidos como pueblos, como entidades que expresan particularidades que los diferencian social, política y culturalmente de las sociedades nacionales en las que están insertos. Contar con territorios que correspondan al derecho a organizarlos, disponiendo de los recursos naturales en beneficio de sus propias actividades. El derecho a ejercer y regirse por su propia normatividad, lo que convierte ese espacio en jurisdiccional. El derecho a la autodeterminación, para controlar con su propia normatividad los procesos económicos, sociales, políticos y culturales gracias a los cuales el grupo asegura su reproducción física y cultural. La afirmación de su cosmovisión, que consideran la naturaleza como parte integral de la vida, por lo que debe armonizarse con ella, con una visión integral de lo ecológico, cultural y económico. Reivindicar lo indígena no nos debe ser ajeno, pues lo llevamos dentro de cada uno o una, junto a la abuela de "cadena chata y de pelo cuscús" y también-pero en menor grado- con el aporte de lo blanco. Así lo afirma el estudio genético del Dr. Tomás Arias:" La elevada presencia de genes tanto de origen negro (33%) como indígena (38%) en la población general del país, hace de ésta una población única y diferente entre los países de América. En ninguno de ellos se encuentra una combinación tan alta de genes procedentes de ambos grupos".
(raulleisr@hotmail.com)
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