Sociedad
Los problemas de la educación nacional
- Jesús López Aguilar (Psicólogo )
Desde hace varias décadas, Panamá se sigue debatiendo, año tras año, en un tema que ya representa una especie de círculo vicioso: la educación. A estas alturas del desarrollo social mundial, nuestro país no tiene una verdadera identidad educativa, mucho menos un proyecto real. En Panamá, se está viviendo una crisis educativa que necesita una pronta solución, pero que es antigua, tan antigua como la propia república. El sistema educativo es obsoleto, lento, burocrático, ineficiente, anacrónico y en eminente colapso. Muchos pensarán que es exagerado, pero realmente es grave. Tan solo basta ver el reflejo: los egresados.
Siempre he sostenido que la educación parte del modelo de sociedad, del modelo económico, para poder cristalizar en el tipo de personas que se desea formar. Paulo Freire solía decir que la educación no depende del deseo de las personas que viven en la sociedad, sino que la educación depende del plan que tienen los que dominan la sociedad acerca del tipo de individuos que necesita para mantener las mismas situaciones. Y creo en ello porque los principios más importantes de las ciencias sociales así lo demuestran.
La educación no está desligada del proyecto de nación que se piensa, y eso lo determinan quienes gobiernan. Así de sencilla, pero problemática, es la cosa. A diario leemos o vemos a muchos de nuestros expertos hablando de manera romántica sobre el tema, pero olvidando que en la sociedad nada es casual, sino al contrario, todo es intencional.
Lo cierto es que como país, el sector educativo nunca ha tenido verdadera importancia para poder edificar una sociedad más moderna y apegada a la modernidad y al conocimiento, carecemos de una educación laica y científica, los planes y demás iniciativas muchas veces dependen de ciertos sectores de interés del país que no influyen de forma positiva, más bien eliminan toda posibilidad de que los jóvenes estudiantes puedan estar a la par de las nuevas tendencias mundiales sobre el conocimiento. Tampoco se pone énfasis en el humanismo, pilar de toda formación real y dirigida a la gente, a su corazón.
Por decir lo menos, el sistema del Ministerio de Educación es decadente, patético, con muchas trabas burocráticas y con funcionarios que no se comprometen con su labor dentro de la institución, aunque no sea justo generalizar, pero lo cierto es que hay prácticas institucionales malsanas que han acabado por convertir al Ministerio de Educación en una cenicienta sin prestigio ni una imagen fuerte, cuando debiera ser uno de los ministerios claves.
Más que nada, el Meduca es una oficina de empleo, donde el principal movimiento que se produce es el de nombrar al personal docente, lo cual creo que no es compatible con su importante misión. Nada que ver con una planificación científica de la vida educativa nacional, ninguna relación con la planificación de los futuros recursos humanos, en un país cuyo sector educativo nada tiene que ver con el ilusorio progreso que se registra, aunque para algunos es progreso al fin, por lo que a mi modo de ver, mucho de ese tan aireado crecimiento económico (expresión por demás irónica y hasta chocante), todo eso es producto de un azar muy grande.
Adicionalmente a eso, los procesos de nombramiento son por demás ineficientes y lentos, plagados de procedimientos que nadie acaba por conocer nunca, amén de las “innovaciones” que año con año se inventan los ministros respectivos con aquello de querer hacer sendas “transformaciones”; al final del camino, vemos cómo la pasada administración que estuvo a cargo de una persona sin conocimiento de lo que había que hacer en dicha cartera, con un estilo absolutista monárquico, carente de manejo político (entendiendo lo político como búsqueda de consensos), sin el talento para concitar diversos intereses propios de la gestión del Meduca en Panamá, que no en otros países, acabó por terminar más complicada que nunca, incluso con los peores señalamientos de corrupción ministerial y que la han llevado a ser sindicada en sendos procesos por irregularidades muy serias.
En los muchos años en que he venido observando el tema educativo, he notado que en este ministerio solo se gestionan conflictos y de mala manera, se ve a los gremios como enemigos y no como actores importantes, con los que se debe alinear un discurso y una mística de trabajo, los grupos de estudiantes y padres y madres de familia quedan en otra cosa, pero siempre en el marco común de numerosos conflictos.
No hay duda de que los colegios administrados por el Estado son demasiado mediocres y se posicionan en la actitud de dar un servicio de caridad a una población que cada vez más está azotada por las consecuencias de la falta de educación humanística que no puede producir seres humanos pensantes, con criterio formado, pienso que, como decía Paulo Freire, en Panamá tenemos la peor expresión de la llamada educación bancaria. Un sistema que solo forma personas para que aprendan contenidos mínimos, pero sin intención de estimular seres humanos de verdad. Por ello hay que salir al rescate de nuestra sociedad, por medio de la educación, pero debe ser con una visión de Estado, que no hemos tenido de forma real, algunos intentos se han hecho, pero no han sido suficientes, hace falta más que buenas intenciones y “acciones maravillosas”, como decía la anterior ministra; lo cierto es que no nos hemos distinguido por tener o haber tenido un sistema educativo mínimamente humanista, ese es el punto clave de esta visión.
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