Los tres regalos
- Rafael Montes
De la religión persa
Los magos no eran magos, sino príncipes consejeros, de gran sabiduría y poseedores de dones de revelación e interpretación de profecías. Por ello, sin ser judíos, interpretaron correctamente la estrella que señalaba hacia Belén, cosa que no sabía la institución religiosa local, ni el poder político. De allí la reacción de Herodes y el sacerdocio.
Humildad y opción preferencial por los pobres es el significado del pesebre. Jesús tuvo por cuna el recipiente donde comen los animales rumiantes. Nació en Curundú, Cerro Cocobolo, Ñurum, Besico y en Boca de Cupe. En ese contexto de miseria y pobreza recibió el Niño la visita de los tres sabios consejeros con agrado, quienes postrados a sus pies le adoraron. Tan significativo como los tres sabios persas son los regalos que ofrecieron en oro, incienso y mirra, indicativos de los oficios del Dios-Hombre: Rey, sacerdote y sacrificio.
El oro representa a la realeza, Jesús es Rey y su reino no es de este mundo, está inmerso en los corazones de aquel que cree, así como sus decretos y leyes son los principios que guían tu actuar. Del incienso se infiere el sacerdocio y su santidad, el verdadero pontífice que construye puentes de entendimiento entre Dios y el hombre y entre los hombres. La mirra es el sacrificio por el perdón de nuestros pecados. Jesús el Salvador es el sacrificio, el Mesías prometido por siglos que murió en favor de todos. Él es el regalo que da vida. ¿Aceptarás hoy con agrado, el regalo de Dios para ti?
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