Los WikiLeaks
- REDACCION
Se ha reanudado la polémica por las revelaciones hechas por este portal en Internet, sobre lo que ha llamado excesos en la guerra de Irak. Mientras que la Casa Blanca ha guardado silencio al respecto, Julián Assange, fundador del polémico sitio ha denunciado supuestas presiones por parte del Pentágono que estaría exigiendo la destrucción de miles de documentos que revelan que durante esa guerra EE.UU. habría permitido la tortura sistemática de los adversarios. Pero las denuncias no incluyen solamente las acciones norteamericanas sino complicidades de las autoridades iraquíes a las que se les señala por haber ordenado arrestos selectivos. Para el Pentágono la documentación de WikiLeaks constituye información sensible que abordaría temas de seguridad tanto de EE.UU. como de Irak. Una buena razón para preguntarse cómo fue que Assange y su gente tuvo acceso a semejante material. Uno de dos. O los filtros cibernéticos del Pentágono no son tan seguros o en su defecto quién le habría permitido el acceso de WikiLeaks. Un verdadero conflicto, porque si se trata del segundo caso, la delación siempre refleja disidencia. El silencio de Washington también llama la atención, aunque es un hecho que no se trata de un tema para ventilarlo en la web. Seguramente si los documentos de WikiLeaks siguen apareciendo más de una situación podrá cambiar en EE.UU. y en el mundo. La guerra es la guerra, y la atrocidad siempre hará parte de ella. Impedirla significa impedir el conflicto.
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