Metafísica y celibato
- Charlie Del Cid
Hace unos años me topé en un poste con un anuncio que invitaba a un grupo de metafísica: “Grupo Metafísico San Francisco de Asís”. Supongo que se llamaría así, porque el santo era un amante de la naturaleza, hablaba con los animales, y los metafísicos y “new agers” de esta época son amantes de la ecología, del ambiente, de los sonidos de la naturaleza, la músicoterapia, la aromaterapia...
Hoy cualquiera se hace llamar profesor de Metafísica. En los periódicos y emisoras de radio vemos y escuchamos sus invitaciones y ofrecimientos: desde hierbas aromáticas hasta poder mental. Y los programas y películas sobre esoterismo también tienen algo de metafísico y parasicológico. Sin duda que es cierto que nuestra época ha matado a Dios, como se enorgullecía en afirmar Nietzsche, pero ha abierto sus vidas a lo espiritual, mágico, ocultista.
Para los filósofos la metafísica es el estudio del ente. Esta palabra ya no se usa, sólo en Panamá en la que hay tantos sabios, se nos ocurrió ponerle a una institución “Ente regulador”. Los panameños somos más vivos que Tío Conejo. Pero aparte de eso, la metafísica es el estudio de las propiedades del ser y de sus características más profundas: lo que está más allá de lo físico. Cosas que no podemos ver, pero que existen. Esta ciencia filosófica era muy popular en la Edad Media, pero desde Kant para acá cayó en descrédito. Hoy está vivita, gracias a los maestros antes mencionados.
La metafísica estudia cosas profundas como la esencia, el ser, la causalidad. Al ser la ciencia de lo que está más allá de lo físico, también tiene algo que ver con Dios, pues Él es la causa incausada, en lenguaje tomista. ¿Qué tiene que ver eso con el celibato? A raíz de los sucesos del padre Alberto y de Fernando Lugo se ha vuelto a la discusión sobre el celibato de los sacerdotes católicos.
Hace unos años, con el filme “El crimen del padre Amaro” y las demandas formales que por daños y perjuicios a las víctimas de molestias sexuales, han tenido que enfrentar diversas diócesis en Estados Unidos la discusión se hizo presente.
¿Es el problema el celibato? ¿Deben los curas casarse y así se arreglará todo? Jesús dice en el Evangelio que hay “eunucos por el Reino de los cielos” (Mateo 19, 12). Y vuelve a discutirse si las relaciones sexuales son una necesidad básica del ser humano. Se puede sublimar la libido, en lenguaje freudiano, para canalizarla en otros sentidos. Sin duda que para una época hedonista como la nuestra, la genitalidad es vital. La moda, las diversiones, la vida cotidiana son una invitación a dejar que nuestras pasiones nos gobiernen. En un ambiente así, el celibato es heroico; pero ojo la fidelidad matrimonial también.
Eso es algo que la mayoría no puede entender. Es algo metafísico, es algo sobrenatural. Es un don del cielo, que no se puede entender con los ojos físicos. Ya decía Jesús en alguna ocasión: “El que tenga oídos que entienda”.
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