No juzgar tan precipitadamente

Un matrimonio joven tenía un hijo de dos años y medio.

Querían mucho a ese niño.

Tenían además a un bello perro pastor alemán.

Lo llevaban a todas partes y como era tan obediente lo dejaban suelto en el parque. 

El perro se hizo muy cariñoso con el bebé y le gustaba pasar todo el tiempo posible con el niño.

Esta creatura jugaba con el perro y se divertía mucho. 

Además el pastor alemán era un perro guardián muy bueno.

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En una madrugada los padres oyeron en el cuarto del niño unos ruidos grandes y gruñidos del perro.

Asustado el papá se levantó y cuando llega  al pasillo ve al perro que sale de la habitación con el hocico lleno de sangre. 

Pensó lo peor. 

Volvió a su cuarto, sacó la pistola, y mató al perro de dos balazos. 

Y ambos, papa y mamá, entraron llorando a la habitación del bebe y lo ven despierto, con los ojos bien abiertos y sonriendo a sus padres.

Y en el suelo una serpiente grande que se había colado, muerta y toda ensangrentada. 

El perro había defendido al niño de la culebra y la había matado.

Los padres habían creído y juzgado precipitadamente al perro y lo habían matado, sin comprobar la veracidad de sus sospechas.

Esto nos suele pasar en la vida una y otra vez.

Ante un hecho concreto juzgamos y condenamos rápidamente a cualquiera sin analizar nada.

Y es que traemos una carga de prejuicios y los sacamos a relucir en cualquier circunstancia.

Por ejemplo: toda la gente que vive en barrios muy pobres son ladrones.

Totalmente falso.

Muchísima gente de escasos recursos son honorables, honrados y muy dignos. 

Todos los musulmanes son terroristas.

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Totalmente falso, ya que  un porcentaje en extremo bajo de la población islámica que lo es. 

La mayoría es gente pacífica.

Todos los judíos son comerciantes tramposos y egoístas.

Mentira, ya que hay mucha gente muy honesta y generosa entre ellos y muchos científicos e inclusive premios nobel. 

Que la mujer es inferior al varón. 

Falso.

Ahora que se da más oportunidad en nuestra cultura machista a que la mujer estudie, tenemos entre ellas muchísimas  profesionales en todas las ramas y ocupando cargos de relevancia en todos los campos. 
Los prejuicios son terribles. 

Y muchas veces juzgamos proyectando en los demás nuestros propios defectos y pecados. Jesús nos dice que antes de querer sacar la motita que hay en el ojo de tu hermano, saca primero la viga que tienes en el tuyo. 

Nos encanta señalar, acusar y eso es un hábito muy pernicioso. 

Por eso no juzgar, y si hay que hacerlo, ver primero las pruebas.

Y ser siempre misericordiosos como lo es Jesús con nosotros.

Monseñor