Pasar página
- Monseñor Rómulo Emiliani
- /
- /
Pasar página en la historia cotidiana tuya es volver al presente con toda la riqueza del momento actual, saboreando la dulzura del néctar producido por la presencia de otros a quienes quieres, la delicia del respirar profundo, la conciencia de la divinidad que te abarca, te inunda, te abraza, te llena. En el momento presente puedes pronunciar el dulce nombre de Jesús, invocando su sagrado corazón y diciendo rítmicamente "en vos confío." En el momento presente puedes escuchar con los oídos del alma la expresión del Padre, "tú eres mi hijo amado en quien yo me complazco" y sentirte privilegiado porque no estás huérfano. En el momento presente puedes vivir la presencia del Espíritu Santo que te ilumina y te hace ver que lo que tú vives en Dios es real y que estás inmerso en el misterio de la Santísima Trinidad. En el momento presente puedes irte sanando de traumas de la infancia y de recuerdos negativos del pasado que te aturden y te aprisionan en un ayer que ya no existe, pero que tú recreas continuamente enloqueciéndote. Y así pasas página, dejas atrás lo inservible, el lastre de lo podrido y contaminante, que mantiene secuestrada tu mente. Y eso te enferma.
Allí están las heridas no cerradas de las agresiones verbales o físicas sufridas, los recuerdos de las humillaciones y marginaciones experimentadas cuando niño, joven a más recientemente. Allí están los desengaños, las desilusiones, los fracasos vividos y que te han marcado. Vivir en el pasado y recordar todo eso es revivirlo y abrir más la herida. Es volver a la escena, sentir lo mismo, y sufrir aquello una y otra vez. Hay que pasar página. Hay que empezar a olvidar, a tomar conciencia de que sucedió y asumirlo, digerirlo, y repetirte una y otra vez, "ya pasó, estoy vivo, sigo adelante, tengo derecho a ser feliz".
Es cuestión de sobrevivir a esos huracanes emocionales que te sitúan en una tristeza permanente, en una impotencia fulminante que te declaran perdedor, fracasado, derrotado, y te impiden continuar el camino de la superación y realización personal. Y para eso hay que pasar página, asumir el golpe, aprender la lección y dejar de sentir lástima de ti mismo. Deja ya de considerarte la víctima, acusando a todo el mundo de atacarte y querer destruirte. Y aunque sea verdad algo de eso, no ganas nada reviviendo los hechos, abriendo otra vez la herida. Uno recuerda para aprender, corregir, y en algunos casos, si es necesario acudir a los tribunales para reparar el daño que te han hecho. Pero uno no puede vivir anclado en el pasado, en esa isla mental del horror. Hay que pasar página.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.