Perfecto serás delante de Jehová, tu Dios
- Yasmira Singh (opinion@epasa.com)
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- Comunicadora social
La Biblia habla de hombres perfectos para con Jehová Dios; entre ellos Noé y Job. Eran rectos, justos, apartados del mal. El enemigo Satanás ha procurado engañar a la sociedad, con la idea de que el ser humano siempre está en constante pecado, que comete los mismos errores. Que es imposible, difícil que cambie su modo de actuar. Que es su condición original humana (de su carne, su cuerpo); pero Dios, Padre Celestial, nos creó a su imagen. Dios es perfecto. Su camino es perfecto.
Cuando se busca a Dios verdaderamente, caminamos con él y se teme hacer lo malo. La persona busca lo sano, lo correcto. Sus ojos procuran ver lo edificante; se hace lo bueno (se busca la perfección en nuestra vida); por lo que el corazón se hace correcto, limpio, puro. Se hace perfecto. Las Sagradas Escrituras, la Biblia, dice: Entenderé el camino de la perfección cuando vengas a mí. En la integridad de mi corazón andaré en medio de mi casa.
Dios desea que no se ande en pecado, (que no se contamine la carne, que es el cuerpo, templo de Dios). Dios quiere que busquemos la santidad. Que se tema a Él, y ese temor hace no practicar lo indebido. Serle agradable a Dios ante sus ojos.
Las personas perfectas son bienaventuradas, de ellos es el reino de los cielos. Tienen paciencia, son mansas, dan paz a otros (porque tienen la paz de Dios en sus vidas). Son instrumento de paz. Buscan siempre la unidad, la comunión unos con otros. Son misericordiosas y alcanzan también misericordia de parte de Dios. Son de limpio corazón por lo que verán a Dios.
Las personas perfectas son luz para el mundo; permanece siempre el amor de Dios en sus vidas. Aman verdaderamente al prójimo porque aman a Dios, su creador. Hacen buenas obras en sus vidas. Sus vidas son de edificación para otros. No son de doble ánimo (de doble palabra). Su hablar es sí o no. No existe hipocresía en ellos. No pagan mal por mal. La persona perfecta no es egoísta. Comparte lo que tiene con su prójimo. Bendice a los demás.
Es verdad que muchas veces ofendemos en palabra, en acciones; (no se refrena el cuerpo, lengua). Se levanta fuego, se hace un mundo de maldad al prójimo. Esto contamina a la humanidad. Es veneno mortal para el corazón de las personas, que son semejanzas de Dios. Esto no desciende de lo alto (del padre de las luces, de la verdad, que es Dios); ya que es terrenal, diabólica. Esa es la misión de Satanás, el maligno, busca perturbar y dañar. Hay que dar buena conducta. Hay que ser de bendición y no maldición. Dios da lo bueno, pacífico, amable, lleno de misericordia, de buenos frutos. Lo que proviene de Dios es benigno, sabio, perfecto.
Jesús dijo: sed, pues vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto. Nuestra obra (principalmente como somos o nos comportamos en la vida) debe ser perfecta delante de Dios.
La Biblia enseña que debemos llegar a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto (hombre y mujer), a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.
Cree en Dios, lee, escudriña la Biblia; la Sagrada Escritura es inspirada por Dios, es útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios (hombre-mujer) sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. La Biblia enseña el camino de la verdad (Segunda de Timoteo 3: 16-17).
Dios quiere que seamos perfectos como él lo es, lo dice la Biblia; y si pecamos, nuestra perfección comienza cuando profundamente nos duele por haber hecho lo malo y deseamos el perdón de Dios sincera y genuinamente. Sobre todo aceptamos no cometerlos jamás. Es ahí cuando comenzamos a ser perfectos, no desear nunca más ser igual, en lo que no le agrada a Dios. Es verdad que la carne es débil; pero tenemos el libre albedrío de escoger, elegir el bien o el mal. Escoge el bien, hacer lo correcto, ser instrumento de bendición propio y de otros. Recuerda, puedes construir, edificar (bendecir) tu vida y de la sociedad.
Dios quiere hombres y mujeres perfectos. Amén. Los perfectos heredarán el bien. Hay que orar por nuestra perfección (hay que perfeccionarse, y así edificamos el cuerpo, que es nuestro templo. Templo de Dios).
Cristo te ama, entrégale tu corazón, tu vida. Aunque el principio de la persona haya sido malo, Dios cambia, transforma, restaura, para bien nuestro. Amén. Dios es misericordioso. Dios es bueno todo el tiempo. Hay que estar firmes, perfectos y completos en todo lo que Dios quiere. Bienaventurados son los de perfectos caminos, los que andan en la ley de Dios. Bendiciones.
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