Panamá
Potencialidades de nuestro turismo histórico
A pesar de todo aquello, muchos destinos de la región gozan de un mayor número de visitantes, por nuestra falta de esmero y voluntad.
- Jaime Figueroa Navarro
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- - Actualizado: 27/5/2024 - 12:00 am
Efectuando un análisis comparativo regional con colegas de APEDE sobre nuestras oportunidades y flaqueos en turismo llegamos a la conclusión que a pesar gozar de atributos símiles, como ejemplos en turismo ecológico estamos a la par con Costa Rica, en turismo de sol y playa con República Dominicana, diferenciando que ellos gozan de más días soleados pero nuestra diversidad ofrece ambos mares en una zona libre de huracanes, y así nos vamos.
A pesar de todo aquello, muchos destinos de la región gozan de un mayor número de visitantes, por nuestra falta de esmero y voluntad. Si hay un renglón donde somos significativamente superiores es en turismo histórico, donde ejemplos fuera de nuestra región, como España, Francia e Italia han sabido resaltar aquello para engrosar saludablemente sus cifras en turismo.
Ignoran tanto nuestra valía como brújula en la comunidad de naciones que recuerdo durante mis años de estudios universitarios en la Universidad de Nebraska, en su capital Lincoln que fui convidado a un almuerzo en el aledaño poblado de Panama, Nebraska, bastión del partido Republicano de aquel país durante las negociaciones de los tratados del canal de Panamá, donde su candidato Ronald Reagan creó un furor con aquello de "nosotros le pagamos, le construimos y no lo devolveremos."
Ante la presencia de un grupo de fornidos agricultores, en su mayoría de origen escandinavo, grandototes, de ojos azulados típicamente afables y relativamente educados en relación a la media norteamericana, creo esperaban una postura temblorosa por parte de su invitado. Estreché sus robustas manos con denuedo e hice contacto visual prolongado, inherente sonrisa hacia cada unos de mis anfitriones. El primer comentario de uno de ellos fue "we were here before you", tal vez jocoso rompehielos. Aproveche el momento para recordarle a los presentes que nuestro Panamá fue visitada por Colón y fue allí donde Balboa descubrió el Pacífico en 1513, mientras el de ellos en aquel entonces estaba poblado por indígenas, búfalos y serpientes
En vez de generar conflictos sobre la situación política del momento, astutamente y subrayo astutamente, porque si causaba la ira de uno de ellos, quien sabe terminaria hospitalizado por la tandanada de golpes y quebrados huesos que recibiría, entre en materia cubriendo el periodo de nuestra historia colonial cuya importancia sobrepasaba lejos a la fundación de Jamestown, origen de las 12 colonias.
Aquel relato les trasladó a más de cuatro siglos atrás, cuando Ciudad de Panamá fue primera y señora en el Pacífico continental durante el periodo colonial, y su torre el primer y más elevado rascacielos continental por más de 3 siglos, desde entonces figurando como fulgurante estrella en el comercio mundial y la presencia de España, Colombia, Francia y Estados Unidos jamás opacaria aquel estratégico sitial.
Posterior a nuestro ágape aquellos "panameños" de Nebraska afloraron con una visión diferente del istmo flaqueando aquella tenue concepción que su invitado se presentaría en taparrabo.
Asimismo, hace falta resaltar nuestra historia, fabuloso relato, único en la región, para la efectiva venta de nuestro destino, porque el canal de Panamá es resultado del primer estudio sobre una ruta canalera propuesta por Carlos V de España en 1534. La hazaña de Balboa, la cardinal jerarquía de Panamá como sitio de tránsito de la mayor cantidad de oro en la historia universal y su regencia durante la fiebre del oro de California germinando en 1849, fueron preámbulos al capítulo galo y norteamericano. Descollar aquello de forma enérgica cristalizaría en un vigoroso turismo que engrosaría eficazmente nuestro escuálido número de visitantes. ¡Manos a la obra Panamá!
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