Propuesta sobre las imprentas estatales
Publicado 2000/08/22 23:00:00
Hace algunos días le envié al señor Contralor General de la República, una nota en que le exponía el sentir de un grupo mayoritario de dueños de imprentas. Esto aprovechando la coyuntura surgida a raíz del publicitado problema de la imprenta de la Caja de Seguro Social. Los que nos agitamos en este sector de la economía, sabemos que las imprentas estatales han desarrollado por años lo que bien podemos denominar una "competencia desleal". Dentro de la inmensa mayoría de esas imprentas, costeadas con los impuestos de los contribuyentes, se realizan trabajos a los particulares a precios muy por debajo de los que podemos ofrecer las privadas. Sencillamente, aquellas imprentas utilizan los bienes del Estado (máquinas, tintas, químicos, locales, etc.) y a los funcionarios públicos (prensistas, compaginadores, etc.), que paga el Estado, para realizar estos trabajos. En tanto, las imprentas privadas tienen que pagar todo eso y, además, electricidad, teléfono, agua e impuestos. Le dije al Señor Contralor que investigara este asunto que no sólo nos perjudica a nosotros sino también, a la propia economía del Estado.
Además de utilizar los recursos del Estado para fines distintos para los que fueron creadas, lo que de por sí constituye un acto ilícito, las imprentas estatales son focos de constante corrupción. En muchas de ellas se venden papeles, tintas numeradoras, piezas de máquinas y demás accesorios, como me lo han manifestado algunos propietarios de estos negocios. Ese gran negociado ilícito con los bienes estatales, ese peculado cotidiano, también nos perjudica a nosotros y, sobre todo perjudica al Estado. Esto también se lo dije al Señor Contralor.
Es importante y urgente que la Contraloría realice una investigación profunda sobre los costos de producción de las imprentas estatales. Sería un sano ejercicio contable que ha de determinar que éstas no son rentables. En otras palabras, esas imprentas representan un gasto (alto, por cierto) innecesario para el Estado, por lo que éste debe vender esas imprentas, de suerte que toda esa maquinaria pase a manos privadas. La mayoría de los propietarios de imprentas estamos convencidos de que podemos ofrecerle al Estado un mejor servicio a un mejor costo. Esto no sólo le ahorraría una considerable suma anual, cuestión que es importante para todos, tanto como la gran inyección económica que tal medida significaría para nuestro sector. Le ahorraría en compras de equipo, en mantenimiento, en útiles, en planillas y gastos conexos, (en rebuscas, agregaría), etc., gastos que entendemos ascienden a varios millones anualmente. La propuesta que aquí se hace ya la concretó con gran éxito la Autoridad del Canal de Panamá. Los norteamericanos mantenían una imprenta en la Zona del Canal para brindarle este servicio a la entidad del Canal. Tan pronto la vía pasó a manos panameñas, se convocó a las imprentas particulares a una licitación pública (transparente y confiable) para que fueran éstas las que prestaran ese servicio. Al mismo tiempo, como era lógico, se procedió a vender las máquinas de la antigua imprenta zoneíta. La decisión asumida por la Autoridad del Canal de Panamá es importante para nuestro sector y sirve de magnífico ejemplo de lo que debe hacer el Estado. Esto también se lo manifesté al Señor Contralor.
Las imprentas estatales, además del grave perjuicio que les causan al Estado y a las imprentas privadas, han venido sirviendo ilegalmente a los intereses de algunos partidos políticos. Sabemos que han sido utilizadas por políticos carilimpios para imprimir su propaganda electoral. Esto, aparte de ser una inmoralidad mayúscula, es un duro golpe a las imprentas privadas que tienen la capacidad de brindar ese servicio. También se lo dije al Señor Contralor.
Enterado el Gobierno actual de la situación, gracias a lo sucedido en la imprenta de la Caja de Seguro Social, fincamos nuestras esperanzas en que prontamente esta actividad estatal pase a manos de la empresa privada, pues nada justifica que el Estado y nosotros sigamos siendo los perjudicados.
Además de utilizar los recursos del Estado para fines distintos para los que fueron creadas, lo que de por sí constituye un acto ilícito, las imprentas estatales son focos de constante corrupción. En muchas de ellas se venden papeles, tintas numeradoras, piezas de máquinas y demás accesorios, como me lo han manifestado algunos propietarios de estos negocios. Ese gran negociado ilícito con los bienes estatales, ese peculado cotidiano, también nos perjudica a nosotros y, sobre todo perjudica al Estado. Esto también se lo dije al Señor Contralor.
Es importante y urgente que la Contraloría realice una investigación profunda sobre los costos de producción de las imprentas estatales. Sería un sano ejercicio contable que ha de determinar que éstas no son rentables. En otras palabras, esas imprentas representan un gasto (alto, por cierto) innecesario para el Estado, por lo que éste debe vender esas imprentas, de suerte que toda esa maquinaria pase a manos privadas. La mayoría de los propietarios de imprentas estamos convencidos de que podemos ofrecerle al Estado un mejor servicio a un mejor costo. Esto no sólo le ahorraría una considerable suma anual, cuestión que es importante para todos, tanto como la gran inyección económica que tal medida significaría para nuestro sector. Le ahorraría en compras de equipo, en mantenimiento, en útiles, en planillas y gastos conexos, (en rebuscas, agregaría), etc., gastos que entendemos ascienden a varios millones anualmente. La propuesta que aquí se hace ya la concretó con gran éxito la Autoridad del Canal de Panamá. Los norteamericanos mantenían una imprenta en la Zona del Canal para brindarle este servicio a la entidad del Canal. Tan pronto la vía pasó a manos panameñas, se convocó a las imprentas particulares a una licitación pública (transparente y confiable) para que fueran éstas las que prestaran ese servicio. Al mismo tiempo, como era lógico, se procedió a vender las máquinas de la antigua imprenta zoneíta. La decisión asumida por la Autoridad del Canal de Panamá es importante para nuestro sector y sirve de magnífico ejemplo de lo que debe hacer el Estado. Esto también se lo manifesté al Señor Contralor.
Las imprentas estatales, además del grave perjuicio que les causan al Estado y a las imprentas privadas, han venido sirviendo ilegalmente a los intereses de algunos partidos políticos. Sabemos que han sido utilizadas por políticos carilimpios para imprimir su propaganda electoral. Esto, aparte de ser una inmoralidad mayúscula, es un duro golpe a las imprentas privadas que tienen la capacidad de brindar ese servicio. También se lo dije al Señor Contralor.
Enterado el Gobierno actual de la situación, gracias a lo sucedido en la imprenta de la Caja de Seguro Social, fincamos nuestras esperanzas en que prontamente esta actividad estatal pase a manos de la empresa privada, pues nada justifica que el Estado y nosotros sigamos siendo los perjudicados.
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