¿Qué es el Opus Dei?
- Carlos Felipe Landau R.
Hace un par de viernes escuchaba un programa radial donde se comentaba con cierto tono morboso, “al menos son cuatro los miembros del gabinete miembros del Opus Dei”. Luego que un par de panelistas trataron de ampliar la noticia, un tercero dijo: “Y después de todo, ¿qué es el Opus Dei?” Acto seguido se dio un silencio sepulcral, ya que ninguno de los presentes supo contestar.
Lo anterior me confirmó lo que venía sospechando. La actual “opusfobia” (aversión obsesiva o temor irracional al Opus Dei), no sólo es producto de la fantasiosa película “el Código Da Vinci”, sino que tiene que ver además con el desconocimiento mayúsculo sobre esta organización. Así las cosas, intento aportar un grano de arena para llenar el vacío informativo.
¿Qué es el Opus Dei? El Opus Dei es una prelatura personal de la Iglesia Católica. Fue fundado en 1928 por San Josemaría Escrivá de Balaguer. La frase latina “Opus Dei” significa “Obra de Dios”. La “Obra” difunde el mensaje de la llamada a la santidad de todos los bautizados, en el cumplimiento del propio trabajo y de las obligaciones personales de cada uno.
¿En que consiste una prelatura? La organización tradicional católica es la de otorgar jurisdicción espiritual a un obispo sobre los fieles de cierta área geográfica. Así, en Panamá, Monseñor Dimas Cedeño es la máxima autoridad eclesiástica en la provincia de Panamá; pero en Chiriquí lo es Mons. Lacunza y así en las demás áreas. En el caso de la prelatura, el prelado (máxima autoridad en la prelatura) ejerce jurisdicción independientemente del área en que se encuentren los fieles adscritos a la misma.
En cuanto al mensaje fundamental o “espíritu del Opus Dei”, S.S. Juan Pablo II resume diciendo que San Josemaría “recordó al mundo contemporáneo la llamada universal a la santidad y el valor cristiano que puede adquirir el trabajo profesional, en las circunstancias ordinarias de cada uno”.
En palabras de su fundador, “el objetivo único del Opus Dei ha sido siempre ése: contribuir a que haya en medio del mundo, de las realidades y afanes seculares, hombres y mujeres de todas las razas y condiciones sociales, que procuren amar y servir a Dios y a los demás hombres en y a través de su trabajo ordinario” (San Josemaría, Conversaciones 10).
Naturalmente, tal mensaje –oración, espíritu de sacrificio, formación, práctica de las virtudes cristianas, búsqueda de la santidad- resulta incómodo para la actual sociedad en la que prima el relativismo moral, donde cada quien quiere decidir lo que es bueno, según le satisfaga. Por tanto no faltan los dedos acusadores: que si el Opus Dei es elitista, que si tiene influencia en el Vaticano, etc. Mi experiencia en la Iglesia Católica, es que todos los movimientos y agrupaciones tienen sus detractores. Personas insatisfechas por uno u otro motivo. Lo importante es que en la Iglesia hay una gran diversidad de organizaciones y espiritualidades, donde cada quien libremente puede escoger participar o no.
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