¿Quién es el responsable?
- Walter Williams*
- - Publicado: 11/9/2002 - 11:00 pm
Yo simplemente pregunto, ¿qué tienen que ver los demás si yo no planeo adecuadamente para mi retiro o si no ahorro para educar a mis hijos? O si yo no me amarro el cinturón manejando mi auto o no me pongo el casco para pasear en la motocicleta o si no hago suficiente ejercicio. ¿Es función del gobierno obligarme a todas esas cosas, bajo pena de castigo? En otras palabras, ¿debe el Congreso tener el poder de obligar a la gente a hacer lo que le conviene a su salud, a su seguridad y a su bienestar?
Me temo que la mayoría piensa que el gobierno debe obligar a la gente a hacer lo que más conviene respecto a la salud, seguridad y bienestar. Piensan que si no me pongo el casco al pasear en mi motocicleta, puedo tener un accidente, convertirme en vegetal y también en un peso para los contribuyentes de impuestos.
Tal manera de pensar fue lo que motivó el fanatismo contra el cigarrillo, los impuestos confiscatorios a los fumadores y las demandas del gobierno federal y de los estados contra las tabacaleras, tras la excusa de recuperar el costo de la atención médica en las enfermedades relacionadas con el cigarrillo. Ahora, los mismos neonazis se han volcado contra la industria alimenticia, demandando a McDonald"s, Burger King, Wendy"s y KFC, acusándolos de crear adicción a los alimentos grasosos.
222El próximo paso, en esa misma lógica, es crear un cuerpo de policías para obligar a la gente a hacer ejercicio, caminar tres kilómetros cada día, montar en bicicleta o ir al gimnasio.
Esas cadenas de restaurantes de comida rápida están supuestas de contribuir a los problemas de salud relacionados con la obesidad y los mismos activistas ahora exigen que el gobierno le imponga regulaciones e impuestos a los alimentos que ellos consideran poco nutritivos. Y los tímidos presidentes de las cadenas de comida rápida, igual que sus colegas de la industria tabacalera, están transando con los abogados demandantes. Tal cobardía no sorprende porque esos mismos ejecutivos simplemente aumentan los precios y le pasan el costo adicional al público consumidor.
Que yo tenga un grave accidente por no usar el cinturón de seguridad de mi auto o que me enferme por comer demasiado ¿es, acaso, un problema de exceso de libertad? No. Yo diría que es un problema del socialismo. No existe ningún fundamento moral para que el gobierno tome dinero del trabajo de una persona, a través de impuestos, para darle atención médica a un tercero. Hacerlo es ligeramente menos ofensivo que la esclavitud. Recordemos, que la razón de ser de la esclavitud era obligar a unos a trabajar en beneficio de otros.
Si el gobierno tiene la responsabilidad de cuidarnos, nos va también a dictar cómo debemos vivir. Ya el gobierno tuvo éxito en su campaña contra los fumadores y ahora va a proceder a ayudar a abogados y a jueces pícaros para hacer lo mismo contra las cadenas de comida rápida, los fabricantes de bebidas gaseosas, de dulces y demás productos que consideren poco nutritivos y recargados en calorías.
El próximo paso, en esa misma lógica, es crear un cuerpo de policías para obligar a la gente a hacer ejercicio, caminar tres kilómetros cada día, montar en bicicleta o ir al gimnasio. ¿Cree usted que estoy exagerando? Eso es exactamente lo que pensaría alguien que murió en 1950 y le cuentan lo que hoy sucede con los fumadores y la comida rápida.
*Profesor de economía de la Universidad George Mason y presidente de la directiva de la Fundación Francisco Marroquín.
(c)www.aipenet.com
No sólo perdió la libertad y las posibilidades de estudiar, por ahora, lo que más le gusta: turismo, también su carro tercel "del que pagaba B/. 164 mensual y aunque llevé las constancias de que estaba al día y de que me alcanzaba con lo que ganaba, de nada valió, me lo quitaron".
Su novio, quien la noche del allanamiento estaba con ella, se ha mantenido fiel a la causa. La visita constantemente y "si todo sale bien, va la boda, pero no aquí, afuera... cuando yo salga".
Me temo que la mayoría piensa que el gobierno debe obligar a la gente a hacer lo que más conviene respecto a la salud, seguridad y bienestar. Piensan que si no me pongo el casco al pasear en mi motocicleta, puedo tener un accidente, convertirme en vegetal y también en un peso para los contribuyentes de impuestos.
Tal manera de pensar fue lo que motivó el fanatismo contra el cigarrillo, los impuestos confiscatorios a los fumadores y las demandas del gobierno federal y de los estados contra las tabacaleras, tras la excusa de recuperar el costo de la atención médica en las enfermedades relacionadas con el cigarrillo. Ahora, los mismos neonazis se han volcado contra la industria alimenticia, demandando a McDonald"s, Burger King, Wendy"s y KFC, acusándolos de crear adicción a los alimentos grasosos.
222El próximo paso, en esa misma lógica, es crear un cuerpo de policías para obligar a la gente a hacer ejercicio, caminar tres kilómetros cada día, montar en bicicleta o ir al gimnasio.
Esas cadenas de restaurantes de comida rápida están supuestas de contribuir a los problemas de salud relacionados con la obesidad y los mismos activistas ahora exigen que el gobierno le imponga regulaciones e impuestos a los alimentos que ellos consideran poco nutritivos. Y los tímidos presidentes de las cadenas de comida rápida, igual que sus colegas de la industria tabacalera, están transando con los abogados demandantes. Tal cobardía no sorprende porque esos mismos ejecutivos simplemente aumentan los precios y le pasan el costo adicional al público consumidor.
Que yo tenga un grave accidente por no usar el cinturón de seguridad de mi auto o que me enferme por comer demasiado ¿es, acaso, un problema de exceso de libertad? No. Yo diría que es un problema del socialismo. No existe ningún fundamento moral para que el gobierno tome dinero del trabajo de una persona, a través de impuestos, para darle atención médica a un tercero. Hacerlo es ligeramente menos ofensivo que la esclavitud. Recordemos, que la razón de ser de la esclavitud era obligar a unos a trabajar en beneficio de otros.
Si el gobierno tiene la responsabilidad de cuidarnos, nos va también a dictar cómo debemos vivir. Ya el gobierno tuvo éxito en su campaña contra los fumadores y ahora va a proceder a ayudar a abogados y a jueces pícaros para hacer lo mismo contra las cadenas de comida rápida, los fabricantes de bebidas gaseosas, de dulces y demás productos que consideren poco nutritivos y recargados en calorías.
El próximo paso, en esa misma lógica, es crear un cuerpo de policías para obligar a la gente a hacer ejercicio, caminar tres kilómetros cada día, montar en bicicleta o ir al gimnasio. ¿Cree usted que estoy exagerando? Eso es exactamente lo que pensaría alguien que murió en 1950 y le cuentan lo que hoy sucede con los fumadores y la comida rápida.
*Profesor de economía de la Universidad George Mason y presidente de la directiva de la Fundación Francisco Marroquín.
(c)www.aipenet.com
No sólo perdió la libertad y las posibilidades de estudiar, por ahora, lo que más le gusta: turismo, también su carro tercel "del que pagaba B/. 164 mensual y aunque llevé las constancias de que estaba al día y de que me alcanzaba con lo que ganaba, de nada valió, me lo quitaron".
Su novio, quien la noche del allanamiento estaba con ella, se ha mantenido fiel a la causa. La visita constantemente y "si todo sale bien, va la boda, pero no aquí, afuera... cuando yo salga".
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