¿Quién recoge a nuestros muertos?
Publicado 2003/07/10 23:00:00
- Daika I. Levy H.
Como ciudadanos de este país, todos conocemos la limitación de recursos que existe en los estamentos estatales, por lo que las entidades de justicia no son la excepción. Hace unos meses, el Procurador General de la Nación indicó ante organismos internacionales, que el presupuesto asignado al Ministerio Público era reducido, en atención a la labor que día tras día debía enfrentar, y una de estas labores es la de realizar el levantamiento de cadáveres. Dicha labor fue asiganda a la Fiscalía Auxiliar de la República, con la finalidad de que al darse muertes traumáticas, ya sea, por homicidos culposos o dolosos, existiese la inmediacion judicial, que permitiría, preservar las posibles pruebas, que posteriormente revelarían a los autores del hecho.
No obstante, hoy día, además de levantar los cadáveres que se producen por las circunstancias antes descritas, la Fiscalía Auxiliar brinda el servicio de transportar a los mismos que se producen por muertes naturales, entendiéndose por muerte natural todas aquellas que se dan sin que intervengan agentes agresores externos; por ejemplo, cuando la muerte sobreviene por infartos, desnutrición, etc., y se produce en la residencia del occiso, inclusive, cuando las personas han perecido en los hospitales o cuando han llegado sin vida a los mismos. Lo alarmante de la situación es que los familiares de los occisos, quienes atraviesan un momento lamentable, deben aguardar, en ocasiones, largas horas antes de que se dé la autorización para trasladar el cadáver.
¿Pero a qué obedece esta situación? Aunque parezca increíble, actualmente dicha Fiscalía cuenta únicamente con un solo auto fúnebre para dar servicio a toda la ciudad, y la morgue judicial cuenta igualmente con un solo vehículo, donado recientemente; esto quiere decir que existen dos autos, para realizar todos los levantamientos de cadáveres, sean traumáticos o naturales, que se dan en la ciudad de Panamá, lo que suma un promedio entre 150 y 200 muertos al mes, y ni hablar cuando se producen muertes en áreas apartadas de la ciudad, lo que genera que el mismo auto tenga que trasladar, al mismo tiempo, varios cadáveres.
La situación se agrava en el interior del país, pues la inclemencia del tiempo y la falta de vías adecuadas, aunado al poco número de autos destinados a estos menesteres demoran aún más la llegada de los agentes del Ministerio Público.
Con este artículo no pretendemos buscar culpables, sino hacer un llamado a la reflexión de nuestros gobernantes, pasados, presentes y futuros, para que destinen los fondos necesarios para darle coto a esta situación.
Ahora, para colmo, alguien que habitualmente vigilaba por cuenta propia la corrupción, está tratando de meternos borriguero por iguana exhumando un casete huerfanito de padre y madre (aunque con padre putativo), justo al hacerse pública la última encuesta política. El beneficiario puede decir que eso se ha hecho sin su conocimiento ni participación, sin que él lo supiera... pero el asunto hasta que apesta.
No obstante, hoy día, además de levantar los cadáveres que se producen por las circunstancias antes descritas, la Fiscalía Auxiliar brinda el servicio de transportar a los mismos que se producen por muertes naturales, entendiéndose por muerte natural todas aquellas que se dan sin que intervengan agentes agresores externos; por ejemplo, cuando la muerte sobreviene por infartos, desnutrición, etc., y se produce en la residencia del occiso, inclusive, cuando las personas han perecido en los hospitales o cuando han llegado sin vida a los mismos. Lo alarmante de la situación es que los familiares de los occisos, quienes atraviesan un momento lamentable, deben aguardar, en ocasiones, largas horas antes de que se dé la autorización para trasladar el cadáver.
¿Pero a qué obedece esta situación? Aunque parezca increíble, actualmente dicha Fiscalía cuenta únicamente con un solo auto fúnebre para dar servicio a toda la ciudad, y la morgue judicial cuenta igualmente con un solo vehículo, donado recientemente; esto quiere decir que existen dos autos, para realizar todos los levantamientos de cadáveres, sean traumáticos o naturales, que se dan en la ciudad de Panamá, lo que suma un promedio entre 150 y 200 muertos al mes, y ni hablar cuando se producen muertes en áreas apartadas de la ciudad, lo que genera que el mismo auto tenga que trasladar, al mismo tiempo, varios cadáveres.
La situación se agrava en el interior del país, pues la inclemencia del tiempo y la falta de vías adecuadas, aunado al poco número de autos destinados a estos menesteres demoran aún más la llegada de los agentes del Ministerio Público.
Con este artículo no pretendemos buscar culpables, sino hacer un llamado a la reflexión de nuestros gobernantes, pasados, presentes y futuros, para que destinen los fondos necesarios para darle coto a esta situación.
Ahora, para colmo, alguien que habitualmente vigilaba por cuenta propia la corrupción, está tratando de meternos borriguero por iguana exhumando un casete huerfanito de padre y madre (aunque con padre putativo), justo al hacerse pública la última encuesta política. El beneficiario puede decir que eso se ha hecho sin su conocimiento ni participación, sin que él lo supiera... pero el asunto hasta que apesta.
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