Repertorio Jean Cocteau (l892-l962)
Publicado 2007/01/14 00:00:00
- Nathali Reyes
Este poeta francés, como muchos hombres famosos, tenía sus originalidades y excentricidades. Ofrecemos hoy anécdotas suyas.
Alguien le hablaba de sus poesías, diciéndole: -Ha escrito usted cosas admirables-
El poeta, interrumpiéndole, le dijo: -No me diga cuáles. La tragedia de un poeta consiste en ser admirado, precisamente, por aquello que todos interpretan mal. Nunca por lo que el poeta quiso de veras decir-.
A veces ofrecía recitales de sus poesías, y al terminar, acostumbraba a pedirle perdón al auditorio, diciéndole: -Y perdonen, se lo ruego, que esté vivo todavía. -
Cuando le preguntaban por qué decía eso, respondía; -Porque el público ha preferido siempre a los poetas muertos. Y considero que mi presencia aquí tiene, para los que me escuchan, algo de decepción.
A uno que lo felicitaba por su ingreso a la Academia Francesa, le dijo: -No me felicite. Entre el uniforme, la espada, la capa y el sombrero, he tenido que gastar más de setecientos mil francos.
Le aseguró el otro que pronto los recuperaría con algún nuevo libro, respondió: -Si cuento la verdad de todo lo que vaya sabiendo de los otros académicos, es muy probable que sí.- Pero nunca lo hizo.
Alguien le hablaba de sus poesías, diciéndole: -Ha escrito usted cosas admirables-
El poeta, interrumpiéndole, le dijo: -No me diga cuáles. La tragedia de un poeta consiste en ser admirado, precisamente, por aquello que todos interpretan mal. Nunca por lo que el poeta quiso de veras decir-.
A veces ofrecía recitales de sus poesías, y al terminar, acostumbraba a pedirle perdón al auditorio, diciéndole: -Y perdonen, se lo ruego, que esté vivo todavía. -
Cuando le preguntaban por qué decía eso, respondía; -Porque el público ha preferido siempre a los poetas muertos. Y considero que mi presencia aquí tiene, para los que me escuchan, algo de decepción.
A uno que lo felicitaba por su ingreso a la Academia Francesa, le dijo: -No me felicite. Entre el uniforme, la espada, la capa y el sombrero, he tenido que gastar más de setecientos mil francos.
Le aseguró el otro que pronto los recuperaría con algún nuevo libro, respondió: -Si cuento la verdad de todo lo que vaya sabiendo de los otros académicos, es muy probable que sí.- Pero nunca lo hizo.
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