Salud y el sistema neoliberal
Publicado 2007/05/01 23:00:00
- César Quintero Sánchez
El esfuerzo está en consolidar un Sistema Nacional de Salud que asegure a todo habitante la atención completa e integral, desde la cuna hasta la tumba.
ME PREOCUPA que en el marco del ambiente neoliberal que caracteriza las decisiones políticas en este país desde hace ya varias décadas, el pueblo se vea afectado en el sector salud por lineamientos basados tan sólo en los enfoques clínicos clientelistas, en los que lo fundamental es la percepción de cómo atender las personas desde el punto de la enfermedad y el lucro del proveedor, desconociendo que la salud integral de la población es el producto acumulado de variables epidemiológicas y sociales, y en donde se hace indispensable considerar múltiples factores relativos a los estilos de vida, la herencia biológica, el medio ambiente y los servicios de salud que se proveen, en el marco de una cruda realidad nacional que mantiene secuestrados, para utilizar la palabra de moda, al 20% de la población en condiciones de miseria y al 40% en situación de pobreza.
El agotamiento del modelo neoliberal de reforma del sector salud es cada vez más evidente y su fracaso se ha producido porque el modelo está fundamentado en premisas que no han podido demostrarse a lo largo y ancho de las Américas, y en cuyo desarrollo se han encontrado las siguientes deficiencias:
-La tasas de prevalencia e incidencia de las principales enfermedades de origen infectocontagioso, crónicas, productos de la convivencia social y del deterioro del medio ambiente no han sido impactadas significativamente y en algunos casos se mantienen o se han incrementado (ejemplos: malaria, TBC, dengue, desnutrición y malnutrición, IAM, ACV, violencia, drogadicción, homicidios, suicidios, lesiones y muertes por accidentes automovilísticos y ocupacionales, etc.).
- Las coberturas de vacunación permanecen en niveles de riesgo y son menores para la población postergada en relación a las principales enfermedades prevenibles por inmunización
- Las tasas de utilización de los procesos de atención directa, como urgencia, consulta externa, hospitalización, cirugías, rehabilitación y los soportes técnicos de laboratorio, imagenología y medicamentos recibidos son inversamente proporcionales, al ingreso per cápita y a los niveles de educación-formación de nuestros ciudadanos.
- La calidad de la atención evaluada en criterios de eficiencia, eficacia y efectividad no ha sido mejorada en proporción a los grandes recursos que se han destinado a los nuevos sistemas de gestión y atención.
- El pluriempleo de los funcionarios, la descentralización y regulación mal concebidas, la deficiente capacidad y control gerencial, lo mismo que la inadecuada comunicación real entre los proveedores y usuarios son hallazgos frecuentes en los sistemas sanitarios nacionales actuales
- La profunda evaluación de las demandas, la oferta o estructura, los procesos, los productos y los impactos de los diferentes sistemas de salud, hacen arribar a la conclusión que los habitantes de las Américas no están recibiendo servicios de acuerdo a sus necesidades reales, si no de acuerdo a su capacidad económica.
El problema es que estamos frente a una realidad de Latinoamérica y el Caribe, en donde el 60% de su población no tiene acceso real a los servicios de salud integral y estamos en un continente, cuyo 15% de la población posee el 85% de los bienes y mecanismos de producción, sin olvidar que en Panamá en el 40% de los hogares no ingresan 400 balboas mensuales.
La sana crítica a las reformas neoliberales no niega la necesidad de modificar e innovar elementos relacionados con los recursos humanos o los procesos de gestión o atención, para conseguir los mismos objetivos que pretenden las reformas.
Los cambios hay que buscarlos dentro de los principios y los valores que históricamente propulsaron la organización del sector salud en América Latina; es decir, en la solidaridad más que en la competitividad y en la ayuda más que en el beneficio. Estos principios siguen siendo válidos y viables. Lo único que ha traído como consecuencia neta de los ajustes neoliberales aplicados a la atención de la salud en los pueblos en vías de desarrollo ha sido: El aumento de la pobreza y la inequidad social; la concentración de los recursos en las corporaciones multinacionales; el daño al medio ambiente; la erosión de la calidad de los empleos en el sector
Después de dos décadas de reforma neoliberal en el sector salud sólo han demostrado más gasto de recursos ineficientes y un sistema fragmentado que excluye a grandes grupos de la población en cuanto a accesibilidad, la cual se ha deteriorado en términos de que ahora de un 20% a un 77% de la población no logra ser atendido por los servicios públicos de salud a nivel mundial.
El esfuerzo nacional en nuestra América mestiza ha de ser el de consolidar un Sistema Nacional de Salud, que asegure a todo habitante la atención completa e integral desde la cuna hasta la tumba, sin importar su capacidad económica, para que así realmente todos tengan las puertas abiertas para ser; es decir, que posean al menos la oportunidad para llenar el sentido de sus vidas y no continúe la triste realidad de que unos pocos siguen naciendo sabiendo que serán; y otros, los muchos, se siguen muriendo sin saber que han sido.
El agotamiento del modelo neoliberal de reforma del sector salud es cada vez más evidente y su fracaso se ha producido porque el modelo está fundamentado en premisas que no han podido demostrarse a lo largo y ancho de las Américas, y en cuyo desarrollo se han encontrado las siguientes deficiencias:
-La tasas de prevalencia e incidencia de las principales enfermedades de origen infectocontagioso, crónicas, productos de la convivencia social y del deterioro del medio ambiente no han sido impactadas significativamente y en algunos casos se mantienen o se han incrementado (ejemplos: malaria, TBC, dengue, desnutrición y malnutrición, IAM, ACV, violencia, drogadicción, homicidios, suicidios, lesiones y muertes por accidentes automovilísticos y ocupacionales, etc.).
- Las coberturas de vacunación permanecen en niveles de riesgo y son menores para la población postergada en relación a las principales enfermedades prevenibles por inmunización
- Las tasas de utilización de los procesos de atención directa, como urgencia, consulta externa, hospitalización, cirugías, rehabilitación y los soportes técnicos de laboratorio, imagenología y medicamentos recibidos son inversamente proporcionales, al ingreso per cápita y a los niveles de educación-formación de nuestros ciudadanos.
- La calidad de la atención evaluada en criterios de eficiencia, eficacia y efectividad no ha sido mejorada en proporción a los grandes recursos que se han destinado a los nuevos sistemas de gestión y atención.
- El pluriempleo de los funcionarios, la descentralización y regulación mal concebidas, la deficiente capacidad y control gerencial, lo mismo que la inadecuada comunicación real entre los proveedores y usuarios son hallazgos frecuentes en los sistemas sanitarios nacionales actuales
- La profunda evaluación de las demandas, la oferta o estructura, los procesos, los productos y los impactos de los diferentes sistemas de salud, hacen arribar a la conclusión que los habitantes de las Américas no están recibiendo servicios de acuerdo a sus necesidades reales, si no de acuerdo a su capacidad económica.
El problema es que estamos frente a una realidad de Latinoamérica y el Caribe, en donde el 60% de su población no tiene acceso real a los servicios de salud integral y estamos en un continente, cuyo 15% de la población posee el 85% de los bienes y mecanismos de producción, sin olvidar que en Panamá en el 40% de los hogares no ingresan 400 balboas mensuales.
La sana crítica a las reformas neoliberales no niega la necesidad de modificar e innovar elementos relacionados con los recursos humanos o los procesos de gestión o atención, para conseguir los mismos objetivos que pretenden las reformas.
Los cambios hay que buscarlos dentro de los principios y los valores que históricamente propulsaron la organización del sector salud en América Latina; es decir, en la solidaridad más que en la competitividad y en la ayuda más que en el beneficio. Estos principios siguen siendo válidos y viables. Lo único que ha traído como consecuencia neta de los ajustes neoliberales aplicados a la atención de la salud en los pueblos en vías de desarrollo ha sido: El aumento de la pobreza y la inequidad social; la concentración de los recursos en las corporaciones multinacionales; el daño al medio ambiente; la erosión de la calidad de los empleos en el sector
Después de dos décadas de reforma neoliberal en el sector salud sólo han demostrado más gasto de recursos ineficientes y un sistema fragmentado que excluye a grandes grupos de la población en cuanto a accesibilidad, la cual se ha deteriorado en términos de que ahora de un 20% a un 77% de la población no logra ser atendido por los servicios públicos de salud a nivel mundial.
El esfuerzo nacional en nuestra América mestiza ha de ser el de consolidar un Sistema Nacional de Salud, que asegure a todo habitante la atención completa e integral desde la cuna hasta la tumba, sin importar su capacidad económica, para que así realmente todos tengan las puertas abiertas para ser; es decir, que posean al menos la oportunidad para llenar el sentido de sus vidas y no continúe la triste realidad de que unos pocos siguen naciendo sabiendo que serán; y otros, los muchos, se siguen muriendo sin saber que han sido.
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