Ser patriota es no celebrar Halloween
- Modesto Rangel Miranda
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Uno de nuestros aspectos fundamentales en nuestra nación es contemplar el verdadero espíritu de libertad con que expresamos el deseo de hacer patria. Eso nos diferencia de cada ciudadano que por diversas nacionalidades reside en nuestra nación.
Contemplar esas páginas cuyas fases históricas fueron la esencia con que los panameños mostramos el mejor deseo que algún día nos daría ese mayor anhelo de ser soberano en nuestro territorio nacional, pero un hecho trascendental es que con el tiempo, se ha ido perdiendo ese deseo patriótico porque una celebración de tradición y antecedentes paganos, ha sido el punto controversial donde los panameños están reviviendo nuevamente en aquellas tradiciones que los estadounidenses plasmaron en el istmo, mejor especificado la fiesta de Brujas o Halloween, donde los verdaderos panameños con ese sentimiento de patria no celebramos, más ceñido del conocimiento de que son celebraciones cuyos antecedentes son originarios de los países escandinavos en Europa, con una finalidad de segregar el pleno conocimiento de lo que da a conocer la Palabra de Dios en cuanto a esa celebración
En Efesios 5:11-13 se nos dice: "Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino que más bien reprendedlas, porque vergonzoso es aún hablar de lo que ellos hacen en secreto. Más todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz, son hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo".
Pero qué tristeza es ver cuando uno recorre los centros comerciales en la ciudad de Panamá y quizás en el sector oeste, así como en el interior del país, donde se observa el tradicionalismo consumista de comercializar una festividad que no solamente enfoca ese punto de vista, sino que denigra ese sentimiento nacionalista panameño, de que primero debe ser Dios en nuestros corazones y amor hacia la Patria.
Es verdaderamente justificable que en Panamá hubo momentos donde nuestros sentimientos de patria fueron realzados, como los hechos del 9 de enero de 1964, donde los panameños lucharon no solamente por las igualdades y reivindicaciones salariales sino por el respeto a la costumbre de nuestra nación. Hoy vemos como existen panameños que consagran en adornar sus hogares con estas reverencias demostrando un poco de amor a la nación.
Como panameños debemos consagrar en nuestros corazones ese sentimiento nacionalista, donde se afianzó una vez más en las luchas generacionales donde manifestamos que no estábamos de acuerdo con sus imposiciones, ni mucho menos celebrar fiestas que tiene un verdadero significado paganista satánico, y que solamente involucra gastar dinero en una fiesta que no es de Panamá.
Dios enseña en su Sagrada Palabra que si los habitantes de una nación lo buscaran muchas cosas y bendiciones vendrá hacia esa nación. Es hora que pongamos los panameños conciencia a ese llamado, dejando de celebrar estas fiestas satánicas y honremos dándole Gracias por las bendiciones que nuestra nación ha recibido, siendo fervientes patriotas amando nuestra nación como símbolo de libertad y plena soberanía en la República de Panamá.
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