Sin estadísticas confiables, todo lo que se haga será discrecional y dudoso

El problema de las estadísticas amañadas no solo involucra a las finanzas públicas, ha llegado hasta permear en los índices de delincuencia, los fracasos y la deserción escolar. Foto: EFE.

Una de las deficiencias que ha mostrado Panamá durante muchos años a nivel internacional es la falta de estadísticas sociales confiables y oportunas.

No sé si los gobiernos que se han sucedido en el poder han preferido mantener este vacío para poder llenarlo con cifras amañadas que ayuden a ocultar sus falencias como gobernantes y administradores de la Cosa Pública.

Solo en el gobierno pasado, en el del panameñista Juan Carlos Varela, hubo un escándalo por el maquillaje de las finanzas públicas y las estadísticas sociales.

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Y, según la administración de Laurentino Cortizo, eso provocó que se tomaran decisiones equivocadas que le hicieron mucho daño al país.

Pero el problema de las estadísticas amañadas no solo involucra a las finanzas públicas, ha llegado hasta permear en los índices de delincuencia, los fracasos y la deserción escolar.

Los gobiernos han utilizado las estadísticas como un arma política, pero los grandes perjudicados hemos sido los ciudadanos, porque el dinero público no se maneja con criterios científicos, sino al antojo del gobernante de turno.

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La discrecionalidad es un caldo de cultivo para la corrupción.

Por eso hago votos porque la Mesa Técnica de Estadísticas e Indicadores Sociales que creó recientemente el Gobierno, sea una iniciativa legítima y no otro fraude.

Periodista.