¿Tenemos cultura evaluativa en nuestro sistema educativo?

La evaluación que se hace en las escuelas incorpora aspectos formales e informales que establecen juicios de valor que van dirigidos al desempeño docente y escolar de los estudiantes. Estas observaciones involucran resultados académicos y actitudes y aptitudes del docente como del estudiante, es una realidad que los reportes involucran elementos objetivos, pero también apreciaciones subjetivas de los docentes como de los estudiantes. No es extraño escuchar que un docente sea calificado como excelente mientras otro lo califica en una forma bastante negativa, así mismo en los estudiantes en el aula de clases, tampoco es raro encontrar que la calificación del docente o el estudiante este estrechamente relacionada con la relación que tenga con su evaluador.

Es interesante señalar que la evaluación del desempeño docente como del estudiante es en muchas ocasiones muy compleja, ya que, para evaluar el docente se necesitan criterios los cuales deben claros y observables cuando se llega a una clase mientras que para el estudiante también se necesitan criterios, si se le pregunta a los maestros y maestras acerca de los criterios que utilizan para evaluar las labores escolares se van a encontrar una gran disparidad entre ellos, para algunos docentes ciertos criterios son más importantes para otros esos mismos criterios no son tan importantes, algunos piden más creatividad, otros más disciplina y no podemos olvidar lo que dicen los estudiantes que en muchas ocasiones lo que le ponen es muy extenso, nunca es revisado, en muchas ocasiones les parece que son mal planteados o inútiles para ellos.

Cada uno de los estudiantes niños, niñas o jóvenes tiene su propia forma de aprender, en cualquier campo del conocimiento: filosofía, ciencias, matemáticas, música, natación, pintura, etc., todo lo que es capaz de realizar en el campo intelectual, técnico y motriz es el resultado de un aprendizaje y en ese proceso intervienen experiencias, motivaciones, estímulos, actividades motrices, las fuentes de información, su personalidad y habilidades propias.

Pero cuando algunos no son capaces de realizar las tareas que se les solicitan, se dice que tienen dificultad para aprender una destreza o asignatura específica, quizás se deba a que el docente no ha identificado la forma específica en que ese estudiante aprende y el solo evaluarlo para decirle que está mal y que tiene que estudiar más hace que se profundice el sentido de incapacidad en lo que no ha salido bien.

Una buena evaluación permite identificar la mejor forma de aprendizaje del estudiante y establecer las mejores estrategias para lograrlo, pero esto se ve afectado por la poca preparación de muchos docentes y los grupos numerosos en el aula de clases, por lo que se hace necesario el trabajo colaborativo entre docentes (lo que sería el desarrollo de una comunidad de aprendizaje) en donde intercambien estrategias, experiencias pedagógicas y formas de evaluar el aprendizaje de los estudiantes de manera que se identifiquen los aspectos más fuertes del evaluado.

En el ejercicio de las labores educativas y con la transformación curricular que está aplicándose a nivel nacional, se ha hecho necesario que el docente elabore y utilice instrumentos evaluativos (rúbricas, escalas de rango, lista de cotejo, autoevaluación, coevaluación) como herramientas que permitan observar aspectos que fomenten el avance en el desarrollo profesional y personal del docente, fortalecer el desarrollo de experiencias y estrategias pedagógicas con los docentes, así como diferentes formas de evaluar el aprendizaje de los estudiantes. También considero que el conocer nuevos objetivos y ser mejores profesionales en la labor que se desarrolla diariamente dentro de nuestro sistema educativo es una necesidad, que tendrá un avance si se tiene un personal idóneo, capacitado, actualizado y permanente en este tema evaluativo tan controversial, lo que generaría un fortalecimiento de la cultura evaluativa del que el sistema adolece y que, por ende, de los que lo forman (administrativos, docentes y educandos), todo esto es una solución progresiva que verá sus frutos en las generaciones futuras, porque la evaluación involucra resultados académicos, actitudes y aptitudes del docente y del educando desde la educación primaria, premedia, media y universitaria aplicando estos resultados en su vida diaria y en nuestra sociedad.

Profesora, coordinadora regional de Vive la Ciencia Meduca, Chiriquí.