Turismo: Oxigenando la Ciudad
Durante reciente incursión al Casco Antiguo auspiciada por el Comité de Fotografía del Club Union logramos captar con ojo clínico las pinceladas que han transformado el sitio en un magneto al turismo mundial.
A pesar de que aun mucho falta para completar la viñeta, se hace notoria la inversión en hoteles de primera línea, restaurantes que permiten desmenuzar una heterogénea gastronomía, sitios de recreo que exacerban el ocio y bazares que se esmeran en ofrecer genuinos recuerdos a los visitantes, en un ambiente confiable que provoca la holganza del turismo.
Para bajar el telón de la partitura, habria que apremiar la venta y reconstrucción de cuantiosas propiedades en estado de ruindad y abandono, el desalojo de todas las oficinas públicas, incluyendo el Palacio de las Garzas, concibiendo un afable ambiente peatonal, añadiendo proyectos que realcen su vetusto primor tales como el tranvía y la proyección de sus extramuros, remendando Santa Ana, la Avenida Central y el Barrio Chino.
Mayer acaricia el reto de una dinámica transformación que gire de una vez por todas el encanto de nuestro contorno hacia la aureola que hechice al turismo como abejas al panal.
Porque el Casco no debe permanecer como aislado aderezo, sino más bien el embrión de una metrópoli que convide al visitante a quijotearle en su totalidad.
Los rubios guayacanes que tonifiquen la extensión de la Cinta Costera, segando los cerezos de Washington, dejándoles en el retrovisor de la apostura, deben ir ligados a un emporio libre de desechos, indigentes y desorden, de cabo a rabo.Solo así podremos maximizar nuestra oferta, aumentando la febril ocupación hotelera, concibiendo riquezas que mejoren la calidad de vida de todos los ciudadanos y transformando cual Houdini nuestro medio, añadiendo lunares que resalten el esplendor de nuestra capital, tal como un galeón refectorio que convide al visitante a pasmar su vibrante silueta desde aquel Mar del Sur de Balboa, visualizando nuestra génesis como ciudad señora del Pacífico del continente hace 505 años.