Un acto de demencia
- Mons. Rómulo Emiliani cmf
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Cuando se pierde el control mental y emocional la persona da rienda suelta a sus instintos, miedos, agresividad, desesperación, y realiza actos algunas veces salvajes y hasta criminales. Otras veces, en cambio, acciones cobardes y de abandono de sus responsabilidades. Huida o ataque, dos reacciones muy comunes cuando la persona deja de funcionar con el equilibrio mental y emocional necesario. La sociedad actual no ayuda a la serenidad al brindar sobre todo mucho ruido en sus diferentes vertientes: exceso de información, música estridente, distracciones las más diversas, droga, alcohol, controversias y competencia en todos los niveles, consumo sin límites, Y la cultura reinante destrona todos los valores tradicionales y lleva a la persona a una degradación en todos los órdenes.
Pues lamentablemente cuando una persona dominada por el estrés, con una actividad desbordante, exceso de preocupaciones, mucha ansiedad, tareas que nunca acaba y empalma con otras, que está sobreviviendo en una sociedad donde nunca es suficiente lo que se tiene y lo que se hace, llega un momento en que colapsa, comienza a tomar medicamentos contra la ansiedad, la depresión, ya tenemos un candidato a actuar de manera irracional y demente. Porque la oferta de tener y tener, gastar y gastar, consumir y tirar, buscando siempre lo nuevo, sin tener otro rumbo en la vida que acaparar lo que encuentre, lleva siempre al vacío existencial.
Y de ahí a cometer actos irracionales, como agredir a una persona, romper una relación profunda por rabietas y caprichos, abandonar el hogar, ahogarse en licor o consumo de drogas, solo hay un paso. O cometer un delito para salir de deudas sin pensar en las consecuencias. Todo esto son actos irracionales, que en una persona serena y que vive en armonía interior no se da. Estoy convencido de que muchos de los actos destructivos de las personas se cometen cuando la lucidez es mínima, la mente está bloqueada, no se piensa en las consecuencias de los actos y surgen los instintos más oscuros que hay en el subconsciente.
Por eso es fundamental tener conciencia de que hay que mantener una vigilancia suprema del ser de uno mismo, de sus actitudes y actos, y saber cuándo se está uno dirigiendo hacia la irracionalidad. Cuando hay síntomas de estrés continuo, de pensamientos negativos recurrentes, de cansancio y debilidad crónica, de cóleras repetitivas. Y cuando eso ocurre, deben encenderse las alarmas mentales, y aplicar los correctivos adecuados. Hacer un alto en el camino, descansar un poco más, hacer ejercicios de relajación, prolongar un poco más la meditación, conversar con alguien, caminar, hacer ejercicio físico, orar más intensamente. Y evitar caer en actos irracionales y lo peor, demenciales.
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