Panamá
Una táctica de las tinieblas
- Mons. Rómulo Emiliani cmf.
- /
- /

Una táctica de las tinieblas muy eficaz es la de cortar la comunicación entre parejas, padres e hijos, hermanos, colegas, compañeros de gremio, grupos políticos, comunidades cristianas. Que la gente no se entienda, no se escuche, no se comprenda, no se comunique. Que la torre de Babel se constituya en una manera de convivir, donde cada uno va por su lado, cada grupo solo piensa en sí mismo, nadie entiende al otro ni le importa. Aislarse, apartarse, dar la espalda, convertirse cada uno en extraño del otro, ser cada uno una isla rodeado de un mar de indiferencia, y no pensar en los demás, en el fondo, ser un pobre, ser individualista es fruto de la acción de las tinieblas. Un mundo así incomunicado es un mundo no solidario, egoísta, inhumano. Es un mundo donde impera la ley del más fuerte, que al final se impone por el dinero, las armas, las ideologías, y en el que una minoría política, económica, étnica, domina a la gran mayoría que siempre queda marginada de todo. Ese mundo termina siendo muy violento, tanto por los opresores como por los oprimidos, ya que unos intentan mantener el yugo de la dominación y los otros romper sus cadenas, y normalmente por medios no pacíficos.
La clave para evitar conflictos, injusticias, violencia, guerras, es la comunicación, auténtica, fluida, sincera, clara. Por eso el diálogo es fundamental. Saberse escuchar unos y otros. Lograr empatía, conocerse, comprenderse, ponerse en el lugar del otro, aceptar que la otra persona piense diferente y respetar su opinión. Y todo eso implica un ejercicio continuo de dominio de uno mismo, de saber guardar silencio cuando el otro habla, de enfocarse en lo que dice, poner atención, saber cuando intervenir, hablar con calma, intentando lograr una conexión con el otro, no solo mentalmente, sino emocionalmente.
Jesús se encontró con un endemoniado que era mudo. Y cuando realiza el exorcismo, el mudo empezó a hablar. Satanás había logrado tomar posesión del hombre y le había impedido hablar. Lo había incomunicado. Igual pasó con el endemoniado que vivía entre las tumbas, que no aceptaba que nadie se le acercara; le tiraba piedras a la gente. Era muy agresivo. Jesús los liberó a ambos y se integraron en la comunidad. Las tácticas de las tinieblas son siempre las mismas: convertirnos en mudos y sordos, y así aislarnos, enfrentarnos unos a otros, hasta hacernos extraños unos de otros. Pasa inclusive en familias, hijos del mismo padre y madre. Por líos de herencias, por ejemplo, terminan distanciados por años, sino odiándose, tratándose con total indiferencia. Pero Jesús tiene el poder para romper cualquier cadena si le pedimos con fe. Para Dios nada es imposible.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.