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Valores escondidos, no perdidos
Gilberto Toro - Publicado:
La respuesta que se le da a la mayoría de los fenómenos sociales está enmarcada en un solo concepto, que es la pérdida de valores.Vemos cómo personas, profesionales, organizaciones y hasta ministerios enfocan algo de sus recursos en una supuesta búsqueda de lo que cada uno considera que son los valores y, hasta para darle más coherencia, los etiquetan como "valores éticos y morales".Los valores morales, y con el cuidado de no confundirlos con los religiosos, porque ética y moral son lo mismo, no obstante, no necesariamente hablar de moral implica hablar de religión, son los correspondientes a la conducta del hombre, son con referencia ética.Lo mismo sucede con el tratamiento que se da cuando los etiquetan como éticos, ya que no todos los valores son éticos.La norma moral rige en nuestra conducta, determina el deber ser; ejemplo de ello es comportarse responsablemente en la profesión, es el deber ser del que se considera un profesional.Stephen R.Covey, en su libro "Liderazgo centrado en Principios", cuando trata precisamente sobre centrarse en principios, dice que no suele hablar mucho sobre ética y valores porque para él implican aspectos situacionales.Los personajes que han pasado a la historia por ser genocidas, o deben su fama a conductas negativas o estaban orientados por sus valores; cualquier delincuente tiene también valores (lo que le importa).Es conocido que los valores son intrínsecos, vienen con uno y se desarrollan y evolucionan según aspectos relacionados con estilo y práctica de vida, condiciones sociales y económicas y, últimamente, con el lado del poder en que se puede encontrar.Lo expuesto nos lleva a preguntar, ¿qué está pasando con los valores? Lo que nos plantea respuestas como: desaparecieron, se perdieron, son inexistentes o están escondidos.Los últimos hechos vividos en la política criolla, las manifestaciones públicas, el estilo de vida del panameño y otros sucesos de impacto que conmueven a este pequeño país, nos llevan a identificar a los mal llamados antivalores, que para muchos son verdaderos valores.La mentira, la forma en que se defiende un acusado, el juega vivo y los supuestos modelos que tenemos es lo que rige el diario vivir de muchos.En la sociedad, el alegato de inocencia al parecer está pasando de moda, ya que vemos constantemente cómo un acusado no se declara inocente, sino que más bien señala las debilidades de quien acusa y hasta amenaza con denunciar los mas íntimos secretos con el propósito de desmeritar o desarmar dicha acusación.Mentir deslumbra a la verdad, a tal punto que se han tenido que invertir esfuerzos para crear espacios que investiguen o busquen la verdad.Paradójicamente ante infructuosa búsqueda, se ha propuesto crear otro espacio que investigue al que tiene que investigar, teniendo como resultado que hasta la verdad sea engañada.A todo esto se suma el juega vivo como deporte cultural en todos niveles y clase social, más aún cuando la consigna es no dejarse "conguear" o ser mucho más astuto que el otro.Ese juega vivo lo vemos a diario y en situaciones desde las más serias hasta las más absurdas, por ejemplo, en una fila, en el elevador, esperando en una oficina, sustrayendo dinero o bienes materiales, etc.Pero, a pesar de que el juega vivo es casi un deporte nacional, la realidad es otra como ocurre cuando se establecen negocios, empresas extranjeras y cuando se firman tratados, ya que la lección no aprendida es que siempre salimos perdiendo.Y qué decir de los modelos públicos.El hecho de que el tema de la corrupción fue el estribillo de las pasadas campañas electorales, lo dice todo.Acciones como éstas son las que provocan reacciones de un pueblo cansado de todo, representado, aunque no lo quieran, en una población de estudiantes aunque haya quienes señalen, juzguen y condenen a los manifestantes.Independientemente del modo y los resultados de las protestas y sin ánimo de justificar la violencia, se pone en evidencia que en la sociedad los valores no están perdidos, sino que evidentemente cada quien los esconde de acuerdo a su conveniencia.