Panamá
Vanidad de vanidades e ignorancia de ignorancia
- Arnulfo Arias
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Todo, hasta la misma ciencia, es opinión al fin. Como seres humanos, vivimos inmersos en una telaraña de ideas prefabricadas que con frecuencia atrapa nuestros pensamientos y nos hace ser intolerantes, por no decir intransigentes e ignorantes. Las primeras fotografías de la Tierra tomadas por el hombre desde la Luna, debieron ser suficientes para entender que, desde allá, también había una "tierra llena", y que el concepto de las fases de la luna se podría aplicar también a "las fases de la tierra", si otra fuera nuestra perspectiva.
Un gran sentido de humildad nos sobreviene y nos asalta al ver la toma de nuestro pequeño mundo, denominada "el punto pálido azulado", que muestra la fotografía de la Tierra tomada por la sonda Voyager 1, el 14 de febrero de 1990, desde una impresionante distancia de 6 billones de kilómetros. Ese día, 14 de febrero, solo era especial para nosotros, los humanos, y para nadie o nada más en ese enorme espacio sideral del que formamos una mera parte microscópica. Como decía el astrofísico Carl Sagan, al comentar la foto, todo nuestro odio y nuestras guerras y nuestra intolerancia, añado yo, se encuentran allí encapsulados bajo el paraguas frágil de una atmósfera gaseosa que sostiene nuestras vidas.
La intolerancia de los hombres, sus divisionismos, las deidades caldeadas en el horno de la ignorancia sin límites, nos han llevado a caer en las mayores atrocidades y en grados violencia inconcebibles. Todo, al fin, vanidad de vanidades, e ignorancia de ignorancia. La respetada Asociación Antropológica de Estados Unidos virtió -por no decir que derramó- recientemente el resultado de un estudio que concluye que el hombre europeo caucásico fue de raza negra en sus orígenes, antes de ser blanco; y que la pigmentación de su piel fue solo el resultado de las capas naturales de la evolución al clima y al entorno; que el color azul de muchos ojos hoy en día es solo producto de una mutación genética que no pasa pruebas más allá de los 10,000 años de existencia. Aún así, por ignorancia suprema, muchos creen en la fantasiosa supremacía de las razas y en una supuesta base biológica de jerarquías humanas.
Las noticias nos revelan hoy la existencia visitantes estelares de otros sistemas solares de la Vía Láctea que surcan nuestro espacio "inesperadamente", como el caso del cometa C/2025 N1 (ATLAS); los científicos deben guardar silencio hoy ante fenómenos como ese y no pretender descubrimientos que preceden la existencia de la especie humana. ¿Quién ha descubierto a quién? Alarde de alardes e ignorancia de ignorancia.
Debemos valorar todo esfuerzo por comprender, pero así como el hombre más sabio que ha dado a luz el mundo, el gran Sócrates, podemos agazaparnos siempre bajo la gran sombra de humildad que él desplegaba: "sólo sé que no sé nada".
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