Arabes: 25 años de vida en Penonomé
Publicado 2001/05/05 23:00:00
En busca de mejores ingresos económicos y con la esperanza que sus vidas cambien, muchos extranjeros llegan a nuestro país para establecer sus negocios que resultan positivos en la mayoría de las ocasiones.
Los árabes residentes en Penonomé, son el testimonio de que en Panamá ha logrado surgir. Los miembros de este grupo étnico son propietarios de diferentes negocios, apropiándose prácticamente de toda la avenida central de la ciudad. Muchos han formado sus familias aquí; otros las traen de su país y se han nacionalizado.
¿POR QUE PENONOME?
En todo el país existen extranjeros y los árabes no escapan a esta realidad. Desde hace más de 25 años llegaron a Penonomé en busca de mejores días, pues la vida que llevaban en su país no era del todo buena, quizá por la gran cantidad de población y la proliferación de negocios que no les permitía salir adelante.
Muchos de ellos prefirieron no revelar sus nombres, sin embargo, expresaron que su vida en Arabia no era tan holgada económicamente como lo es actualmente y por ello decidieron viajar con la esperanza de que en nuestro país sus vidas cambiarían, ya que algunos de sus compañeros y familiares lo hicieron y lograron buenos resultados.
El propietario del Almacén "El Campanazo", Yamilk Yayask, manifestó que él viajó hasta Penonomé por sugerencia de sus padres, quienes ya residían en Panamá.
"Mi esposa y yo residíamos en Puerto Rico, pero mis padres querían tener a la familia junta, aunque no fuera en Arabia y con algunas dificultades logramos llegar a Panamá y establecer nuestros negocios que hasta el momento han sido provechosos", señaló.
Manifestó que se trasladó a Penonomé, porque su padre ya estaba establecido en el lugar y las referencias eran buenas. "Este es un pueblo tranquilo y de buenas costumbres, nos han apoyado muy bien y se puede trabajar sin temor a que te roben como en la ciudad capital", señaló.
Para ellos, el distrito se ha convertido en su hogar.
TRABAJO CONSTANTE
Actualmente, en la avenida central de Penonomé se han establecido nueve almacenes de propiedad de árabes que ofrecen todo tipo de productos.
Ayak Shalaby, quien cuenta con más de 20 años de residir en el distrito, expresó que escogió la ciudad por el trabajo constante, ya que se dedicaba a vender ropa y zapatos por algunas áreas del país y al llegar a Penonomé pudo percatarse de que el pueblo era tranquilo, sin exceso de almacenes y con una oportunidad de construir un futuro.
En tanto, el señor Shalaby, propietario del Almacén y Supermercado "El Combate", señala que a pesar de no estar en su país, Panamá le ha permitido cosas que quizá en su patria le costarían aún más.
Los árabes palestinos llevan una vida agitada en el mundo de los negocios, con deudas, preocupaciones, ganancias y pérdidas como cualquier otra persona. Con sus costumbres, religiones y tradiciones de las cuales no se han olvidado, intentan incorporarse a la cultura panameña.
Rutinariamente, los árabes abren sus almacenes a las 7:45 a.m., a veces más tarde o más temprano, según "vean el movimiento". Muchos se mantienen todo el día supervisando el negocio, ya que son desconfiados como todo negociante.
A la hora del almuerzo, generalmente se alimentan en una pequeña oficina y en ocasiones no lo hacen porque se encuentran en ayuno o en el establecimiento se registra tanta efervescencia que no les permite salir de sus cajas registradoras.
Generalmente, sus hijos acuden a escuelas privadas de la región, pero sin olvidar su idioma, religión y todas sus costumbres. Durante el tiempo libre, las familias permanecen en los almacenes y se concentran en sus actividades propias de su religión musulmana.
RELIGION
Sólo existe un propietario de almacén en Penonomé que es árabe cristiano, pero esto no impide que se traten como amigos. A pesar de no encontrarse en su país de origen, aún continúa con sus creencias en Dios y en Jesucristo.
Yamilk, propietario de "El Campanazo" explicó "yo me decidí por la religión musulmana, porque no se permite el licor y usar el tipo de ropa extravagante", sostuvo.
Además de la religión, los árabes residentes en Penonomé mantienen otras costumbres, como la vestimenta de las mujeres. "Todas tienen que estar bien tapadas con vestidos largos que no permitan que nadie las vea, ya que sólo las puede observar su esposo cuando están en casa", cuenta Leyla, una panameña-árabe, casada con musulmán.
Para ella la experiencia ha sido buena, porque desde muy joven se acostumbró a vestir como árabe y esto le da más respeto con las personas.
"Aunque no me visto como árabe, mi ropa siempre es larga, ya que así le gusta a mi esposo y a mí también", manifestó la panameña-árabe.
Para Yamilk, la cultura de Panamá es muy diferente a la de su país. "Cuando llegué pensé que estaba en otro mundo, ya que mientras nuestras mujeres se visten de manera más reservada, las panameñas prefieren los escotes, que no es bien visto en mi país".
Sin embargo, la vestimenta de los hombres no cambia mucho, pues esto visten como los panameños.
Pero tantos años de vivir en Penonomé hacen que las tradiciones panameñas se adquieran y más en los hijos de los árabes, los cuales visten como los nacionales.
Hoy, a pesar de la diferencia de religión, vestuario, costumbres y hasta comida, los árabes han decidido quedarse en Penonomé, al punto que ya muchos han comprado casas y otros, los locales donde están ubicados sus almacenes, ya que han señalado que de manera constante viajan a su país a visitar a sus familiares.
COMIDAS
Luego de tantos años de vivir en tierra panameña, han tenido que acostumbrarse a comer y beber alimentos nacionales, aunque no dejan de preparar platos de su tierra árabe.
Yamilk señala que casi todos los días hay un plato árabe diferente en la familia.
Existe una gran cantidad de platos árabes que éstos diariamente consumen, entre los que se encuentran la macluba, que es parecido al arroz con pollo de Panamá, sólo que los árabes le agregan papas y las presas de pollo son más grandes.
Además, los árabes poseen un restaurante en donde se cocina este tipo de comida, y de otras especialidades para otros grupos de extranjeros como españoles, entre otros.
Meses como noviembre, diciembre, enero y febrero, los ayudan a nivelar las deudas adquiridas, pero aseguran que continuarán por muchos años en Penonomé, por ser un pueblo tranquilo.
Aunque para muchos panameños esto signifique que los árabes se están adueñando de la avenida central en Penonomé, éstos sólo aseguran que están realizando su trabajo de manera honrada "y si nadie o ningún panameño lo hace, nosotros tenemos la oportunidad de hacerlo".
Yamilk recalcó que "el negocio hace cambiar la mentalidad de algunos de nuestros paisanos, que por la competencia se distancian de nosotros, pero lo positivo es que cuando nos necesitamos, todos estamos allí para apoyarnos frente a cualquier problemática, aunque todos vivan un mundo diferente.
Los árabes residentes en Penonomé, son el testimonio de que en Panamá ha logrado surgir. Los miembros de este grupo étnico son propietarios de diferentes negocios, apropiándose prácticamente de toda la avenida central de la ciudad. Muchos han formado sus familias aquí; otros las traen de su país y se han nacionalizado.
¿POR QUE PENONOME?
En todo el país existen extranjeros y los árabes no escapan a esta realidad. Desde hace más de 25 años llegaron a Penonomé en busca de mejores días, pues la vida que llevaban en su país no era del todo buena, quizá por la gran cantidad de población y la proliferación de negocios que no les permitía salir adelante.
Muchos de ellos prefirieron no revelar sus nombres, sin embargo, expresaron que su vida en Arabia no era tan holgada económicamente como lo es actualmente y por ello decidieron viajar con la esperanza de que en nuestro país sus vidas cambiarían, ya que algunos de sus compañeros y familiares lo hicieron y lograron buenos resultados.
El propietario del Almacén "El Campanazo", Yamilk Yayask, manifestó que él viajó hasta Penonomé por sugerencia de sus padres, quienes ya residían en Panamá.
"Mi esposa y yo residíamos en Puerto Rico, pero mis padres querían tener a la familia junta, aunque no fuera en Arabia y con algunas dificultades logramos llegar a Panamá y establecer nuestros negocios que hasta el momento han sido provechosos", señaló.
Manifestó que se trasladó a Penonomé, porque su padre ya estaba establecido en el lugar y las referencias eran buenas. "Este es un pueblo tranquilo y de buenas costumbres, nos han apoyado muy bien y se puede trabajar sin temor a que te roben como en la ciudad capital", señaló.
Para ellos, el distrito se ha convertido en su hogar.
TRABAJO CONSTANTE
Actualmente, en la avenida central de Penonomé se han establecido nueve almacenes de propiedad de árabes que ofrecen todo tipo de productos.
Ayak Shalaby, quien cuenta con más de 20 años de residir en el distrito, expresó que escogió la ciudad por el trabajo constante, ya que se dedicaba a vender ropa y zapatos por algunas áreas del país y al llegar a Penonomé pudo percatarse de que el pueblo era tranquilo, sin exceso de almacenes y con una oportunidad de construir un futuro.
En tanto, el señor Shalaby, propietario del Almacén y Supermercado "El Combate", señala que a pesar de no estar en su país, Panamá le ha permitido cosas que quizá en su patria le costarían aún más.
Los árabes palestinos llevan una vida agitada en el mundo de los negocios, con deudas, preocupaciones, ganancias y pérdidas como cualquier otra persona. Con sus costumbres, religiones y tradiciones de las cuales no se han olvidado, intentan incorporarse a la cultura panameña.
Rutinariamente, los árabes abren sus almacenes a las 7:45 a.m., a veces más tarde o más temprano, según "vean el movimiento". Muchos se mantienen todo el día supervisando el negocio, ya que son desconfiados como todo negociante.
A la hora del almuerzo, generalmente se alimentan en una pequeña oficina y en ocasiones no lo hacen porque se encuentran en ayuno o en el establecimiento se registra tanta efervescencia que no les permite salir de sus cajas registradoras.
Generalmente, sus hijos acuden a escuelas privadas de la región, pero sin olvidar su idioma, religión y todas sus costumbres. Durante el tiempo libre, las familias permanecen en los almacenes y se concentran en sus actividades propias de su religión musulmana.
RELIGION
Sólo existe un propietario de almacén en Penonomé que es árabe cristiano, pero esto no impide que se traten como amigos. A pesar de no encontrarse en su país de origen, aún continúa con sus creencias en Dios y en Jesucristo.
Yamilk, propietario de "El Campanazo" explicó "yo me decidí por la religión musulmana, porque no se permite el licor y usar el tipo de ropa extravagante", sostuvo.
Además de la religión, los árabes residentes en Penonomé mantienen otras costumbres, como la vestimenta de las mujeres. "Todas tienen que estar bien tapadas con vestidos largos que no permitan que nadie las vea, ya que sólo las puede observar su esposo cuando están en casa", cuenta Leyla, una panameña-árabe, casada con musulmán.
Para ella la experiencia ha sido buena, porque desde muy joven se acostumbró a vestir como árabe y esto le da más respeto con las personas.
"Aunque no me visto como árabe, mi ropa siempre es larga, ya que así le gusta a mi esposo y a mí también", manifestó la panameña-árabe.
Para Yamilk, la cultura de Panamá es muy diferente a la de su país. "Cuando llegué pensé que estaba en otro mundo, ya que mientras nuestras mujeres se visten de manera más reservada, las panameñas prefieren los escotes, que no es bien visto en mi país".
Sin embargo, la vestimenta de los hombres no cambia mucho, pues esto visten como los panameños.
Pero tantos años de vivir en Penonomé hacen que las tradiciones panameñas se adquieran y más en los hijos de los árabes, los cuales visten como los nacionales.
Hoy, a pesar de la diferencia de religión, vestuario, costumbres y hasta comida, los árabes han decidido quedarse en Penonomé, al punto que ya muchos han comprado casas y otros, los locales donde están ubicados sus almacenes, ya que han señalado que de manera constante viajan a su país a visitar a sus familiares.
COMIDAS
Luego de tantos años de vivir en tierra panameña, han tenido que acostumbrarse a comer y beber alimentos nacionales, aunque no dejan de preparar platos de su tierra árabe.
Yamilk señala que casi todos los días hay un plato árabe diferente en la familia.
Existe una gran cantidad de platos árabes que éstos diariamente consumen, entre los que se encuentran la macluba, que es parecido al arroz con pollo de Panamá, sólo que los árabes le agregan papas y las presas de pollo son más grandes.
Además, los árabes poseen un restaurante en donde se cocina este tipo de comida, y de otras especialidades para otros grupos de extranjeros como españoles, entre otros.
Meses como noviembre, diciembre, enero y febrero, los ayudan a nivelar las deudas adquiridas, pero aseguran que continuarán por muchos años en Penonomé, por ser un pueblo tranquilo.
Aunque para muchos panameños esto signifique que los árabes se están adueñando de la avenida central en Penonomé, éstos sólo aseguran que están realizando su trabajo de manera honrada "y si nadie o ningún panameño lo hace, nosotros tenemos la oportunidad de hacerlo".
Yamilk recalcó que "el negocio hace cambiar la mentalidad de algunos de nuestros paisanos, que por la competencia se distancian de nosotros, pero lo positivo es que cuando nos necesitamos, todos estamos allí para apoyarnos frente a cualquier problemática, aunque todos vivan un mundo diferente.
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