La Casa de Stella Sierra
Publicado 2002/06/02 23:00:00
- Carlos Estrada A
La casa de la familia Sierra, ubicada a un costado de la Plaza 19 de octubre de la ciudad de Aguadulce, en la provincia de Coclé, es una de las más antiguas estructuras construidas a finales del siglo XIX y la única que se mantiene intacta, a pesar de los años.
Pero además del tiempo, este edificio guarda un valor sentimental para los pobladores de Aguadulce, ya que fue mudo testigo de una de la tantas batallas libradas durante la Guerra de los Mil Días, y también porque fue el hogar de una de las más pudientes familias de la región, raíces de la hoy desaparecida poetisa panameña Stella Sierra.
Con tan sólo 19 años, José María Sierra, de origen español, se establece en Aguadulce luego de conocer a doña Antonia Jaén, residente en esta población, a quien convirtió en su esposa. Según uno de sus nietos, Benjamín Sierra Victoria, que tiene hoy día 88 años, su abuelo se dedicaba a la actividad comercial y mantenía negocios con los más grandes comerciantes de Panamá.
Para entonces, Aguadulce era una pequeña aldea con tan sólo "una docena de casas bajas de quincha, con techo de tejas ubicadas en caminos grumados de nances y naranjales", como lo describe Stella Sierra en su libro "Aguadulce" de 1969.
De acuerdo con Benjamín, la construcción de esta casa se inició en el verano de 1898, entre los meses de marzo y abril, y terminó el 3 de julio de ese mismo año, sobre un terreno de 450 metros cuadrados, utilizando materiales como cal, madera de cedro, piedras, cascajo y ladrillos, de los cuales "gran parte procedía de la ciudad capital y llegaban en barco al puerto de Aguadulce, porque en ese entonces no existía la carretera Interamericana", explicó.
La vivienda tiene siete balconcillos, tres frente a la Plaza 19 de octubre y dos que dan a la calle 23 de febrero. Su planta alta estaba repartida en siete recámaras, un ancho pasillo y una gran sala que en ese tiempo, recorda Benjamín, estaba adornada con objetos traídos de Europa, entre ellos espejos, mesas de mármol, finas estatuillas, una caja de música y el retrato de los dueños de la casa en tiempo de juventud.
Mientras, en su planta baja estaba ubicado el almacén donde se vendían telas, alimentos y toda clase de artículos.
También tenían un amplio comedor, la cocina, los baños, los depósitos, internamente existía un jardín junto a un pozo brocal y una caballería para los caballos de cuido.
Entre las personas que participaron en esta obra, mencionó a Gabriel Rodríguez, residente en el poblado y a un arquitecto de origen italiano del que no recordó el nombre.
Sin embargo, ante los peligros y riesgos que corrían Don José María y su familia durante la Guerra de los Mil Días, se trasladó a la ciudad de Panamá por recomendación del general conservador Morales Berti, jefe de la plaza militar.
Cuenta que en esta guerra, Aguadulce fue escenario de dos grandes batallas entre los liberales y conservadores, por lo que durante el famoso "Segundo Sitio de Aguadulce, o segunda batalla", registrada en 1902, esta casa fue ocupada por el ejército conservador. Su planta alta se convirtió en la oficialidad del ejército, mientras que la parte baja fue destinada a diferentes actividades, entre esta la de hospital. "El Sitio de Aguadulce" duró un mes, terminando el 28 de agosto de 1902, con el triunfo del ejército liberal sobre el conservador.
Posteriormente, el dueño de la propiedad, con su esposa e hijos, regresó a su antiguo hogar. Luego de la muerte de José María Sierra, el 6 de agosto de 1913, sus bienes fueron repartidos entre sus hijos y su esposa.
La poetisa Stella Sierra (q.e.p.d.), vivió gran parte de su niñez en esta casa, al lado de su abuela, madre, tíos y con su primo "Min", a quien llamaba cariñosamente al que hoy se encarga de los cuidados de esta propiedad. Toda su infancia la compartió Benjamín junto a Stella en esta casa, hasta que se graduaron y se trasladaron a Panamá, para continuar cada uno con sus vidas.
Recordó que el anhelado sueño de su pequeña prima era el convertirse en una gran poetisa, a pesar de que siempre la hacía enojar al decirle "que todos los poetas se morían de hambre, y que eso no producía". En el patio de esta casa, Stella organizó pequeños recitales y tanto su madre, abuela y su casi hermano, era el público que le aplaudía.
Al fallecer doña Antonia, en 1929, dos de sus hijas continuaron ocupando esta residencia. Posteriormente, en los años de 1937 - 1938, la casa fue arrendada y se fue deteriorando, pero actualmente Benjamín Sierra Victoria se dedica a reconstruirla para devolverle aquella belleza que tenía hace más de un siglo. Actualmente la vivienda cuenta con 104 años de antigüedad y mientras su parte baja se mantiene como área comercial, su parte alta es la vivienda que ocupa en compañía de su hijo, todos los meses cuando llegan de visita a la ciudad.
Con la celebración de los 100 años del "segundo sitio de Aguadulce", para el mes de agosto se tiene previsto realizar diversas actividades, por lo que su dueño arreglará y pintará la casa que será el escenario más importante de la fecha.
Pero además del tiempo, este edificio guarda un valor sentimental para los pobladores de Aguadulce, ya que fue mudo testigo de una de la tantas batallas libradas durante la Guerra de los Mil Días, y también porque fue el hogar de una de las más pudientes familias de la región, raíces de la hoy desaparecida poetisa panameña Stella Sierra.
Con tan sólo 19 años, José María Sierra, de origen español, se establece en Aguadulce luego de conocer a doña Antonia Jaén, residente en esta población, a quien convirtió en su esposa. Según uno de sus nietos, Benjamín Sierra Victoria, que tiene hoy día 88 años, su abuelo se dedicaba a la actividad comercial y mantenía negocios con los más grandes comerciantes de Panamá.
Para entonces, Aguadulce era una pequeña aldea con tan sólo "una docena de casas bajas de quincha, con techo de tejas ubicadas en caminos grumados de nances y naranjales", como lo describe Stella Sierra en su libro "Aguadulce" de 1969.
De acuerdo con Benjamín, la construcción de esta casa se inició en el verano de 1898, entre los meses de marzo y abril, y terminó el 3 de julio de ese mismo año, sobre un terreno de 450 metros cuadrados, utilizando materiales como cal, madera de cedro, piedras, cascajo y ladrillos, de los cuales "gran parte procedía de la ciudad capital y llegaban en barco al puerto de Aguadulce, porque en ese entonces no existía la carretera Interamericana", explicó.
La vivienda tiene siete balconcillos, tres frente a la Plaza 19 de octubre y dos que dan a la calle 23 de febrero. Su planta alta estaba repartida en siete recámaras, un ancho pasillo y una gran sala que en ese tiempo, recorda Benjamín, estaba adornada con objetos traídos de Europa, entre ellos espejos, mesas de mármol, finas estatuillas, una caja de música y el retrato de los dueños de la casa en tiempo de juventud.
Mientras, en su planta baja estaba ubicado el almacén donde se vendían telas, alimentos y toda clase de artículos.
También tenían un amplio comedor, la cocina, los baños, los depósitos, internamente existía un jardín junto a un pozo brocal y una caballería para los caballos de cuido.
Entre las personas que participaron en esta obra, mencionó a Gabriel Rodríguez, residente en el poblado y a un arquitecto de origen italiano del que no recordó el nombre.
Sin embargo, ante los peligros y riesgos que corrían Don José María y su familia durante la Guerra de los Mil Días, se trasladó a la ciudad de Panamá por recomendación del general conservador Morales Berti, jefe de la plaza militar.
Cuenta que en esta guerra, Aguadulce fue escenario de dos grandes batallas entre los liberales y conservadores, por lo que durante el famoso "Segundo Sitio de Aguadulce, o segunda batalla", registrada en 1902, esta casa fue ocupada por el ejército conservador. Su planta alta se convirtió en la oficialidad del ejército, mientras que la parte baja fue destinada a diferentes actividades, entre esta la de hospital. "El Sitio de Aguadulce" duró un mes, terminando el 28 de agosto de 1902, con el triunfo del ejército liberal sobre el conservador.
Posteriormente, el dueño de la propiedad, con su esposa e hijos, regresó a su antiguo hogar. Luego de la muerte de José María Sierra, el 6 de agosto de 1913, sus bienes fueron repartidos entre sus hijos y su esposa.
La poetisa Stella Sierra (q.e.p.d.), vivió gran parte de su niñez en esta casa, al lado de su abuela, madre, tíos y con su primo "Min", a quien llamaba cariñosamente al que hoy se encarga de los cuidados de esta propiedad. Toda su infancia la compartió Benjamín junto a Stella en esta casa, hasta que se graduaron y se trasladaron a Panamá, para continuar cada uno con sus vidas.
Recordó que el anhelado sueño de su pequeña prima era el convertirse en una gran poetisa, a pesar de que siempre la hacía enojar al decirle "que todos los poetas se morían de hambre, y que eso no producía". En el patio de esta casa, Stella organizó pequeños recitales y tanto su madre, abuela y su casi hermano, era el público que le aplaudía.
Al fallecer doña Antonia, en 1929, dos de sus hijas continuaron ocupando esta residencia. Posteriormente, en los años de 1937 - 1938, la casa fue arrendada y se fue deteriorando, pero actualmente Benjamín Sierra Victoria se dedica a reconstruirla para devolverle aquella belleza que tenía hace más de un siglo. Actualmente la vivienda cuenta con 104 años de antigüedad y mientras su parte baja se mantiene como área comercial, su parte alta es la vivienda que ocupa en compañía de su hijo, todos los meses cuando llegan de visita a la ciudad.
Con la celebración de los 100 años del "segundo sitio de Aguadulce", para el mes de agosto se tiene previsto realizar diversas actividades, por lo que su dueño arreglará y pintará la casa que será el escenario más importante de la fecha.

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