CAMBIO. La crisis en el sector bananero llevó a muchos agricultores a buscar alternativas.
Productores de plátanos se cambian para palma aceitera
Ante la partida de las empresas transnacionales dedicadas al negocio de banano, buscan otro mercado. Este tipo de cultivo, que se inició en Colón, se ha extendido a la región del Barú y otros puntos de Chiriquí.
Alternativa para mejorar la economía
- 170 dólares es el precio que se le paga al productor por cada tonelada de la fruta de la palma.
- 13 mil hectáreas de palma hay sembradas actualmente en el país y su mayoría están en Barú.
- 15 es el número de hectáreas que tienen previsto sembrar los inversionistas en los próximos meses.
EN COLÓN se INICIÓ LA SIEMBRA
- Este cultivo se introdujo a Panamá en 1957 en Colón, y en 1981, por medio de un proyecto estatal, se inicia la siembra de este rubro en Barú, provincia de Chiriquí, convirtiéndose hoy día en el principal punto de producción.
Productores de plátanos y bananos del distrito del Barú abandonan poco a poco la actividad para incursionar en el negocio de la palma aceitera, al igual que los campesinos de Divalá, Bugaba, Remedios y el corregimiento de Chiriquí, que ven este tipo de cultivo más rentable.
Ricardo Jiménez, del Instituto de Investigaciones Agropecuarias de Panamá (IDIAP), manifestó que esta actividad ha logrado captar la atención de los productores por ser un cultivo altamente rentable, en el que el precio está regido por el mercado internacional, y su comportamiento es muy similar a las fluctuaciones en el precio del petróleo en el mercado mundial. Se han plantado alrededor de 13 mil hectáreas de palma aceitera en el distrito del Barú y se proyecta la siembra de unas 15 mil hectáreas más en los próximos meses de este año.
Otras provincias como Panamá (Chepo), Bocas del Toro y Darién ya tienen plantaciones, aunque todavía no están produciendo, señaló el funcionario. Actualmente, el precio de la fruta fresca al productor está en 170.00 dólares la tonelada y se abastece un 35% de la demanda nacional de grasas y aceites para consumo humano.
Jiménez añadió que el análisis económico arrojó que muchos productores, específicamente del área de Barú, han incursionado en este rubro, lo que refleja que un 30% del área destinada al cultivo de plátano está cultivada actualmente en palma aceitera, los demás se dedican a la producción de arroz, concluyó. Productores manifestaron que el plátano no es rentable, debido al clima, el contrabando y los altos costos de los insumos, que golpean cada año la economía de estas familias baruenses, por lo que han decidido cambiar de producto.
El cultivo de palma aceitera requiere un año entre previvero y vivero y dos años después de plantadas en el campo, se inicia su producción. A partir del tercer año, produce aproximadamente unas cuatro toneladas por hectárea y va incrementando su rendimiento hasta 25 toneladas o más por hectárea entre el sexto y séptimo año y continúa subiendo la producción, dependiendo del manejo que se le dé al cultivo.
La palma aceitera tiene una vida útil de 25 años, pero se dificulta su cosecha por el tamaño que adquiere después de esta edad, aunque continúa produciendo. Eso es lo que han visto los productores como una solución al sector económico de la población, pero hay moradores que se oponen, porque dicen que la construcción de la gran mayoría de las plantas extractoras de aceites perjudican y contaminan, por lo que son nocivas para la salud.
Rory Vega y Everardo Concepción, dirigente del comité en contra de la Extractoras de Aceite de Baco, denunciaron que están en contra de la construcción, porque esto afectará a las más de 2 mil viviendas ubicadas en estas áreas, ya que se estima que esta extractora estará a menos de un kilómetro, situación que será nociva para la salud de los residentes de esta comunidad y áreas aledañas. Concepción señaló que la misma será ubicada en las riberas del río Chiriquí, ya contaminado, pues estas aguas van directamente al mar y esto afecta a las 10 mil personas que viven en el área y los turistas que visitan el lugar durante la época de verano.
Esta será la tercera extractora de aceite que se construirá en el distrito del Barú; en la comunidad de La Esperanza, la primera, EBASA, que está ubicada en el río Palo Blanco, y la segunda en Santa María, la extractora Kira chucupate.
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