Los contratiempos de María

Vemos las imágenes de la Virgen María en estampas, esculturas, pinturas en cuadros y murales. Contemplamos una mujer serena, luminosa, con un rostro maternal y bello. Y así estará en el cielo. Pero en la tierra experimentó la cruz, el sufrimiento, la incomprensión, el desprecio. Concibió a su hijo gracias a la presencia del Espíritu Santo, y fue un hecho en extremo hermoso y sublime. La experiencia más excelsa, espiritual y humana, grandiosa y bella que persona alguna haya vivido. Ser madre de nuestro Señor. Pero su prometido cayó en estupor, atónito, desconcertado, confundido y preguntándose qué pasó. Ella no dio ninguna explicación. Guardó silencio. Confiaba totalmente en Dios, pero humanamente sintió mucho dolor al sentir que José pensó lo que no era cierto.

Pero el ángel llegó al corazón de este varón justo y creyó en la acción divina en María. Desde ese momento se comprometió a respetarla siempre en su santa virginidad. Luego el rechazo en Belén. Nadie les dio posada. Tuvo que nacer Jesús en una cueva, lugar de animales. ¿Cómo se sentiría María al ver cómo despreciaban a la criatura que llevaba en su vientre? Una madre siempre desea lo mejor para su hijo. Después el cruel ataque criminal de los soldados de Herodes que masacran a todos los niños menores de dos años buscando rabiosamente al niño Dios. Huir a Egipto, con lo que tenían puesto y vivir en un gueto judío despreciados por los egipcios. Emigrantes de ínfima categoría en un pueblito dentro del imperio egipcio. Experimentaron toda la angustia de los desterrados, temerosos de volver y viviendo bajo la bota discriminatoria de los egipcios.

Luego la vuelta a Nazaret, empezar de nuevo, José trabajando la madera y siendo peón en el campo. Ella cocinando o lavando ropa para otros, y teniendo en cuenta el servicio que prestó a su prima Isabel en su parto, asistiendo al parto de otras mujeres. Todo eso le proporcionaba algún ingreso. Una mujer trabajadora, obrera de su tiempo. Y lo más sublime, atendiendo y formando a su hijo en todo: enseñándole a caminar, a hablar, a rezar, a comer, moldeando sus emociones y sentimientos desde la dulzura y la misericordia, la fortaleza y la determinación. Luego la pérdida del niño en el templo y el mensaje de Jesús: "debo estar en las cosas de mi Padre". Gran lección; la maestra se convierte en discípula, y "todo lo guardaba en su corazón". Siguió Jesús obedeciéndola en todo, pero a los treinta años ya ella sólo sigue al Maestro. Después, lo más triste: contempla cómo calumnian, persiguen, ultrajan y al final asesinan en presencia de ella a su hijo. Para una madre, la experiencia más cruel, impactante y dolorosa que se puede dar.