Insectos, ácaros y hongos, los invasores de la comida
- Jason Morales (jason.morales@epasa.com)
Los hongos, los ácaros y las pupas de las polillas pasan desapercibidos en las alacenas de los supermercados, esperando ser consumidos. Sin embargo, comer insectos no hace daño, su salud no peligra, a pesar de que están presentes en la mayoría de las comidas.

Un atractivo y humeante plato de macarrones con carne a la bolognesa podría esconder tras su aroma y buena apariencia, restos de insectos y moho. Pero no se alarme, comer insectos no hace daño, su salud no peligra, a pesar de que están presentes en la mayoría de las comidas.
Sí. Los hay en los coloridos vegetales de las dietas hasta en el sabroso orégano que se le echa al sancocho o en la mantequilla de maní con el que acompaña un emparedado.
La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos establece las medidas máximas en cuanto a la presencia de insectos o fragmentos de bichos en cada alimento que nos llevamos a la boca.
En 225 gramos de macarrones, por ejemplo, la FDA permite 4.5 pelos de rata y 225 fragmentos de insectos, mientras que en la popular hojita de laurel, el límite establecido es 5% de moho y 1 miligramo de restos fecales por cada libra.
No es extraño que al conocer estos datos, la palabra asco aparezca en nuestras mentes, para el técnico del Museo de Invertebrados de la Universidad de Panamá (UP), Alonso Santos, esto no es extraño, pues muchos de los alimentos que se compran en los supermercados están propensos al contacto de ácaros y huevos de polillas que pululan en alimentos como el pancake .
En la harina de maíz y las cremas suelen encontrarse, pero no existen registros de que causen enfermedades, tal vez por el proceso de cocción, explicó el experto.
Roberto Cambra, biólogo e investigador del Museo de Invertebrados, fue más allá en afirmar que a lo largo de toda su vida el ser humano consume cientos de insectos y arácnidos sin estar conscientes de su ingesta.
Comemos ácaros y arañas. Las cantidades que miden menos de un milímetro (mm) de diámetro, como los escarabajos de 0.5 mm, regularmente se van a la boca cuando caminamos o hablamos y también en la mesa, sin darnos cuenta, porque no logran observarse a simple vista, explicó.
Destacó que los alimentos de consumo diario como las lentejas y el maíz contienen cantidades importantes de escarabajos que son ingeridos, pero no producen enfermedades.
Sin embargo, el biólogo advierte sobre la existencia de alimañas como las cucarachas, que sí pueden contaminar la comida de manera mecánica. Si los alimentos no son bien cocinados, uno puede adquirir enfermedades. Ellas (las cucarachas) son transportadoras de las mismas, sentenció.
Expertos coinciden en que ciertos organismos son resistentes a la cocción, aunque generalmente los insectos y ácaros que están en grandes cantidades en los alimentos, solo producen daños a los mismos, mas no al ser humano.
Aunque en Panamá no se toman en cuenta los parámetros establecidos por la FDA, Humberto Bermúdez, director nacional de normas para la importación de alimentos de la Autoridad Panameña de Seguridad de Alimentos (Aupsa), manifestó que están conscientes de los contaminantes producidos por el contacto de alimañas.
Aseguró que los mismos no ocasionan daños al ser humano, por la cocción y el lavado de los mismos, específicamente, en el caso de los vegetales.
La Aupsa es la encargada de realizar monitoreos fitosanitarios y analizar periódicamente los productos comestibles que ingresan al país.
Las autoridades emiten un registro sanitario de los alimentos y aplican cuarentenas a los productos con índices de contaminación altos, los cuales se establecen con base en los restos de contaminación con plagicidas o de insectos en el proceso de producción y transporte.
Los análisis que se realizan son continuos y se califican de alto, mediano y bajo riesgo. Los de alto riesgo son los vegetales frescos y las carnes, que se verifican al 100%, los semiprocesados como la leche se revisan en un 60% y los alimentos secos un 40%.
A muchos les causa repulsión la idea de comer insectos, sin embargo, en otras culturas ubicadas en regiones de África, Asia y América Latina, forman parte de la dieta diaria.
Un informe de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), titulado Insectos para alimentar al mundo, indica que dos mil millones de personas en el mundo practican la entomofagia (comer insectos).
En este documento, publicado el pasado mes de mayo, el organismo internacional incita a los gobiernos a promover la incorporación de los insectos a la dieta para combatir el hambre en el mundo, dado su valor nutritivo.
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