¿Atrapados en la farmacodependencia?
- Yessika Valdés
Hacer caso omiso de las señales del organismo perjudica tanto como prestarles excesiva atención al punto de que ante el menor dolor o malestar recurre a un fármaco "al que le tiene fe" y al cual tiene acceso sin receta.
farmacodependencia, que es un problema de salud porque va sumando cada día más gente: jóvenes, adultos y adultos mayores.
Benzodiazepinas, analgésicos, tranquilizantes, barbitúricos, anfetaminas y estimulantes consumidos arbitrariamente podrían estarle llevando a un callejón sin salida.
Sin duda, quienes recurren con los ojos cerrados a fármacos sin receta, para mantenerse despiertos, suprimir jaquecas u otro tipo de dolores, para superar estados de tristeza inexplicable, ansiedad o sentirse con más energías y disposición para enfrentar la vida.
"Porque funcionan", como dijo Leyla Hinestroza, quien con dos Valium le pone un hasta aquí a sus cólicos pre-menstruales. O porque otros les han dicho que a ellos les funcionaron, como sucede con Valery, la amiga de mi sobrina, la cual cuando tiene exámenes sólo va a la farmacia y compra sustancias psicoactivas. O, como Silvia, que cuando se pelea con su esposo, le caen las cuentas juntas o su jefa le hace la vida de cuadritos, no pega un ojo en toda la noche y se lo pasa "contando ovejas" y luego está ojerosa y de mal humor y su comadre Chefa, una mujer con más experiencia, le dice: "Tómate....y dormirás como un angelito". Lo hace y "santo remedio".
Todas las personas antes mencionada pueden darse cuenta de si son farmacodependientes si: sufren el síndrome de abstinencia (cierta forma de ansiedad y desesperación cuando no los toman) o si han tenido que ir progresivamente aumentando la dosis o frecuencia con que los ingieren, para que tenga el mismo efecto que inicialmente. Igualmente, si notan que hay un notable deterioro de su actividad laboral y social.
Cuando empezamos este artículo hablamos de la correlación farmacodependencia, somatización e hipocondría.
De acuerdo con Roxana Méndez Castro, psiquiatra costarricense, la mayor parte de la gente que enfrenta ese problema tiene problemas de somatizaciones o hipocondría. "Son personas que están muy atentas a las sensaciones en su cuerpo, sienten mucho. Todo lo que sienten lo sienten con mucha intensidad y buscan alivio inmediato. Apenas les duele algo buscan un sedante y con el tiempo, sin percatarse, cada vez van necesitando tomar más de esa sustancia y puede ser una sustancia adictiva o sustancias suaves como el café y el tabaco".
Según la especialista en salud mental, somatizan más las mujeres, por dos razones. Primero, porque la sociedad les dice que tienen que comportarse de determinada manera y asumir tantos roles distintos a la par, a los que no pueden darles la espalda (madre, esposa, amiga, hermana, hija, administradora del hogar, profesional) y como no siempre pueden darse abasto se deprimen y angustian. La otra razón es por los cambios hormonales, una condición biológica que hace que sea diferente.
"Eso de los roles sin duda es una cruz que le ha impuesto la sociedad. Desde pequeña le enseñan que tiene que poder con un montón de emociones", planteó.
El estrés es el generador más importante de patologías psiquiátricas y malestar, factores que pueden conducir a la farmacodependencia, opina nuestra interlocutora.
Por su parte, la Dra: Rosabel Lunja dice que la gente tiende a recurrir a lo que los vecinos dicen y lo correcto es buscar ayuda profesional, de personas que las puedan orientar sobre el producto que toma y le ayuden a buscar las raíces del problema. Quizás tan solo necesita que alguien la escuche. Mucha gente que se automedica llega a los consultorios deprimida, ansiosa y cuando saca lo que tiene dentro se siente mucho mejor. La farmacodependencia y somatización también tienen que ver con la necesidad de algunas personas de llamar la atención a los familiares.
Ella también coincide en que este tipo de problemas es más común en las mujeres. Sobre todo después de los 30 años hay una incidencia importante y tiene que ver con las frustraciones que tienen y detrás hay una gran dosis de ansiedad.
Sobre el tema cabe decir, además, que la dependencia de drogas, tanto aquéllas de venta con receta como las que se obtienen sin ella, conlleva riesgos, porque toda droga, lícita o ilícita es una substancia extraña al organismo y tiene efectos físicos a largo plazo y puede afectar el normal desempeño del individuo. Igualmente, hay que considerar los riesgos producto de su interrupción repentina.
Otros aspectos que se deben tener en cuenta son la cantidad de substancia que toma la persona, la frecuencia y condiciones en que lo hace, su estado general de salud, su nivel de tolerancia y los riesgos de la contaminación medicamentosa que podría ocurrir cuando se toman varios medicamentos o sustancias sedantes o estimulantes a la vez sin saber si "chocan" entre sí o duplican o triplican los efectos de la otra. Asimismo, es importante tener en cuenta los efectos secundarios. Todo esto lleva a la misma conclusión: Hay que buscar ayuda profesional para salir del túnel, de esa prisión.
La clave, a juicio de la Dra. Méndez Castro es tratar de identificar más las necesidades, emociones y sentimientos y atenderlas y poderlas expresar: necesidad de descanso, de atención y apoyo, de establecer metas.. e idear formas sanas de liberar tensiones.
Esto es, hay que revisar el estilo de vida y aprender a practicar actividades más positivas. Se debe tratar de evitar el consumismo (da lugar a que el dinero no alcance y esto genera preocupación y ansiedad), esforzarse por mejorar nuestra autoestima (conocerse y valorarse es importante), estar claros en cuanto a las prioridades que se tienen en la vida y si es pertinente hacer los cambios a tiempo.
La farmacodependencia es quizás apenas un eslabón de una gran cadena que comienza con la ingesta de "drogas menores" y lícitas y termina en el consumo de "drogas mayores" o ilícitas. Sucede entonces, como decían nuestros abuelos, que "el remedio es peor que la enfermedad".
Insomnio, ansiedad, tensión, irritabilidad, depresión, aislamiento, impulsividad, baja tolerancia, no disfrutan de la vida.
Puede haber inestabilidad emocional.
Hay problemas de concentración y para razonar.
Dificultades en las relaciones con otras personas: los hijos, la pareja, compañeros de trabajo, subalternos.
Tienen la mirada centrada en sí mismas. Están enfrascadas en el síntoma y pierden la perspectiva.
Benzodiazepinas (depresores del sistema nervioso central) como Diazepan (Valium), Lorazepan y Tafil, que son todas tranquilizantes.
Analgésicos como Acetaminofén con codeína o jarabes de codeína y metadona (para suprimir la tos), que producen sedación y relajación.
Estimulantes con cafeína y bebidas fuertes (las consumen más los adolescentes).
Vomitivos y diarréicos, usados por personas con trastornos alimenticios.
Medicamentos para evitar el insomnio, - sueño - relajantes musculares.
Para control de peso.
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