Escritores inscritos en la Asociación
Publicado 2007/05/13 23:00:00
- Carlos Atencio-Atencio
El escritor José Luis Pitti, de la Asociación de Escritores de Panamá, comunicó que "en la última lista que manejo hay 61 autores. No sé si se ha inscrito alguien más en los últimos meses; a veces hay gente que se sale y vuelve a ingresar, en algún evento puede haberse inscrito alguien nuevo".
Pitti agrega que para ser miembro, se tiene que haber publicado al menos un libro en uno de los cinco géneros literarios: cuento, poesía, novela, teatro o ensayo literario.
El escritor comenta que no se incluyen autores de libros de texto educativo, memorias, investigaciones científicas u otros libros valiosos, pero no de carácter literario, ni las publicaciones en internet o revistas si no han sido recogidas en forma de libro.
El otro requisito para este ingreso es ser panameño por nacimiento o naturalización.
La mayor parte de estos inscritos aparecen en el directorio de los escritores vivos, que promueve la asociación.
Confusión es la palabra que resume el problema del ensayo panameño. Emma Gómez señala que cuando fue funcionaria del departamento de Letras del Instituto Nacional de Cultura se llevó a cabo una mesa redonda de una semana para leer los ensayos ganadores en los 65 años que se ha convocado este género. Todos los análisis apuntaron a que las obras premiadas raramente eran ensayos.
A criterio de la profesora Gómez, estos documentos son monografías, estudios técnicos que le falta el alma, le falta poesía, le falta literatura. "Lo que le da vida al ensayo es la presencia del ensayista, que es un ser pensante, dinámico, crítico, creativo y que se juega el pellejo en las ideas".
No muy lejos de ese pensar, Juan Gómez agrega que hay muy pocos escritores de ensayos. Y que éste, el ensayo- es producto en parte del periodismo cultural, que es muy escaso en Panamá.
Otro concepto que salta a la vista es que no hay escritor "profesional", sino el "conocido", como en el resto de los países, agrega Gómez.
Alonso, quien también es estudiante "sigma lambda" de la carrera de periodismo, observa que en este género los mismos profesores de la Facultad no producen ensayos. "No se atreven a abordar mucho este género, porque ellos no lo tienen claro, lo confunden".
Una de las soluciones que plantea Alonso, quien tiene un proyecto de cuento y otro de ensayo en la etapa de revisión, es que se olviden de ese afán por publicar y que se dediquen más tiempo a la obra, porque cada requiere de un tiempo mínimo.
En tanto que, del Rosario, concluye que se evite la agonía por innovar, y vean la literatura como una carrera de larga distancia y que toma tiempo.
La profesora Emma Gómez, quien también guarda dos proyectos literarios en la etapa de la edición, expone que la literatura hay que tomarla con más respeto y seriedad y no pensar que esto se remite a un brindis con muchos invitados.
El jurado de Cuentos del Concurso Ricardo Miró, en el fallo, comunicó que había confusión en lo que es este género.
Antes, en el año 2003, de este mismo concurso, dos categorías (novela y teatro) fueron declaradas desiertas (no hay ganadores por falta de calidad).
Pitti agrega que para ser miembro, se tiene que haber publicado al menos un libro en uno de los cinco géneros literarios: cuento, poesía, novela, teatro o ensayo literario.
El escritor comenta que no se incluyen autores de libros de texto educativo, memorias, investigaciones científicas u otros libros valiosos, pero no de carácter literario, ni las publicaciones en internet o revistas si no han sido recogidas en forma de libro.
El otro requisito para este ingreso es ser panameño por nacimiento o naturalización.
La mayor parte de estos inscritos aparecen en el directorio de los escritores vivos, que promueve la asociación.
Confusión es la palabra que resume el problema del ensayo panameño. Emma Gómez señala que cuando fue funcionaria del departamento de Letras del Instituto Nacional de Cultura se llevó a cabo una mesa redonda de una semana para leer los ensayos ganadores en los 65 años que se ha convocado este género. Todos los análisis apuntaron a que las obras premiadas raramente eran ensayos.
A criterio de la profesora Gómez, estos documentos son monografías, estudios técnicos que le falta el alma, le falta poesía, le falta literatura. "Lo que le da vida al ensayo es la presencia del ensayista, que es un ser pensante, dinámico, crítico, creativo y que se juega el pellejo en las ideas".
No muy lejos de ese pensar, Juan Gómez agrega que hay muy pocos escritores de ensayos. Y que éste, el ensayo- es producto en parte del periodismo cultural, que es muy escaso en Panamá.
Otro concepto que salta a la vista es que no hay escritor "profesional", sino el "conocido", como en el resto de los países, agrega Gómez.
Alonso, quien también es estudiante "sigma lambda" de la carrera de periodismo, observa que en este género los mismos profesores de la Facultad no producen ensayos. "No se atreven a abordar mucho este género, porque ellos no lo tienen claro, lo confunden".
Una de las soluciones que plantea Alonso, quien tiene un proyecto de cuento y otro de ensayo en la etapa de revisión, es que se olviden de ese afán por publicar y que se dediquen más tiempo a la obra, porque cada requiere de un tiempo mínimo.
En tanto que, del Rosario, concluye que se evite la agonía por innovar, y vean la literatura como una carrera de larga distancia y que toma tiempo.
La profesora Emma Gómez, quien también guarda dos proyectos literarios en la etapa de la edición, expone que la literatura hay que tomarla con más respeto y seriedad y no pensar que esto se remite a un brindis con muchos invitados.
El jurado de Cuentos del Concurso Ricardo Miró, en el fallo, comunicó que había confusión en lo que es este género.
Antes, en el año 2003, de este mismo concurso, dos categorías (novela y teatro) fueron declaradas desiertas (no hay ganadores por falta de calidad).
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