“Footloose” se toma Panamá
- Giovanna Ortíz Ros
Un Reverendo comanda un pueblo... un joven revolucionará esta realidad con una verdad a cuestas.
Trabajar con 90 muchachos para que bailen, dialoguen y logren vivir y reflejar emociones que no son características de su edad, no es fácil, pero tampoco es imposible.
Así lo demostró en su trabajo como director de la obra musical “Footloose”, Juan Carlos Adames, quien presentó la obra junto a los estudiantes de la Academia Interamericana de Panamá (AIP) del 16 al 19 de septiembre en el teatro Ascanio Arosemena.
Desde hace seis años, la AIP desarrolla anualmente una obra con talento 100% estudiantil. Para este año el musical elegido cuenta con una trama dirigida a los adolescentes y sus padres, y que fue interpretada por jóvenes de 13 años en adelante.
Adames trabaja con ellos de manera individual para obtener mejores resultados.
“No se puede manejar un grupo de actores como una masa”, comentó Adames, al mismo tiempo que aseguró que en calidad de Director de escena debe estar pendiente de cada integrante de su elenco, para comprender qué se puede mejorar y modificar, para lograr un trabajo de equipo y conseguir lo mejor de ellos en cada presentación.
Footloose, un clásico de los ‘80.La trama es un poco controversial, puesto que tiene un mensaje que abarca tanto a los jóvenes como a sus padres y los adultos que lo rodean.
El “nuevo chico del barrio” Ren (Víctor Santini), llega a un pueblo donde descubre que sus habitantes no bailan.
La trama.Los habitantes del apartado ayuntamiento viven con el resultado de una tragedia que involucró a cuatro jóvenes fallecidos en un accidente por consumir alcohol y drogas.
El padre de la Iglesia pierde a su hijo en el trágico accidente y por tal motivo prohibe las fiestas con baile, mucho menos escuchar música rock, asumiendo que los bailes estudiantiles promueven los vicios y, por ende, los accidentes automovilísticos, trayendo luto y dolor a los familiares.
Ren no tolera la zozobra y el “tabú” que rodea el ambiente juvenil y logra después de cinco años despertar la suspicacia de los estudiantes graduandos, quienes quieren despedir su año escolar en la preparatoria con una fiesta de fin de año muy similar a las que se llevaban a cabo en la década del Rock ‘n pop en su natal Chicago.
El personaje principal se enamora de Ariel, la hija del Reverendo Moore y juntos logran movilizar a la gran mayoría estudiantil, para luchar por nuevas leyes que permitan las fiestas juveniles estudiantiles, bajo la supervisión moderada de los mayores.
Adames se sorprende al ver año tras año, cómo jóvenes actores de la AIP, logran llegar a reflejar las emociones controversiales tanto de los adolescentes como de los adultos.
Los bailes y el repertorio musical no se aleja del todo de la versión cinematográfica.
Cada baile y musical rocanrolero contó con pequeñas adaptaciones, en las que hay diálogos que alternan a la par de la puesta sonora, para desarrollar mejor el contenido de las letras.
Los actores de AIP ya cuentan con un amplio registro vocal. Para Adames, no es de extrañarse dirigirlos próximamente en una puesta teatral, sobre “las tablas” más reconocidas.
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