Homenaje a Tito Campagnani

[~sociales01-1.jpg~ Juan Carlos Navarro y Cuqui Campagnani de Navarro.]
[~sociales01-2.jpg~ Priscila González y Loly González.]
[~sociales01-3.jpg~ Cesar Campagnani y Oderay de Campagnani.]
[~sociales01-4.jpg~ Jorge Cornejo, Paulina Crespo.]
[~sociales01-5.jpg~ César Campaganani, Ramón Gateño y Yenith de Duque.]
RM: No. Nosotros debemos ver cuáles fueron las causas de esa separación y cuáles fueron las consecuencias. Volvemos y llegamos a las conclusiones de que había en ese momento temores y peligros, la mayoría fundados, pero la realidad de hoy es otra. Vivimos en otro país y no podemos seguir buscándole soluciones a unos problemas que ya no tenemos, hoy tenemos que resolver otros problemas como por ejemplo el servicio al ciudadano. Hoy tenemos otro tipo de sociedad, una con vocación democrática. Si aquí a alguien se le ocurriera dar al traste o tratar de ir en contra del sistema democrático, estoy seguro de que no tendría apoyo de nadie.
Del proyecto de ley que cursa en la Asamblea Nacional y mediante el cual el Órgano Ejecutivo ha propuesto, entre otras medidas, colocar a parte de la Policía Técnica Judicial bajo la Dirección de la Policía Nacional. La propuesta ha despertado debate, preocupación en unos y disgusto en otros, bajo la sospecha que el esquema reviviría situaciones superadas y que dejaron malas experiencias en la ciudadanía.
Pero la de Panamá no es la única situación. Una poderosa transnacionalización del crimen organizado parece colocar en jaque a instituciones y Estados en la región. En diciembre del año pasado, por ejemplo, México debió desplazar a millares de sus efectivos militares hacia su frontera con Estados Unidos debido a la fortaleza que han tomado allí expresiones organizadas del narcotráfico. El año pasado también el gobierno brasileño del Presidente Lula Da Silva movilizó a un número considerable de miembros del ejército hacia fabelas de Río de Janeiro, donde también se ha hecho fuerte el narcotráfico.
En Centroamérica la llamada mara se ha convertido en reto formidable al Estado. Solo en Guatemala, a principios de este año, la opinión pública fue estremecida con el asesinato de tres parlamentarios salvadoreños, y luego los asesinos detenidos fueron ultimados en la propia cárcel. En el caso de Panamá la extraña muerte de un alto oficial de la Policía Técnica Judicial, la existencia de certificados de investigación falsificados, la quema de varias aldeas indígenas y la reciente detención de un cargamento de 20 toneladas de cocaína, no deja lugar a dudas de la creciente ola criminal, con rastros internacionales, sin contar los ilícitos locales.
¿Hacia dónde apuntan estos hechos? No sería exagerado pensar que algunas consideraciones básicas de seguridad nacional están en juego. La seguridad interna y la externa son tocadas por las expresiones organizadas del crimen, pero frontalmente la propia sociedad, a partir de la erosión evidente de instituciones cuya misión es precisamente velar por la seguridad ciudadana. Corregir esas situaciones y fortalecer los organismos de seguridad, en este caso el de investigación técnica, a partir de una fusión parece ser el norte de la propuesta sobre la cual conversamos con Rolando Mirones.
Semblanzas: La opinión pública percibe frustración por el incremento en la actividad delincuencial, y aparentes deficiencias en la acción de la policía.
RM: La población ha madurado lo suficiente como para entender que el problema de la delincuencia no es únicamente policial. Si bien es cierto que la primera reacción que tiene mucha gente es preguntar ¿qué pasa con la Policía? cuando lo piensa se da cuenta de que hay otra serie de factores y eso ha sido reconocido por el Gobierno Nacional, cuando propone una ley que está ahora mismo en la Asamblea Nacional.
Semblanzas: ¿Otros factores cómo cuáles?
RM: Como el migratorio, por ejemplo; los factores legales, la naturaleza de nuestras leyes, las limitantes que tiene no solamente la policía sino las limitantes que también tienen jueces y fiscales. Aquí mucha gente ha dicho, y tal vez hasta nosotros mismos hemos pecado al decir: "es que los agarramos y los fiscales y jueces los sueltan"; bueno sí, pero cuando analizamos bien, los fiscales y los jueces están regidos por una ley, y no pueden hacer más allá de lo que la ley les permite.
Semblanzas: ¿Asimetrías entre la legislación y la situación delincuencial?
RM: Eso es lo que se ha señalado con la nueva ley propuesta. Hay aspectos de algunas leyes, como por ejemplo la ley de menores; no se está atacando la ley en toda su magnitud: "hay aspectos de la ley de menores que impiden la acción de la Policía, la acción de los fiscales, que la acción de los jueces sea efectiva". Y eso es lo que se está revisando. Insisto, no se está en contra de toda una ley. Las personas que defienden la Ley 40 de menores dicen que "es que la ley 40 no se ha implementado", y tienen razón, porque esa ley no se ha implementado totalmente; así que no se trata de un ataque frontal a la ley, se trata de ciertos aspectos, como por ejemplo los términos que tiene un fiscal y un juez para poder investigar si una persona cometió o no un delito violento en el caso de los menores.
Semblanzas: ¿Está cargando la Policía Nacional con problemas que quizá hay que prorratear entre otras instituciones?
RM: Claro que sí. Pero esta administración ha hecho un esfuerzo por dar claridad en ese aspecto y yo creo que esa claridad ya existe. De repente tenemos que ir a tocar otras puertas si queremos respuestas en materia de seguridad. Claro que la Policía tiene un papel importantísimo, pero no es el único, y mientras sigamos viendo a la Policía como la única que tiene que responder por los problemas de seguridad no vamos a arreglarlos nunca.
Semblanzas: Pero eso es estratégico…
RM: Por supuesto.
Semblanzas: Mientras tanto el delito está allí…
RM: Está allí, y hay que atacarlo fuertemente. Ahí estamos de acuerdo.
Semblanzas: En el caso de Nueva York Rudholp Gulliani aplicó la estrategia de tolerancia cero ¿estamos rescatando algo de eso?
RM: Por ahí debemos caminar, pero debemos acordarnos de algo: la sociedad nos tiene que acompañar. Si nosotros comenzamos en Panamá con tolerancia cero veremos los reclamos de la gente, de "por qué me van a llevar, si yo solamente tiré un papel, o solamente me oriné en una esquina". Aquí tenemos por ejemplo transportistas encadenados frente a una institución del Estado, a veces causando tranques y problemas porque no quieren pagar boletas que se les pusieron porque ellos manejan mal. Y en este país no hay voces que salgan a decirles que eso es un abuso. Cómo es posible que alguien se atreva a decir: "no me cobre mis boletas, usted tiene que ver cómo me hace un arreglo". Tenemos en nuestro país situaciones difíciles. Aquí ha habido protestas por la aplicación de leyes, por actuar con orden. He escuchado a personas que decían, cuando estaban los operativos de tránsito: "cómo es posible, nos están avasallando". Avasallando porque un policía pide una licencia, o evita que alguien corra y que se mate en un carro; de verdad que también tenemos que cambiar como sociedad. Pero yo si creo que ese camino de la tolerancia cero es excelente porque la violencia es evolutiva.
Semblanzas: ¿Cómo se resuelven esas cosas incorporando la PTJ a la Policía Nacional?
RM: El tema PTJ-Policía, es uno que la Policía Nacional y su Director solamente puede ver desde la óptica de dar luces a la sociedad sobre lo que está plasmado en el proyecto. Yo sería incapaz, porque no me corresponde, de opinar ni darle una valoración a lo que está en la norma. Yo lo que si puedo decir es que la propuesta del Ejecutivo responde a una necesidad de brindar un mejor servicio al ciudadano. Hoy, si usted es víctima de un delito en su casa lo más probable es que llegue un policía primero y trate de tomar una serie de datos. Usted se va a sentir que está frente a una autoridad competente en el caso; ese policía probablemente acordone el área, pero finalmente le va a decir: "Señor tenemos que esperar que llegue la PTJ". Y probablemente la PTJ no va a llegar porque no tiene el personal suficiente, son aproximadamente mil quinientas personas a nivel nacional.
Semblanzas: ¿Y por qué en lugar de sumar a la PTJ a la Policía no se refuerza la PTJ?
RM: Hay una separación, y al final en esa separación, el policía dice, bueno esta no es mi responsabilidad, ya se cometió el delito y yo no tengo responsabilidad porque yo solo soy auxiliar de la PTJ. Y la PTJ dice: bueno yo no tengo el personal suficiente así que tampoco yo... y en esa grieta cae el ciudadano, que después de haber tratado con el policía le dicen váyase allá a presentar una denuncia, y casi siempre no la presentan. ¿Qué ocurre? En el contexto global, Panamá y Costa Rica son los únicos dos países en donde la investigación judicial no está dentro de la Policía. Yo me pregunto si será que el resto de los países estarán equivocados. Digamos que Panamá y Costa Rica tienen el buen sistema y el resto de los países están equivocados. A mi me parece que llegar a esa conclusión sería errado. Lo único que se está proponiendo es sumar esfuerzos. Ya existe dentro de la Policía Nacional una Dirección de Investigación e Información Policial, que es la famosa DIIP; existe la PTJ. De la PTJ toda esa gente que está capacitada, toda esa gente idónea, que existen mucha allí, no va a desaparecer. Lo que propone el proyecto, si se aprobara como está, es que ese personal trabaje con los de acá en la misma dirección, equiparados, homologados como miembros de la Policía Nacional, como ocurre con el resto de los países del mundo, excepto Costa Rica.
Semblanzas: Esta no es una experiencia nueva para Panamá. Primero fue La Secreta, adjunta a la Policía; luego el Departamento Nacional de Investigaciones (DENI), y las experiencias por las que pasó la sociedad panameña es lo que, posiblemente, la hace aprensiva a esta propuesta del Ejecutivo, porque de instrumento de investigación técnica pasaron a ser instrumentos de persecución.
RM El mal uso o el abuso del poder se puede dar hoy también sin ley nueva. Cualquiera en la PTJ puede determinar que va a hacer investigaciones políticas; cualquiera en la PTJ lo puede hacer y empezar a investigar a un político.
Semblanzas: Pero pasando a manos de la policía eso tendría una repercusión directa hacia el ejecutivo…
RM: No porque...
Semblanzas: Ahora la tiene hacia el Órgano Judicial.
RM: No tampoco. En la PTJ, en la práctica, como está hoy en día, prácticamente no hay jefe. El Director de la PTJ prácticamente es autónomo, esa es la realidad. Estoy hablando de lo práctico. Hay un mecanismo que se creó para nombrar y destituir al director de la PTJ. En la práctica cuál es el resultado de ese mecanismo, en la práctica no en teoría; en que prácticamente el Director de la PTJ es una persona autónoma. Entonces, insisto, hoy en día ese abuso de poder, ese uso de los instrumentos de seguridad del Estado para fines políticos se puede realizar sin ley. No es una nueva ley la que va a traer ese peligro, hoy en día existe ese peligro. Hoy cualquiera puede tener ingerencia en la PTJ y lograr una investigación política. Cualquiera en la Policía, teniendo la DIIP, también lo puede hacer; o sea que si la razón para negar la aprobación de la nueva ley es que hay posibilidad de abuso de poder, entonces eliminemos la PTJ y eliminemos el DIIP, y no tengamos organismos de investigación, porque esté en manos de quien esté siempre existe el peligro de que sea mal utilizado.
Semblanzas: La nueva propuesta contempla mecanismos para evitar esos excesos, para sancionar…
RM: Igual que existen hoy en día. Igualmente, el director actual de la PTJ puede y tiene facultad, no legal pero sí física, para llamar a un subalterno y decirle: "mire detective vaya y siga a fulano de tal". Pero el se arriesga a que a ese detective, en un futuro, lo entrevisten, le hagan una indagatoria, y ese detective diga: "espérese un momentito, yo seguí a fulano, pero yo recibí una orden". Eso es delito, utilizar los estamentos de seguridad del Estado para espiar por razones políticas. Ir en contra del sistema democrático es delito. Y esa posibilidad existe hoy en día sin una ley que una a la PTJ con el DIIP.
Semblanzas: Fortalecer al Estado ante la criminalidad... ¿cuáles son las ventajas que, a favor del ciudadano, se derivan de esta propuesta?
RM: 1- La famosa coordinación PTJ-DIIP. Todo el mundo lo dice; "es que no hay coordinación". Ya no habría necesidad de coordinación porque sería una sola unidad, ya no vamos a tener el problema de que un mismo caso lo estamos viendo por dos vías, una judicial y otra que no es judicial; los mismos funcionarios del Ministerio Público que a veces deciden llevar unas investigaciones con el DIIP otras veces deciden llevarlas con la PTJ, ya no van a tener esa confusión. Ahora tendremos, si es que se aprueba, una sola unidad trabajando en conjunto, no en coordinaciones, sino en conjunto. O sea, ahora vamos a tener más recursos para responder a la sociedad. Esa es una de las ventajas. Otra de las ventajas es el servicio al ciudadano. Ese ciudadano va a tener la ventaja de que cuando un policía llegue a su casa, porque desgraciadamente le robaron, ese policía tendría responsabilidad legal para: 1. salvaguardar la escena del crimen, una responsabilidad legal que ahora mismo no la tiene; 2. tendría que procurar el mejor proceso para recoger las pruebas y 3. tendría que darle seguimiento al caso. No podría decirle al ciudadano: "váyase a la PTJ a poner la denuncia", no. Él tiene que tomar la denuncia en el lugar, y es responsable de llamar a los expertos para que busquen huellas; ahora mismo eso no existe, y cualquiera persona que haya sido víctima de un robo lo puede decir. Otra de las ventajas, es que existiría una obligación legal para todos los miembros de la policía de actuar de manera adecuada y además vamos a tener la obligación de darle capacitación a ese personal.
Semblanzas: ¿En la propuesta se contempla algún mecanismo de depuración para que la Policía no cargue con situaciones irregulares que, por ejemplo, se han dado en la PTJ?
RM: Si usted va a hacer una nueva organización, sumar los mejores recursos de dos para crear una nueva, usted tendrá que fijarse a quién va a meter allí. La propuesta de ley lo que dice es que ese personal de allá pasa acá, a la Policía. Pero si yo voy a crear una nueva organización, evidentemente yo tengo que tener cuidado de a quién voy a dejar entrar allí. Y si hay personas que después de aplicarle las normas, después de darle las garantías del debido proceso, se encuentra que no son aptas para ejercer el cargo, obviamente que no va a estar en la nueva organización, sea que actualmente estén en la PTJ o en la Policía Nacional.
Semblanzas: Pero ese es el aspecto formal, en el caso de la PTJ, un alto funcionario murió en condiciones sumamente extrañas, no resueltas todavía, no ha habido capacidad para decir qué pasó. ¿La Policía va a cargar con eso?
RM: Vivimos en un Estado de Derecho que implica garantías, inclusive para las personas que están acusadas de cometer un delito. Hay que tener paciencia. La investigación del caso que usted menciona es una investigación que se está dando y todavía no se ha cerrado, y eventualmente estoy seguro que habrá un pronunciamiento de las autoridades judiciales en cuanto a ese caso.
Semblanzas: A propósito, una de las cosas que trasciende es la aparente existencia de estructuras paralelas dentro de la Policía, inclusive se habla hasta de dificultades por parte del Director para poder administrar este cuerpo policial. ¿Qué de cierto hay en eso?
RM: Totalmente erróneo. Hemos logrado, con el apoyo del resto del directorio de la Policía Nacional, un cambio de cultura institucional. Nadie, ninguna administración ha hecho un proceso de depuración más grande que el nuestro. Nadie lo ha hecho, y eso implica haber deshecho todas esas estructuras paralelas que pudieron existir antes de que iniciáramos la ejecución del Plan de Seguridad Integral. Claro que existían, pero ¿yo qué viene a hacer aquí? Yo no vine aquí a sentarme a hacer lo mismo de todos los días. A dejar que el tiempo pasara para cobrar la quincena, y a esperar que el período se acabara. No, no, no. Yo vine aquí a hacer una reingeniería que implicaba poner esto patas para arriba. Y básicamente es lo que hicimos. Hoy en día yo puedo decir que a año y medio de labor, con el equipo de trabajo, yo he cumplido con más del 50% de las metas que tenemos previstas. Pero ese 50% más duro era cambiar la cultura institucional: hoy en día la gente aquí entiende que la corrupción no paga, que el corrupto está marginado y que donde podamos probárselo, se va de aquí.
Semblanzas: ¿Y cómo incide eso en esta serie de actos inusitados, producto de eso que usted llama bomba migratoria?
RM: Si nosotros no tenemos una buena institución no podemos darle respuesta ala sociedad, y por eso ese cambio de cultura institucional va a rendir sus frutos y está rindiendo sus frutos, porque la gente lo está viendo. Hay gente que opinó, por ejemplo, en la encuesta del Latinobarómetro de las Américas, y está la Policía Nacional de número dos en credibilidad después de la Iglesia. Nadie ha querido hablar de esa encuesta y eso es lo que nos hace trabajar cada día con más ahínco porque sabemos que la población sabe lo que estamos haciendo. Esa institución más efectiva y más eficiente, a la cual le falta mucho por mejorar aun, se enfrenta a situaciones por ejemplo como la ola migratoria. ¿Hasta dónde puede la policía actuar? Hasta un punto, tiene sus limitantes, porque la policía no controla quién entra y quien no al país. El Departamento de Migración cuenta con unas normas que hay que cambiar, porque no podemos seguir recibiendo en el país a personas sin saber quiénes son.
Semblanzas: En 1990 las antiguas Fuerzas de Defensa fueron divididas en pedazos. Alguna gente está temerosa de que esos pedazos puedan volver a unirse, y que lo de la PTJ sea el primer paso ¿avanzamos hacia allá?
RM: No. Insisto. Nosotros debemos ver cuáles fueron las causas de esa separación y cuáles fueron las consecuencias. Volvemos y llegamos a las conclusiones de que había en ese momento temores y peligros, la mayoría fundados, pero la realidad de hoy es otra. Vivimos en otro país y no podemos seguir buscándole soluciones a unos problemas que ya no tenemos, hoy tenemos que resolver otros problemas como por ejemplo el servicio al ciudadano. Hoy en día tenemos otro tipo de sociedad, una sociedad con vocación democrática. Si aquí a alguien se le ocurriera dar al traste o tratar de ir en contra del sistema democrático, yo estoy seguro de que no tendría ningún tipo de apoyo de nadie.