Llega un nuevo aire en blanco y negro
- Yovanska Spadafora
Paredes, pisos y techos, lejos de producir agresividad y tensión quedan combinados simétricamente en armonía.
El estilo minimalista entra cada vez con más fuerza en todos los aspectos, especialmente decoración y moda.
Por ello, se abandonan materiales rústicos, tapizados estampados y coloridos múltiples, para dar paso a un estilo más sobrio- simple y elegante a la vez - propio del siglo XXI.
El blanco y el negro son los dos colores que se han asociado a lo largo de los años, con la sobriedad y la elegancia.
Su unión es la máxima expresión del contraste. Blanco y negro son los eternos polos opuestos, que siempre se atraen.
Su empleo en la decoración es un auténtico clásico, puesto que toda época ha hallado en ellos la mejor excusa para teñir sus diseños, ya fueran éstos recargados o infinitamente puros.
El equilibrio entre la luz de uno y la oscuridad del otro, ha sido resuelto con maestría por el interiorismo, ya que este juego bicolor ha sido recurso protagonista de muchos proyectos: su atractivo es imperecedero.
Si ambos se combinan dentro de una residencia u oficina , el efecto creado es el de un espacio con sensación de amplitud, con líneas simples, pero sofisticadas.
Una forma de compensar la sobriedad del color es con el contraste de las formas y dibujos, la combinación de franjas, cuadros o incluso lunares de diferentes tamaños, lo que aporta vida, un aire de desenfado e incluso un toque de picardía a las composiciones en blanco y negro.
Su innato encanto la coloca como favorita, dentro de las inagotables posibilidades con las que hoy son capaces de vestirse los espacios contemporáneos .
Unos la emplean como punto de partida para ir dibujando ambientes domésticos refinados, otros acaban incorporando detalles de ruptura, logrando un resultado sorprendente y alejado de los convencionalismos.
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