Lo soez y lo mal hablado tienen su diccionario
Publicado 2000/10/27 23:00:00
- Madrid
El castellano cuenta a partir de la fecha con un diccionario de argot que, con el título de "El sohez", con h, tal como se escribía antiguamente la palabra, permite aproximarse al lenguaje vivo, a la jerga y la germanía, así como a las palabras consideradas como "malhabladas".
"El sohez" es obra del lingüista y lexicógrafo Delfín Carbonell Basset, profesor en varias universidades americanas y actualmente director del Marshall Institute, que ya cuenta en su haber con varios diccionarios bilingües dedicados al argot, al lenguaje informal, a los modismos, a las formas malsonantes y a los refranes.
En esta ocasión ha reunido, ayudado por un equipo de profesionales, un total de 8.000 entradas y más de 20.000 citas demostrativas, entre eufemismos, insultos, clichés, solecismos, barbarismos, noñerías y jergas.
Desde "aborricar" en su acepción de aborrecer a "cabreo" por enfado, el diccionario nos explica que significa "puñetas", "pasarse por el forro", "meublé" o "mingurri".
También entran otras voces del habla coloquial, caso de botellón (beber entre amigos), papel, lacha, kilo (borrachera), además de expresiones como "dar puerta".
El diccionario se llama "El sohez" con h por decisión personal del autor, ya que, según declaró, la palabra llevó la hache intercalada hasta el siglo XVIII, cuando no tenía la connotación de obsceno o sucio que adquirió durante el siglo XIX, y porque de este modo pretende reivindicar su sentido de "popular, desenfadado, cotidiano, coloquial, familiar y callejero".
Delfín Carbonnell señaló que "el diccionario se ha escrito para llenar una laguna que existía en nuestro idioma", y que es un "diccionario de autoridades" porque todo lo que en él aparece está documentado.
Para confeccionarlo se han utilizado 2.500 citas del Corpus de Referencia del Español Actual (CREA) y las restantes han sido extraídas por el autor de centenares de novelas, revistas y diarios de todo tipo, así como de frases pronunciadas en programas de radio y televisión e incluso de canciones.
La mayor parte de las citas provienen de la segunda mitad del siglo XX, pero no faltan referencias a los clásicos y, por supuesto, a los escritores latinoamericanos.
"El sohez" es obra del lingüista y lexicógrafo Delfín Carbonell Basset, profesor en varias universidades americanas y actualmente director del Marshall Institute, que ya cuenta en su haber con varios diccionarios bilingües dedicados al argot, al lenguaje informal, a los modismos, a las formas malsonantes y a los refranes.
En esta ocasión ha reunido, ayudado por un equipo de profesionales, un total de 8.000 entradas y más de 20.000 citas demostrativas, entre eufemismos, insultos, clichés, solecismos, barbarismos, noñerías y jergas.
Desde "aborricar" en su acepción de aborrecer a "cabreo" por enfado, el diccionario nos explica que significa "puñetas", "pasarse por el forro", "meublé" o "mingurri".
También entran otras voces del habla coloquial, caso de botellón (beber entre amigos), papel, lacha, kilo (borrachera), además de expresiones como "dar puerta".
El diccionario se llama "El sohez" con h por decisión personal del autor, ya que, según declaró, la palabra llevó la hache intercalada hasta el siglo XVIII, cuando no tenía la connotación de obsceno o sucio que adquirió durante el siglo XIX, y porque de este modo pretende reivindicar su sentido de "popular, desenfadado, cotidiano, coloquial, familiar y callejero".
Delfín Carbonnell señaló que "el diccionario se ha escrito para llenar una laguna que existía en nuestro idioma", y que es un "diccionario de autoridades" porque todo lo que en él aparece está documentado.
Para confeccionarlo se han utilizado 2.500 citas del Corpus de Referencia del Español Actual (CREA) y las restantes han sido extraídas por el autor de centenares de novelas, revistas y diarios de todo tipo, así como de frases pronunciadas en programas de radio y televisión e incluso de canciones.
La mayor parte de las citas provienen de la segunda mitad del siglo XX, pero no faltan referencias a los clásicos y, por supuesto, a los escritores latinoamericanos.
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