María Olimpia de Obaldía y Gaspar Octavio Hernández
Publicado 2004/02/05 00:00:00
Hay dos figuras de la poesía panameña cuyas obras quedaron dentro de la modalidad modernista y posmodernista, aunque por año de nacimiento debieron militar en la primera generación vanguardista: María Olimpia de Obaldía (1891-1985) y Gaspar Octavio Hernández (1893-1918).
La primera se mantuvo fue a la poesía de sus años de formación, la modalidad modernista y posmodernista o mundonovista. Su poesía se concentra en la emoción que despiertas en ella el amor conyugal, su familia, el hogar y su tierra natal, de la que exalta sus paisajes y tradiciones.
El segundo vivió sólo 25 años. Los de la vigencia modernista, de 1905 a 1919, y sorprende por los conocimientos del oficio poético y la amplia cultura de su autor, un joven pobre sin una educación formal debido a que se vio en la necesidad de trabajar siendo aún niño.
Poemas como "Cristo y la mujer de Sichar", su poema más ambicioso, publicado por primera vez en su libro, Melodías del pasado, en 1915, muestran aciertos poéticos que revelan amplios conocimientos de la poética y sus reglas.
Hay búsqueda de nuevas combinaciones métricas, también de musicales rimas interiores y finales, y a diferencia de otros poemas de la época que también tratan profundamente la relación de Cristo y Magdalena, Hernández se extiende al tema de la justicia en la tierra. En sus poemas que tienen como tema la patria, "A Panamá", "Azul", Íntima", "Alma Patria", Hernández señala la amenaza que es para la identidad nacional la presencia norteamericana en Panamá por la construcción y la administración del Canal.
Su poema tan famoso, "Canto a la Bandera", y "Silencio Supremo", son llamado a la defensa del Panamá y a su símbolo supremo, la bandera. Pero aún en estos poemas, algunos de ellos publicados en La copa de Amatista, edición que organizó su amigo Demetrio Korsi en 1923 con los poemas dispersos en diarios y revistas, su lenguaje sonoro está poblado de dioses y personajes de la mitología griegas y latina, referencias al heroica antigüedad, lo que nos permite afirmar que lo más significativo de su obra lo vincula al modernismo.
Esto es hasta cierto punto una contradicción, pues no fue temática modernista la suerte de la exaltación de la nacionalidad. Y en sus numerosos sonetos sobresalen, los de versos endecasílabos, "Ego Sum", y "Melodía", ambos, auténticamente modernistas.
La primera se mantuvo fue a la poesía de sus años de formación, la modalidad modernista y posmodernista o mundonovista. Su poesía se concentra en la emoción que despiertas en ella el amor conyugal, su familia, el hogar y su tierra natal, de la que exalta sus paisajes y tradiciones.
El segundo vivió sólo 25 años. Los de la vigencia modernista, de 1905 a 1919, y sorprende por los conocimientos del oficio poético y la amplia cultura de su autor, un joven pobre sin una educación formal debido a que se vio en la necesidad de trabajar siendo aún niño.
Poemas como "Cristo y la mujer de Sichar", su poema más ambicioso, publicado por primera vez en su libro, Melodías del pasado, en 1915, muestran aciertos poéticos que revelan amplios conocimientos de la poética y sus reglas.
Hay búsqueda de nuevas combinaciones métricas, también de musicales rimas interiores y finales, y a diferencia de otros poemas de la época que también tratan profundamente la relación de Cristo y Magdalena, Hernández se extiende al tema de la justicia en la tierra. En sus poemas que tienen como tema la patria, "A Panamá", "Azul", Íntima", "Alma Patria", Hernández señala la amenaza que es para la identidad nacional la presencia norteamericana en Panamá por la construcción y la administración del Canal.
Su poema tan famoso, "Canto a la Bandera", y "Silencio Supremo", son llamado a la defensa del Panamá y a su símbolo supremo, la bandera. Pero aún en estos poemas, algunos de ellos publicados en La copa de Amatista, edición que organizó su amigo Demetrio Korsi en 1923 con los poemas dispersos en diarios y revistas, su lenguaje sonoro está poblado de dioses y personajes de la mitología griegas y latina, referencias al heroica antigüedad, lo que nos permite afirmar que lo más significativo de su obra lo vincula al modernismo.
Esto es hasta cierto punto una contradicción, pues no fue temática modernista la suerte de la exaltación de la nacionalidad. Y en sus numerosos sonetos sobresalen, los de versos endecasílabos, "Ego Sum", y "Melodía", ambos, auténticamente modernistas.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.