Matilde, la eterna compañera de Gil Blas Tejeira
Publicado 2005/11/27 00:00:00
- Yessika Valdés
AMOR verdadero. De ello puede hablar con propiedad Matilde Jaén Jaramillo, quien un 21 de septiembre de 1925 contrajo nupcias con Gil Blas Tejeira. Y, treinta años después de la desaparición física del periodista, escritor y diplomático, aún le ama y respeta como cuando pronunció el "sí quiero", ante el altar.
"Un hombre correctísimo, como ya no se encuentran muchos, muy querido por sus amigos, así era Gil Blas Tejeira. Fue un buen esposo, un gran papá y un excelente escritor", nos dice la Sra. Matilde en amena tertulia.
Sus ojos color claros brillan de una manera especial cuando habla de Gil Blas: su esposo, amigo y compañero con quien compartió más de 40 años.
La vida unió a Matilde y Gil Blas. Ella, a sus 98 años, que cumplió el 23 de noviembre pasado, conserva y lee y relee las cartas que él le mandaba.
Eran vecinos. lo conoció cuando ella era adolescente. Ambos vivían en Penonomé, su lugar de nacimiento, próximos a una tienda propiedad de un primo de él, relata esta dama. Desde el principió Gil Blas causó en ella una buena impresión, admite. Pero, él se fue unos años a Bocas del Toro. Cada uno siguió su vida y con el tiempo se volvieron a ver, se trataron más y decidieron contraer nupcias.
Gil Blas era hijo de Aquilino Tejeira. Ella, de Manuela Jaramillo Guardia y José Eusebio Jaén Arosemena.
La señora Matilde, proveniente de una familia numerosa, se graduó en 1926 en la Normal de Institutoras. Siempre fue maestra de 1er. grado. Disfrutó mucho de la docencia, nos dijo.
Tiene cuatro nietos y una nieta política. Y una tres biznietos. Algunos de sus familiares viven en el exterior.
Se pone muy contenta cuando de salir se trata, sobre todo cuando dicen que van para Penonomé, pero ya no la movilizan mucho por su fragilidad.
"Fuimos el fin de semana a Penonomé, a ver llover, pero aun así vale la pena, está sabroso. Le tengo miedo a los relámpagos", nos dice riéndose Matilde, quien es una gran declamadora. Se sabe varios poemas de memoria. Y nos hizo una demostración a Carlos Castro y a mí.
Recalcó que le gusta mucho declamar. Y compartió con nosotros un secreto: "me pongo a recitar cualquier poesía y la gente que pasa por aquí dirá que esa vieja está loca. Pero no me importa yo soy feliz recitando".
A doña Matilde también le encantan el helado y el skimopie. Sin embargo, por su edad avanzada tiene que conformarse con comer Sure con galleta, nos dijo su hija Bertilda, quien agregó que para que non se aburra "siempre ando inventándole algo. Le invento potajes".
Como no ve bien, como pasatiempo, aparte de conversar y recordar los viejos tiempos, suele escuchar música. ¿La preferida? romántica.
Su casa nos comenta, "es una biblioteca habitada, hay muchos libros. En todos los cuartos. Muchos son de Gil Blas. Era un gran lector. Yo le recortaba las crónicas y se las guardaba".
Sigue recordando: "..era un tomador de pelo y de muy buen carácter". Relató que "una vez Bertilda su hija Bertilda, que estaba en segundo grado, me preguntó: "¿Mamá, qué es una tilde". Yo le iba a contestar y él se me adelantó y le dijo que era un palito que se le pone a una vocal en la palabra cuando una pronuncia una sílaba con fuerza. Luego Bertilda dijo: "entonces mi mamá se llama Ma palito?" Todos reímos".
Ella conserva una cajeta llena de cartas de él. Sus hijas y las muchachas que la cuidan se las leen cuantas veces ella se los pida.
"Todavía tengo puestos los dos anillos. El suyo y el mío", nos dice, mientras nos muestra la mano izquierda.
Aunque han pasado treinta años de su partida, Gil Blas vive en el recuerdo de su familia, especialmente Doña Matilde suele hablar mucho de él.
"Mis amigos son mis amigos para toda la vida", solía decir él.
Y, cuando se separaban (así fuera por un par de días) él estaba pendiente de llamarla y enviarle cartas, porque eran muy unidos.
Su rostro ajado por el tiempo sonríe cuando habla de él. Lo conoció cuando tenía 15 años. Fue feliz Muy pocas veces se separaron y tuvieron tres hijas: Isis, Bertilda y Olimpia.
"Un hombre correctísimo, como ya no se encuentran muchos, muy querido por sus amigos, así era Gil Blas Tejeira. Fue un buen esposo, un gran papá y un excelente escritor", nos dice la Sra. Matilde en amena tertulia.
Sus ojos color claros brillan de una manera especial cuando habla de Gil Blas: su esposo, amigo y compañero con quien compartió más de 40 años.
La vida unió a Matilde y Gil Blas. Ella, a sus 98 años, que cumplió el 23 de noviembre pasado, conserva y lee y relee las cartas que él le mandaba.
Eran vecinos. lo conoció cuando ella era adolescente. Ambos vivían en Penonomé, su lugar de nacimiento, próximos a una tienda propiedad de un primo de él, relata esta dama. Desde el principió Gil Blas causó en ella una buena impresión, admite. Pero, él se fue unos años a Bocas del Toro. Cada uno siguió su vida y con el tiempo se volvieron a ver, se trataron más y decidieron contraer nupcias.
Gil Blas era hijo de Aquilino Tejeira. Ella, de Manuela Jaramillo Guardia y José Eusebio Jaén Arosemena.
La señora Matilde, proveniente de una familia numerosa, se graduó en 1926 en la Normal de Institutoras. Siempre fue maestra de 1er. grado. Disfrutó mucho de la docencia, nos dijo.
Tiene cuatro nietos y una nieta política. Y una tres biznietos. Algunos de sus familiares viven en el exterior.
Se pone muy contenta cuando de salir se trata, sobre todo cuando dicen que van para Penonomé, pero ya no la movilizan mucho por su fragilidad.
"Fuimos el fin de semana a Penonomé, a ver llover, pero aun así vale la pena, está sabroso. Le tengo miedo a los relámpagos", nos dice riéndose Matilde, quien es una gran declamadora. Se sabe varios poemas de memoria. Y nos hizo una demostración a Carlos Castro y a mí.
Recalcó que le gusta mucho declamar. Y compartió con nosotros un secreto: "me pongo a recitar cualquier poesía y la gente que pasa por aquí dirá que esa vieja está loca. Pero no me importa yo soy feliz recitando".
A doña Matilde también le encantan el helado y el skimopie. Sin embargo, por su edad avanzada tiene que conformarse con comer Sure con galleta, nos dijo su hija Bertilda, quien agregó que para que non se aburra "siempre ando inventándole algo. Le invento potajes".
Como no ve bien, como pasatiempo, aparte de conversar y recordar los viejos tiempos, suele escuchar música. ¿La preferida? romántica.
Su casa nos comenta, "es una biblioteca habitada, hay muchos libros. En todos los cuartos. Muchos son de Gil Blas. Era un gran lector. Yo le recortaba las crónicas y se las guardaba".
Sigue recordando: "..era un tomador de pelo y de muy buen carácter". Relató que "una vez Bertilda su hija Bertilda, que estaba en segundo grado, me preguntó: "¿Mamá, qué es una tilde". Yo le iba a contestar y él se me adelantó y le dijo que era un palito que se le pone a una vocal en la palabra cuando una pronuncia una sílaba con fuerza. Luego Bertilda dijo: "entonces mi mamá se llama Ma palito?" Todos reímos".
Ella conserva una cajeta llena de cartas de él. Sus hijas y las muchachas que la cuidan se las leen cuantas veces ella se los pida.
"Todavía tengo puestos los dos anillos. El suyo y el mío", nos dice, mientras nos muestra la mano izquierda.
Aunque han pasado treinta años de su partida, Gil Blas vive en el recuerdo de su familia, especialmente Doña Matilde suele hablar mucho de él.
"Mis amigos son mis amigos para toda la vida", solía decir él.
Y, cuando se separaban (así fuera por un par de días) él estaba pendiente de llamarla y enviarle cartas, porque eran muy unidos.
Su rostro ajado por el tiempo sonríe cuando habla de él. Lo conoció cuando tenía 15 años. Fue feliz Muy pocas veces se separaron y tuvieron tres hijas: Isis, Bertilda y Olimpia.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.